domingo, 21 de mayo de 2017

El peligro de “zotal-izar”, exclusivamente, la política

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que días atrás en una conversación,  con un mediano empresario autónomo,  sobre el momento político actual, salió a colación lo referido a la corrupción que corroe la vida política y la necesidad de devolver al pueblo lo que tiene que ser del pueblo: –la capacidad de decidir quién le gobierna--; y el tal, Gómez, primero me recordó lo que en “La mala hora”, escribió, Gabriel García Márquez: --Es todo el pueblo y no es nadie--. Y cuando le repliqué que, ya hay algún partido político preocupado por ayudar a “descorrupcionar” (perdón por el palabro) la vida pública, Gómez, me puso un ejemplo real, que cito:
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--Me comentó el caso de Rupérez, una persona conocida en el entorno por estar especializado, por herencia familiar, en lo referido a “desinfectar instalaciones ganaderas, almacenes, viviendas deshabitadas, zonas destinadas a las mascotas,  zonas para uso comunitario en comunidades de vecinos, y zonas públicas urbanas, así como en vehículos de transporte comunitario (trenes, aviones, autobuses, ambulancias,  etc)”. Negocio que fue decayendo y, ahora, Ambrosio Rupérez, ha querido cambiar de profesión, y dedicarse a la hostelería, porque es un gran cocinero; dándose la paradoja de que, en varios establecimientos hoteleros, le han rechazado, tras varios días de buen trabajo, no por ser negligente en la elaboración de excelentes platos gastronómicos, sino porque “la clientela ha mostrado su descontento con que una persona ligada a los servicios de desinfectación, especializado en la “zotalización de instalaciones diversas sea el responsable de cocinar la comida para la familia propia”—
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--Ante esos datos, le pregunté a Gómez: --¿Por qué siendo un buen cocinero, los clientes le rechazan?--; siendo respondido: --Porque la clientela, tiene asumido (de forma errónea) que, el bueno de Ambrosio Rupérez, huele por entero a “Zotal” (perdón por hacer uso de esta marca) y seguirá oliendo, el resto de su existencia, al conocido desinfectante; oponiéndose a que alguien con un (imaginario) olor a antiséptico manipule los guisos y ensaladas que ha de ingerir la familia. Porque como escribió, Carlos Monsiváis: --Somos aquello en lo que creemos, aún sin darnos cuenta--.
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Esa realidad debe estar presente en la vida política actual, porque las creencias o prejuicios del electorado, más temprano que tarde, acaban apareciendo en el recuento de resultados electorales. Y surgirá la pregunta entre, la decepcionada, cúpula del, hipotético, partido: --¿Por qué si somos tan limpios, no nos han votado de acuerdo a nuestras previsiones?--, y deberán aprender, tras la decepción y la derrota que, como escribió, William James:--Un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios—Y, ese electorado, no quiere a su lado a alguien que (imaginariamente) “solo huela a Zotal”;  una sucesión de prejuicios que impedirán que las cosas sean como quisieran que sean, y acabarán siendo como  debieran haber previsto si conocieran lo que, al respecto, dice la sociología: --Es difícil saber cómo actuará una persona, pero sí como lo hará un colectivo concreto--.
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Un país que va a la deriva, además de bidones de desinfectante, --necesita una brújula, un rumbo determinado, y transmitir la seguridad de que se sabe, y se está dispuesto, a  liderar el timón,  para tranquilizar a los pasajeros de la nave--; haciéndoles creer que,  además de estar libres de parásitos, se llegará a puerto seguro. En una situación tan descontrolada y peligrosa, como la realidad política actual,  es necesario el liderazgo.  Y respecto al liderazgo ya lo dijo Margaret Thatcher: --“Ser líder es como ser mujer. Si le tienes que decir a la gente que lo eres, entonces no lo eres” / “Gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas” (Peter Drucker)— No se puede seguir al pairo, mientras se “zotalizan” los rincones de la Nación. Al mismo tiempo, hay que introducir los cambios que la sociedad necesita, siendo los más urgentes los referidos con el monopolio del mercado de la energía; y a razonalizar, por ejemplo, las facturas energéticas, eliminando, el sinsentido de que los diversos gobiernos permitan que, se siga facturando el IVA, sobre otro impuesto (impuesto de combustibles e impuesto eléctrico), en el consumo de electricidad o de combustibles; es decir –impuesto sobre un impuesto--. O que en el país con más sol de toda Europa, sea donde más difícil y caro resulta utilizar la energía solar para autoconsumo. Para estos cambios no se necesitan, procesos judiciales que duran más de 10 años; esto se puede resolver, con un acuerdo del Consejo de Ministros, de un viernes para un lunes. Claro que habrá que decidir, si se viste el traje de líder, o el de desinfectador de establos.
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Y, vista la realidad y necesidades de los diferentes territorios, se puede sugerir, además, que se retome la filosofía de aquel Plan Hidrológico Nacional, de acuerdo con lo recogido en el artículo 45.2 de la Constitución Española, donde se establece que "los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva". Propuesta que, en su momento, contó con el apoyo mayoritario de las Cortes Españolas, y la unanimidad de los parlamentos de Valencia, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, y que fue derogado en abril de 2005, proponiendo la alternativa de que: --el agua dulce de los ríos españoles, se vierta al mar y una vez mezclada con el agua salada, extraer ese agua para, mediante desaladoras, convertir el agua salada, en agua dulce--.

Claro, que ya lo dijo, Adlai E. Stevenson II: --Es difícil dirigir la caballería si piensas que te ves gracioso montando a caballo— Hay que aprender la lección, en el caso del bueno de Ambrosio Rupérez, y ponerse manos a la obra, sabiendo, como dijo, Albert Einstein: --¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio— y teniendo presente a, Friedrich Nietzsche: --Hacer grandes cosas es difícil, pero ordenar grandes cosas lo es aún más--  Ergo, manos a la obra, y por el buen camino, sabiendo que en España los “zotalizadores” tienen la misma imagen que los inquisidores y los acusicas.
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Y. puestos a “zotalizar” instituciones sugiero se empiece por la, politizada, Audiencia Nacional, que ha cumplido cuarenta años de vida tras su creación −por decreto ley 1/1977, de 1 de enero− dos años antes de la aprobación de la Constitución, siendo en este momento un estamento anacrónico, sin ninguna garantía de especialización cuando se elije a sus miembros. Y una vez en el buen camino para independizar la Justicia, procedería reformar la Constitución (del artículo 159 al 165) para que el Tribunal Constitucional pase a ser una sala del Tribunal Supremo, en lugar del “tribunal supremo del Supremo”.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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