martes, 15 de abril de 2014

Elegir representantes que no nos avergüencen

*Por Ángel Rico
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Las noticias sobre Ucrania indican que la situación está empeorando por momentos, las ansias zaristas de Putin se han unido con la apatía de la banda (DRAE: Conjunto de instrumentistas, con o sin cantantes, que interpreta alguna forma de música popular) de dirigentes occidentales, es decir: --se juntaron el hambre con las ganas de comer--. Y es que, en política, las cosas no ocurren “porque sí”, sino que hay una serie de actitudes u omisiones que las provocan. En el caso que nos ocupa, lo que más está prevaleciendo es la falta de liderazgo personal, por parte de los representantes internacionales. Nunca en la Historia hubo una confluencia de tantos políticos mediocres jugando en la misma partida internacional, a saber: --Barack Hussein Obama; Ban Ki-moon; John Kerry; Anders Fogh Rasmussen, Durão Barroso; Herman Van Rompuy y Catherine Ashton—frente a las ansias de poder de Putin.
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Un servidor, como observador de la cosa pública, dediqué un tiempo para investigar en la hemeroteca y leer lo qué opinó al respecto el, a mi juicio, más carismático e influyente Secretario de Estado de Estados Unidos, en los gobiernos de Richard Nixon y Geral Ford, además de Consejero de Seguridad Nacional y, Premio Nobel de la Paz en 1973, es decir: --Henry Kissinger--, y aunque parezca difícil de creer ya escribió sobre la “debilidad de Europa” (en relación con Polonia) en The New York Times, en febrero de 1982. --Si controlamos estas cuestiones y creamos así una política coherente, la crisis polaca producirá un beneficio duradero. Si no lo conseguimos, recordaremos estos momentos como un alto decisivo en la historia occidental, en el que no podremos pensar sin avergonzarnos--. (sic) Aquellas opiniones aparecieron bajo los títulos: --Estados Unidos debe definir una estrategia internacional coherente”  y “Los aliados occidentales han reaccionado tarde y mal ante los sucesos polacos” “Un plan de reorganización de la OTAN” y “Las condiciones para la paz: Occidente y la URSS(Los Angeles Times, julio de 1984)—
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Coincido en lo escrito al respecto por el profesor Felipe Sahagún: -- Su voz y su experiencia (de Kissinger), en crisis como la de Ucrania, exhalan una sabiduría, una neutralidad y una sensatez que ya quisiera para sí la mayor parte de los dirigentes actuales y sus flamígeros voceros--. Y en esa nebulosa de voces sin dirección, ni coherencia, Putin se ha convertido en el verdadero líder político que, paso a paso, está toreando las amenazas y vocecitas de todos los demás mientras va realizando el guión expansionista establecido previamente.
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En la crisis de Ucrania el Ministro de Exteriores de España, García-Margallo, será de la opinión que: --Habrá que ver las causas de la desafección de los ciudadanos crimeos y de otras zonas del Este para querer abandonar Ucrania--, olvidando aquello de que –hay gente que quiere ser cola de león, en lugar de cabeza de ratón--. En esa necesidad de protagonismo incurable por parte de Margallo, y para presionar a Putin que, a su vez, amenaza con “cortar el suministro de gas al Este de la Unión Europea, principalmente a Polonia, Suecia, Finlandia, República Checa y Alemania” ha declarado,  urbi et orbe, –España garantizaría el suministro de gas (del Magreb y del Mezgad) a Europa si Rusia cerrara el grifo--. Inmediatamente se reunió el Ala Este del Kremlin para preguntarse: --¿España es ese país que no garantiza que se cumplan, en su propio territorio, las sentencias de su Tribunal Supremo?, ¿ese país donde los españoles no tienen garantizado –en España— poder estudiar en español? …Ah, entonces no hay de qué preocuparse, concluyeron.
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Mientras la retórica se propaga de aquí para allá, y las amenazas a Putin, no pasan de eso –de amenazas— el este de Ucrania se desmorona como un azucarillo. En el Kremlin saben perfectamente que el, hipotético, envío de fuerzas armadas de la ONU a Ucrania necesita imperativamente el acuerdo del Consejo de Seguridad, donde Putin utilizará su derecho de veto. Es decir salvo retórica vana, no habrá nada más que amenace la política de hechos consumados de Putin.
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Ahora que estamos en el camino a las elecciones al Parlamento Europeo, procede que asumamos que no es conveniente enviar a Europa a cualquiera; porque esta será la legislatura de la política europea y, en las listas electorales conocidas hasta ahora hay demasiadas personas que carecen del mínimo exigido, para dejar en sus manos el futuro de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. No pongo en cuestión su valía personal, ni humana, pero sí ¡y mucho!, su falta de capacidad política para construir un futuro de seguridad, estabilidad y crecimiento. Y coincido en lo que, al respecto, dijo Kissinger: --“El noventa por ciento de los políticos dan mala reputación al diez por ciento restante”—  Votando a los representantes adecuados conseguiremos influir en aquellos políticos internacionales que no pasarán a la Historia por su sagacidad y trabajo.
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La política es una responsabilidad donde se  debe actuar pensando que los problemas se tienen que resolver; y en las listas al Parlamento Europeo, hay demasiadas personas, entre los veinte primeros puestos que, una vez que han conseguido que les coloquen ahí, se dedicarán a administrar el tiempo de la legislatura, pensando que deberá ser otros quienes resuelva los problemas. Unas porque su tiempo ya pasó, otras porque nunca sirvieron para aquello para lo que han sido designadas y otros porque son un verdadero lastre para la política, en general y, para el sentido común, en particular. Hoy, como entonces escribió Kissinger, hay que tener presente que: --Si controlamos estas cuestiones y creamos así una política coherente, en la Unión Europea, producirá un beneficio duradero. Si no lo conseguimos, recordaremos estos momentos como un error decisivo en la Historia Occidental, en el que no podremos pensar sin avergonzarnos.
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...He dicho.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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