viernes, 30 de agosto de 2013

Ser o no ser rescatados

*Por Ángel Rico
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Decían los clásicos que –quien no se conforma es porque no quiere--, y en esa “conformitis” autocomplaciente están –el Gobierno de España, algunos gobiernos autonómicos y la prensa amiga--, inmersos en una letanía cansina de “España va bien, España va bien”. La realidad, vista desde la zona civil, es decir, donde se encuentran los contribuyentes anónimos es que “España no va bien”. Y llegados a una situación de tal discrepancia, lo procedente no es discutir los datos, sino comprobarlos.
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Uno de los mensajes más repetidos por el Gobierno de España y por la prensa amiga es, gracias a RajoyEspaña no ha tenido que ser rescatada”, lo que, además, de no ser exactamente verdad, (porque el dinero que nos prestaron las autoridades monetarias internacionales, acabó –de facto-- con la independencia legislativa nacional) al anónimo ciudadano le da igual; mejor dicho: --para el contribuyente anónimo habría sido mejor que “España hubiese sido rescatada” porque de esa forma se habría puesto fin a los desmanes de comunidades autónomas, privilegios de sindicatos, patronal y patronalillas” con el consiguiente ahorro para la Hacienda Pública, esa que los contribuyentes tenemos que mantener cubierta--.
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Salvo la “prima de riesgo” que ha disminuido, el resto de parámetros no son para estar satisfechos. Porque siendo cierto, que la prima de riesgo es menor que hace un año, también es cierto que la deuda del Estado  es hoy mayor que hace un año. Luego, al contribuyente anónimo –a usted y a mí, respetado lector-- tanto nos da la situación de hoy, --con menor prima, pero mayor deuda, que la de hace un año con mayor prima, pero menor deuda--. La deuda del Estado, con Rajoy, llegará a final de año al 92 por ciento del PIB, (960.000 millones de euros). Solo Grecia (24,1%) e Irlanda (18,3%) han aumentado su deuda en un año más que España (15,5%); la deuda pública española supera los 21.000 euros por habitante. ¿Esta realidad es para estar contentos?
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La UE puso a España un tope de déficit público –diferencia entre lo que se gastará y se espera ingresar— del 6,5 por ciento para el ejercicio de 2013, y en el reparto del esfuerzo, nacional y regional, acordado para conseguir los objetivos de estabilidad y lograr la consolidación fiscal, del último Consejo de Política Fiscal y Financiera, se quedó desfasado nada más terminar la reunión; porque las regiones incumplidoras, seguirán incumpliendo los objetivos pactados. Y cuando aún no nos habíamos repuesto del injusto reparto del sacrificio entre comunidades autónomas, nos encontramos que el Estado, mediante el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), tendrá que hacerse cargo de los “bonos patrióticos de Cataluña”: --El Gobierno de España deberá avalar una emisión de bonos de 3.200 millones de euros antes de final de año--. ¿Hay motivos para la satisfacción, en permitir que Cataluña gaste más, y para ello el resto de España tengamos que gastar menos?
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Otro de los parámetros para medir si “España va, o no, bien” es el índice de desempleo. Los datos oficiales de la Unión Europea, indican que en España que gobierna Rajoy, el  26,3 por ciento de los ciudadanos activos está sin trabajo; y en Castilla-La Mancha que gobierna Cospedal, el 30 por ciento está sin trabajo. El desempleo medio de la UE es del 10,9 por ciento. Y, Portugal, que nos debe servir de ejemplo en muchas cuestiones, nos demuestra que – aún, habiendo sido rescatado— tiene “solo” el 16,5  por ciento de paro. Datos que en España se necesitarán, al menos, dos legislaturas para igualarlos.
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La “conformitis” debe ponerse a prueba analizando el  Producto Interior Bruto nacional (PIB), que es el indicador económico que refleja la producción total de bienes y servicios en un determinado periodo de tiempo y que se emplea, a nivel internacional, para valorar la actividad económica o riqueza, en este caso, de España. El PIB de 2012 de España fue 1.049.525 y la variación en lo que llevamos de 2013 es del -2,8. (Un -1,6 en el segundo trimestre) ¿Este dato es para estar contentos?
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Lo único que va bien, afortunadamente, es el Turismo, donde España recibirá en 2013, más de 60 millones de turistas extranjeros, --impulsado por los problemas en Egipto o Turquía, y por la mejoría económica de los países emisores--. El sector ha realizado unas ofertas interesantes, adaptadas a la realidad del momento, lo que ha tenido unos resultados satisfactorios. Donde le Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ha tenido un protagonismo indirecto.
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En este departamento gubernativo, el tiempo se dedicó a encarecer los costes de la energía, y por tanto la competitividad industrial, dificultando la potenciación de la energía renovable nacional, impidiendo el desarrollo del biodiésel, manteniendo al mismo tiempo 3,5 millones de improductivas, pero subvencionadas, hectáreas de barbecho. Un lujo que España no se puede permitir. Y para hacérnoslo más difícil, como recoge la revista norteamericana, Forbes: --“Sin ideas y endeudada, España pone sus miras en gravar con impuestos el sol”— (sic)  muy crítica con la última reforma energética del gobierno español sobre energías renovables. Señala que se busca reducir la deuda con impuestos y multas “increíblemente onerosos” sobre el mismo comportamiento que antes alentaron. Incluso advierte que puede provocar “desobediencia civil a gran escala”.
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Con el “rescate oficial de España” estaría implícito obligar a las comunidades autónomas, a adaptarse a la realidad y recortar costes fijos. Sin el rescate y sin fuerza moral ni política en el Gobierno de España, las autonomías seguirán manteniendo unas estructuras caras de mantener, correspondiendo a los contribuyentes anónimos sufragar los gastos de una casta que vive de espaldas a la realidad, en una “España que, objetivamente,  no va bien”.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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