viernes, 5 de octubre de 2012

Carta abierta al Magistrado-Juez Pedraz


*Por Ángel Rico
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Señoría, me dirijo a usted con la venia del artículo 20.1.a de la Constitución Española, en relación a su auto emitido sobre las Diligencias Previas 105/2012. Respeto el auto, pero no lo comparto en ninguna de las partes que lo componen. Empezaré confesando que he dejado transcurrir algunas horas, tras la lectura de su, ya, famoso auto, antes de tomar el lápiz para escribirle esta misiva, por tanto las siguientes palabras son el fruto de la meditación y no solo de la indignación.
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Con el debido respeto, quiero creer, Señoría, que la suma de estupideces (1ª acepción del DRAE) que se recogen en las ocho páginas de su auto, fueron dictadas por su afán de protagonismo, en lugar de por una, presunta,  falta de pericia en el oficio. Lo que hace que mi indignación por su auto aumente, por las derivaciones del mismo.
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En las futuras –revueltas callejeras—habrá un antes y un después al 4 de octubre de 2012, donde aquellos que quieren cambiar el estatus socio político del Estado, con algaradas en las calles porque no son conocedores del Preámbulo de la Constitución que dice: --La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular— dispondrán de, equivocados,  argumentos para tratar de conseguir con los gritos, los cambios en el Estado social y democrático de Derecho, en el que está constituida España, y que no les dieron los votos.
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Me he imaginado ¿qué ocurriría si se realizase una, hipotética, convocatoria con la denominación –Ocupemos la Audiencia Nacional--? Con un número de 42.162  posibles participantes y las personas convocadas a participar fuesen 608.983; metabolizando su auto, la policía no debería realizar un perímetro de seguridad, en torno al edificio de la A.N. puesto que, según su auto, no cabría deducir que los participantes intentasen rebasar el, teórico, perímetro de seguridad ni, por tanto, “penetrar en la A.N.”. Puesto que los gritos, voces y consignas de los radicales solo y exclusivamente, buscarían rodear el edificio judicial.  Y si estos esgrimiesen, “instrumentos peligrosos” (adoquines, macetas de albañil, pilas, cincel, etc.), no por ello habría que deducir que esos instrumentos peligrosos fueran para entrar en la A.N. Surgiendo varias preguntas: -- ¿Cuándo debería la policía, según los parámetros de su Señoría, entender que, en esta hipótesis, debería actuar?; ¿Cuándo apareciesen por las ventanas del edificio, al menos, tres jueces con sus cabezas hacía abajo, cogidos por los pies por varios de los manifestantes? Ó ¿Harían falta mas evidencias para que se asumiese  que los cafres son cafres?
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Soy de la opinión que la policía, en la anterior hipótesis, debería actuar tal y como lo hizo en el Congreso de los Diputados, marcando un perímetro de seguridad con elementos que impidan que la algarada penetrase en la Audiencia Nacional.
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Usted ha dejado escrito que: --el hecho de convocar bajo los lemas de rodear, permanecer de forma indefinida, exigir un proceso de destitución y ruptura del régimen vigente, mediante la dimisión del Gobierno en pleno, disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado, abolición de la actual Constitución e iniciar un proceso de constitución de un nuevo sistema de organización política, económica o social en modo alguno puede ser constitutivo de delito--. Yo añado que es un ejemplo de estupidez, puesto que en España no hay un sistema democrático directo,  ya que –el Pueblo no toma las decisiones, sino que elije a los que toman las decisiones--. La soberanía nacional reside en el Pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria. Y esa realidad no se puede cambiar con voces, ni con ataques, a los diputados o, hipotéticamente, a los jueces de la Audiencia Nacional, ni a la policía, que se encargaría de impedirlo.
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Doctores tiene la Iglesia, pero si, a su juicio, los hechos acaecidos en el perímetro de seguridad del Congreso de los Diputados no es un “ataque contra los altos organismos de la Nación”, ¿cuándo deberemos entender que sí lo es? Si la policía no lo hubiese impedido, los algaradores del 25S habrían expuesto por las ventanas del Congreso a varios diputados cabeza abajo cogidos por los pies. Y habría sido, ya, imposible parar los ataques a los  altos organismos del Estado. ¡Demasiado tarde!
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De la lectura de su auto, Señoría, se deduce que usted no dedica mucho tiempo a la literatura clásica, y que solo lee los informes que vislumbran: --“la decadencia de la denominada clase política”— Pero, ¿qué opina usted de los informes sociológicos que coinciden en  “la convenida decadencia de la denominada clase judicial”? Usted como juez, no tiene fuerza moral, para reprender a los políticos, porque ambas clases, --la judicial y la política--, gozan de la misma antipatía del Pueblo.
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En el momento actual –hoy--  confieso que me sentiría más seguro cerca de los miembros y fuerzas de la Seguridad del Estado, que ante miembros del poder Judicial, como usted, que han olvidado que: -La justicia emana del Pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley--, que tienen una evidente necesidad de protagonismo olvidando que, la Constitución dice en su  Artículo 118: -- “Es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto”--. Me permito recordarle, Señoría, que en Cataluña hay cuatro sentencias del Tribunal Supremo que no se cumplen por los representantes del Estado y, además, se jactan de no hacerlo. Utilice su pericia para que esas sentencias se cumplan de forma inmediata, devolviendo, al Pueblo,  la confianza en la Justicia.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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