martes, 13 de noviembre de 2012

La realidad de un sistema con olor a podrido


*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que un servidor colabora con varias organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro, que tienen entre sus objetivos: --la ayuda a los sectores más débiles,  la formación, la defensa del medio ambiente, el desarrollo rural y la obtención de energías renovables--. Cuando hemos recurrido al “sistema” para realizar programas de formación, nos hemos encontrado que los asociados de estas ONGs no tienen derecho a formación porque en España, lo referido a formar a los trabajadores  corresponde en exclusiva a la “Fundación Tripartita”, es decir: --si no se pertenece a la patronal del régimen  “CEOE”, o a los sindicatos del régimen “CC.OO – UGT” no se tiene derecho a formar a los asociados propios.
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Cuando, para formar a trabajadores del sector agrario y poder desarrollar proyectos innovadores, creadores de empleo, buenos para el medio ambiente y participantes en la Seguridad Energética Nacional, se llama a la puerta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, nos encontramos con: --La Ley que regula los órganos consultivos del Estado en el ámbito agroalimentario y de determinación de las bases de representación de las organizaciones profesionales agrarias--. Y que en resumen permite, de facto, que: --los de siempre sean los únicos beneficiados por los ayudas para la formación y funcionamiento organizativo--.
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Para que usted, respetado lector, lo entienda, el asunto es similar al que ocurriría en su ayuntamiento si los partidos elegidos en las últimas elecciones llegasen al acuerdo de que “aceptan esa representación indefinidamente, y están de acuerdo que siga siendo así por los siglos de los siglos y, por tanto, no hay por qué volver a realizar elecciones nunca más”. Así funciona la representatividad del sector agrario español. –Los que están, llegaron al acuerdo de que la proporcionalidad de la representatividad agraria siga siendo como es y, las ayudas, derivadas de esa proporcionalidad, sigan siendo las que son, porque más vale lo conocido que lo que –con nuevas elecciones-- se podría conocer--.
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Estas absurdeces del sistema, ocurren también con la representatividad del sector del Transporte, en el Ministerio de Fomento, y los representantes de la sociedad en la Comisión Nacional de la Energía y la representatividad de los trabajadores autónomos. Por tanto, no es de sorprender que el resultado de un sistema que huele  a podrido, nos ofrezca unos datos de desempleados, según la EPA, de seis millones de personas, y desde el Gobierno de España y de las CC.AA se siga tocando el violón.
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Mientras que no hay ayudas para la formación profesional, sorprende que los burócratas castellano-manchegos aplicando como único fin político, la necesidad de ahorrar y, por tanto, no se implican en ningún proyecto emprendedor, aunque el proyecto suponga una importante creación de empleo, porque habría que aportar ayudas para la formación, mientras que los mismos burócratas mantienen con dinero de los contribuyentes --la televisión regional que tuvo, en 2011, un coste de 52 millones de euros, ingresando por publicidad solo 2,7 millones--. (El 5% del coste total)
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Llegados a este punto, los afectados deben hacer algo más que hundirse en la melancolía y el desespero. El imperfecto sistema solo podrá renovarse desde el mismo sistema. Tenemos la necesidad de hacer que trabajen, los que hasta ahora,  han aportado poco para que empecemos a percibir las mejoras, es decir, los políticos en los diferentes niveles y responsabilidades.
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No es bueno, permanecer en la inopia política, delegando la solución a nuestros problemas en: --“indignados sin formación”, en “sindicatos paniaguados”, en  “antisistema  inviables” ó en “partidos políticos clandestinos”--. ¿Cómo hacerlo? Respuesta:--Transmitiendo nuestros proyectos e inquietudes a los parlamentarios más cercanos--. Porque eso es el parlamentarismo, y aquellos parlamentarios que ofrezcan soluciones a nuestras sugerencias, contarán con nuestro voto, y aquellos (la mayoría) que opten por la indiferencia, contarán con nuestro desprecio y nuestra denuncia. La política no es mala, solo los malos políticos lo son.
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Cuando el artículo 1.3 de la Constitución Española indica que: --La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria—Nos está diciendo que la aprobación de leyes nuevas que sean necesarias, o el cambio de las existentes,  solo puede hacerse mediante el parlamentarismo en las Cortes Españolas. Y el parlamentarismo es: --El sistema político en que el poder legislativo está confiado al Parlamento y ante el cual es responsable el gobierno--. Es decir, a los ciudadanos y sus organizaciones, nos toca negociar, presionar, convencer al Gobierno de España, a los gobiernos regionales y a los parlamentarios de nuestra provincia, de que se impliquen en la solución de los problemas, porque de no hacerlo, les denunciaremos como parte del problema. Manifestaciones a la griega en la calle, solo conseguirán perjudicar a ciudadanos que no tienen culpa, perder nuestro tiempo y la credibilidad de nuestras razones.
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A los colectivos y partidos políticos vociferantes en la calle, pero que no son capaces de reflejar en un documento escrito sus propuestas a los problemas, con correcta utilización de sujeto, verbo y predicado, hay que decirles, que su papel pseudo revolucionario, ahora no toca. En Democracia, solo la Democracia es el camino. Pretender utilizar la fuerza contra el sistema, es no darse cuenta que el sistema es más fuerte que nosotros. Es tiempo de “la fuerza de la razón” más que de “la razón de la fuerza”. Conclusión a la que llegaremos con la huelga general de mañana, día 14. Quienes han dejado a España en la bancarrota, carecen de fuerza moral para proponer las soluciones.
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…He dicho!
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*Es Presidente de GEA&GEA

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