domingo, 23 de enero de 2011

La Democracia es cara y hay que pagarla

*Por Ángel Rico
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…De esta guisa se justificaba uno de los padres de la patria en relación al asunto de los “pinganillos del Senado”. Otro vergonzoso ejemplo de la distancia que existe entre la España real y los carísimos poderes públicos que pagamos los contribuyentes.
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Este, en la actualidad, senador, que lleva en la vida pública toda su vida, es uno de los más claros síntomas de que la cosa está mal y del por qué hemos llegado a la actual situación de crisis financiera en la que se encuentra España, que nos ha llevado a la quiebra.
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La cuestión no es que “la Democracia sea cara”, se trata que “la Democracia nuestra es imperfecta”. Una imperfección que esta carcomiendo la convivencia y la esperanza de los ciudadanos. Unos políticos que reciben del erario público unos grandes estipendios, que les garantiza no tener que preocuparse de su sostenimiento diario, mientras el resto de contribuyentes tenemos que luchar por salir adelante, en un sistema lleno de trampas y contradicciones legisladas, precisamente, por esos políticos, que insultan a la ciudadanía cuando realizan declaraciones como que “la Democracia es cara y hay que pagarla” justificando así el insensato derroche simbólico del Senado, al poner en práctica la extravagancia de los “pinganillos” para entenderse en los debates parlamentarios.
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A los contribuyentes de a pié, nos sobran los “pinganillos” y los políticos que justifican la necesidad de los mismos. Y llegados a este punto, con el mismo desparpajo que este mencionado “padre de la patria” defiende la farsa de la interpretación simultánea para entenderse en el Senado, yo defiendo la necesidad del urgente cambio de la Ley Electoral, para que adecue a la representación real, la actual superchería de una representación nacionalista redundante y tramposa, dentro de la unidad del Estado.
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Si la “política es el arte de lo posible”, el acuerdo sobre la interpretación simultánea en el Senado es la “provocación innecesaria” para nosotros, el Pueblo, Con el riesgo de haberse llegado a un punto de inmoralidad, provocación, bravata, baladronada, jactancia, engreimiento, suficiencia, petulancia, envanecimiento, desden, desprecio, burla, vilipendio, insulto, infamia, de la clase política, inadmisible para los administrados que los elegimos y les pagamos el sueldo. Y esa actitud debe acabarse.
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Si Lincoln definió la Democracia como: “el Gobierno del Pueblo, para el Pueblo y con el Pueblo”, habrá que coincidir que muchos de los políticos que, hoy representan al Pueblo español, lo están haciendo sin pensar en la mayoría de los representados. Provocando males que, al final, corresponderá al Pueblo pagar y solucionar. En esta Democracia imperfecta nuestra, no se cumple la teoría política de la representación proporcional, porque un pequeño grupo de nacionalistas, con menos votos, tiene de facto más poder que la mayoría de electores, forzando acuerdos particulares, injustos y caros que pagamos el resto de ciudadanos.
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Estamos afectados por una serie de acuerdos políticos como “la inmersión lingüística” que en algunas regiones de España impide aprender en español. El reparto de privilegios, donde unos son más iguales que otros. En planes de empleo en unas regiones sí y en otras no, etc. Demostrando que lo que importa no es el interés de la mayoría, sino garantizarse el mantenimiento de las prerrogativas (como fin en sí mismo) de esta estirpe de privilegiados que son los políticos del sistema.
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Cuando un Gobierno desprecia a un sector importante, como el del Transporte de Mercancías por Carretera, ignorando las reiteradas peticiones del mismo. Cuando ese mismo Gobierno, predica una política energética renovable no contaminante y, al mismo tiempo, autoriza mediante un real decreto, ayudas a las empresas que usan carbón español, muy caro y contaminante, para generar electricidad. Cuando el petróleo (brent) se cotiza (hoy) a 97,56 dólares por barril y el gasóleo lo tenemos que pagar (hoy) 1,25 euros por litro, habiendo un potencial industrial de tres millones de toneladas/año para producir biodiesel nacional y, al mismo tiempo, se mantienen tres millones y medio de hectáreas de tierras en barbecho, hay que llegar a la conclusión de que para esta casta de políticos la Democracia no es el “medio mediante el cual se busca el bien común”.
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Y hay es donde tiene que evidenciarse la reacción de la ciudadanía, marginando a esa clase de políticos y, a los partidos que los incluyen en sus listas electorales, presionando mediante la desesperanza colectiva, para que no sean elegidos quienes gobiernan en contra del Pueblo, porque siempre el titular del poder político seguimos siendo nosotros, el Pueblo. Debiendo adaptarse el Gobierno al Pueblo, no al contrario. Y aquí es donde se evidencia la importancia de cada uno de los ciudadanos, porque tenemos en nuestro poder la capacidad de elegir a los que pueden hacer de la política un instrumento para mejorar la calidad de nuestra vida y a los que han demostrado su profunda incompetencia e hipocresía interesada, el poder de mandarlos a su casa. ¡Hagámoslo!
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…He dicho!
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*Es miembro de APAE (Asociación de Periodistas Agrarios Españoles)

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