*Por Ángel Rico
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Las
noticias sobre Ucrania indican que
la situación está empeorando por momentos, las ansias zaristas de Putin se han unido con la apatía de la
banda (DRAE: Conjunto de
instrumentistas, con o sin cantantes, que interpreta alguna forma de música
popular) de dirigentes occidentales,
es decir: --se juntaron el hambre con las ganas de comer--. Y es que, en
política, las cosas no ocurren “porque sí”, sino que hay una serie de actitudes
u omisiones que las provocan. En el caso que nos ocupa, lo que más está
prevaleciendo es la falta de liderazgo personal, por parte de los
representantes internacionales. Nunca en la Historia
hubo una confluencia de tantos políticos mediocres jugando en la misma partida
internacional, a saber: --Barack Hussein
Obama; Ban Ki-moon; John Kerry; Anders Fogh Rasmussen, Durão Barroso; Herman
Van Rompuy y Catherine Ashton—frente
a las ansias de poder de Putin.
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Un
servidor, como observador de la cosa pública, dediqué un tiempo para investigar
en la hemeroteca y leer lo qué opinó al respecto el, a mi juicio, más
carismático e influyente Secretario de
Estado de Estados Unidos, en los
gobiernos de Richard Nixon y Geral Ford, además de Consejero de Seguridad Nacional y, Premio Nobel de la Paz en 1973, es decir: --Henry Kissinger--, y aunque parezca
difícil de creer ya escribió sobre la “debilidad de Europa” (en relación con Polonia)
en The New York Times, en febrero de 1982. --Si controlamos estas cuestiones y creamos así una política
coherente, la crisis polaca producirá un beneficio duradero. Si no lo
conseguimos, recordaremos estos momentos como un alto decisivo en la historia
occidental, en el que no podremos pensar sin avergonzarnos--. (sic) Aquellas opiniones aparecieron bajo los títulos: --Estados Unidos debe definir una estrategia internacional coherente” y “Los aliados occidentales han reaccionado
tarde y mal ante los sucesos polacos” “Un plan de reorganización de la OTAN ”
y “Las condiciones para la paz: Occidente
y la URSS ” (Los Angeles Times, julio de 1984)—
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Coincido
en lo escrito al respecto por el profesor Felipe
Sahagún: -- Su voz y su experiencia (de Kissinger), en crisis
como la de Ucrania, exhalan una
sabiduría, una neutralidad y una sensatez que ya quisiera para sí la mayor
parte de los dirigentes actuales y sus flamígeros voceros--. Y en esa nebulosa
de voces sin dirección, ni coherencia, Putin
se ha convertido en el verdadero líder político que, paso a paso, está toreando
las amenazas y vocecitas de todos los demás mientras va realizando el guión
expansionista establecido previamente.
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En
la crisis de Ucrania el Ministro de Exteriores de España, García-Margallo, será de la opinión que: --Habrá que ver las causas
de la desafección de los ciudadanos crimeos y de otras zonas del Este para
querer abandonar Ucrania--,
olvidando aquello de que –hay gente que quiere ser cola de león, en lugar de
cabeza de ratón--. En esa necesidad de protagonismo incurable por parte de Margallo, y para presionar a Putin que, a su vez, amenaza con
“cortar el suministro de gas al Este de la Unión Europea ,
principalmente a Polonia, Suecia,
Finlandia, República Checa y Alemania”
ha declarado, urbi et orbe, –España
garantizaría el suministro de gas (del Magreb
y del Mezgad) a Europa si Rusia cerrara
el grifo--. Inmediatamente se reunió el Ala
Este del Kremlin para
preguntarse: --¿España es ese país
que no garantiza que se cumplan, en su propio territorio, las sentencias de su
Tribunal Supremo?, ¿ese país donde los españoles no tienen garantizado –en España— poder estudiar en español? …Ah,
entonces no hay de qué preocuparse, concluyeron.
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Mientras
la retórica se propaga de aquí para allá, y las amenazas a Putin, no pasan de eso –de amenazas— el este de Ucrania se desmorona como un
azucarillo. En el Kremlin saben
perfectamente que el, hipotético, envío de fuerzas armadas de la ONU
a Ucrania necesita imperativamente el
acuerdo del Consejo de Seguridad,
donde Putin utilizará su derecho de
veto. Es decir salvo retórica vana, no habrá nada más que amenace la política
de hechos consumados de Putin.
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Ahora
que estamos en el camino a las elecciones al Parlamento Europeo, procede que asumamos que no es conveniente
enviar a Europa a cualquiera; porque
esta será la legislatura de la política europea y, en las listas electorales
conocidas hasta ahora hay demasiadas personas que carecen del mínimo exigido,
para dejar en sus manos el futuro de nuestros hijos y de los hijos de nuestros
hijos. No pongo en cuestión su valía personal, ni humana, pero sí ¡y mucho!, su
falta de capacidad política para construir un futuro de seguridad, estabilidad
y crecimiento. Y coincido en lo que, al respecto, dijo Kissinger: --“El noventa por
ciento de los políticos dan mala reputación al diez por ciento restante”— Votando a los representantes adecuados
conseguiremos influir en aquellos políticos internacionales que no pasarán a la Historia
por su sagacidad y trabajo.
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La
política es una responsabilidad donde se
debe actuar pensando que los problemas se tienen que resolver; y en las
listas al Parlamento Europeo, hay
demasiadas personas, entre los veinte primeros puestos que, una vez que han
conseguido que les coloquen ahí, se dedicarán a administrar el tiempo de la
legislatura, pensando que deberá ser otros quienes resuelva los problemas. Unas
porque su tiempo ya pasó, otras porque nunca sirvieron para aquello para lo que
han sido designadas y otros porque son un verdadero lastre para la política, en
general y, para el sentido común, en particular. Hoy,
como entonces escribió Kissinger, hay
que tener presente que: --Si
controlamos estas cuestiones y creamos así una política coherente, en la Unión Europea, producirá un beneficio duradero. Si no lo conseguimos, recordaremos estos momentos como un error decisivo en la Historia Occidental, en el que no podremos pensar sin avergonzarnos.
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...He dicho.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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