*Por Ángel Rico
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Señoría, me dirijo a usted con la venia
del artículo 20.1.a de la Constitución Española , en relación a su auto emitido sobre
las Diligencias Previas 105/2012. Respeto el auto, pero no lo comparto en
ninguna de las partes que lo componen. Empezaré confesando que he dejado
transcurrir algunas horas, tras la lectura de su, ya, famoso auto, antes de
tomar el lápiz para escribirle esta misiva, por tanto las siguientes palabras
son el fruto de la meditación y no solo de la indignación.
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Con el debido respeto, quiero creer, Señoría, que la suma de estupideces (1ª acepción del DRAE) que se recogen en las ocho
páginas de su auto, fueron dictadas por su afán de protagonismo, en lugar de
por una, presunta, falta de pericia en
el oficio. Lo que hace que mi indignación por su auto aumente, por las
derivaciones del mismo.
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En las futuras –revueltas callejeras—habrá un antes y un
después al 4 de octubre de 2012, donde aquellos que quieren cambiar el estatus
socio político del Estado, con
algaradas en las calles porque no son conocedores del Preámbulo de la Constitución que
dice: --La Nación española, deseando
establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de
cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución
y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. Consolidar un Estado de Derecho que asegure el
imperio de la ley como expresión de la voluntad popular— dispondrán de,
equivocados, argumentos para tratar de
conseguir con los gritos, los cambios en el Estado social y democrático de Derecho, en el que está constituida España, y que no les dieron los votos.
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Me he imaginado ¿qué ocurriría si se realizase una,
hipotética, convocatoria con la denominación –Ocupemos la Audiencia Nacional-- ?
Con un número de 42.162 posibles
participantes y las personas convocadas a participar fuesen 608.983; metabolizando
su auto, la policía no debería realizar un perímetro de seguridad, en torno al
edificio de la A.N.
puesto que, según su auto, no cabría deducir que los participantes intentasen
rebasar el, teórico, perímetro de seguridad ni, por tanto, “penetrar en la A.N .”. Puesto que los gritos,
voces y consignas de los radicales solo y exclusivamente, buscarían rodear el
edificio judicial. Y si estos
esgrimiesen, “instrumentos peligrosos” (adoquines, macetas de albañil, pilas,
cincel, etc.), no por ello habría que deducir que esos instrumentos peligrosos
fueran para entrar en la
A.N. Surgiendo varias preguntas: -- ¿Cuándo debería la
policía, según los parámetros de su Señoría,
entender que, en esta hipótesis, debería actuar?; ¿Cuándo apareciesen por las
ventanas del edificio, al menos, tres jueces con sus cabezas hacía abajo,
cogidos por los pies por varios de los manifestantes? Ó ¿Harían falta mas
evidencias para que se asumiese que los
cafres son cafres?
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Soy de la opinión que la policía, en la anterior
hipótesis, debería actuar tal y como lo hizo en el Congreso de los Diputados, marcando un perímetro de seguridad con
elementos que impidan que la algarada penetrase en la Audiencia Nacional.
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Usted ha dejado escrito que: --el hecho de convocar bajo
los lemas de rodear, permanecer de forma indefinida, exigir un proceso de
destitución y ruptura del régimen vigente, mediante la dimisión del Gobierno en
pleno, disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado, abolición de la actual Constitución e iniciar un proceso de
constitución de un nuevo sistema de organización política, económica o social en
modo alguno puede ser constitutivo de delito--. Yo añado que es un ejemplo de
estupidez, puesto que en España no
hay un sistema democrático directo, ya
que –el Pueblo no toma las decisiones, sino que elije a los que toman las
decisiones--. La soberanía nacional reside en el Pueblo español, del que emanan
los poderes del Estado. La forma
política del Estado español es la Monarquía
parlamentaria. Y esa realidad no se puede cambiar con voces, ni con ataques, a
los diputados o, hipotéticamente, a los jueces de la Audiencia Nacional , ni a la
policía, que se encargaría de impedirlo.
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Doctores tiene la Iglesia ,
pero si, a su juicio, los hechos acaecidos en el perímetro de seguridad del Congreso de los Diputados no es un “ataque contra los altos organismos de la Nación ”,
¿cuándo deberemos entender que sí lo es? Si la policía no lo hubiese impedido,
los algaradores del 25S habrían
expuesto por las ventanas del Congreso
a varios diputados cabeza abajo cogidos por los pies. Y habría sido, ya, imposible
parar los ataques a los altos organismos
del Estado. ¡Demasiado tarde!
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De la lectura de su auto, Señoría, se deduce que usted no dedica mucho tiempo a la literatura
clásica, y que solo lee los informes que vislumbran: --“la decadencia de la
denominada clase política”— Pero, ¿qué opina usted de los informes sociológicos
que coinciden en “la convenida decadencia
de la denominada clase judicial”? Usted como juez, no tiene fuerza moral, para
reprender a los políticos, porque ambas clases, --la judicial y la política--,
gozan de la misma antipatía del Pueblo.
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En el momento actual –hoy-- confieso que me sentiría más seguro cerca de
los miembros y fuerzas de la
Seguridad del Estado, que ante miembros del
poder Judicial, como usted, que han olvidado que: -La justicia emana del Pueblo
y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del
poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos
únicamente al imperio de la ley--, que tienen una evidente necesidad de
protagonismo olvidando que, la
Constitución dice
en su Artículo 118: -- “Es obligado
cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales,
así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y
en la ejecución de lo resuelto”--. Me permito recordarle, Señoría, que en Cataluña hay cuatro sentencias del Tribunal Supremo que no se cumplen por los representantes del Estado y, además, se jactan de no
hacerlo. Utilice su pericia para que esas sentencias se cumplan de forma
inmediata, devolviendo, al Pueblo, la confianza en la Justicia.
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…He dicho!
.
*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
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