domingo, 8 de septiembre de 2013

Un país que no se respeta a sí mismo, no puede pretender el respeto de los demás

*Por Ángel Rico
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Cuando la décimo segunda potencia económica mundial, España, es permanentemente ridiculizada por figuras tan chuscas como  el “Gibraltar de Picardo”, la “Bolivia de Morales”,  la “Venezuela gobernada, por el colombiano, Maduro”, o la arruinada y venida a menos “Cataluña de Mas” no puede pretenderse, en la partida política mundial, merecer el respeto del resto de países serios. Algo que la decisión del COI realizada en Buenos Aires, ha puesto –negro sobre blanco--, la opinión que se tiene de España, cuando hay que pasar de la retórica a los votos.
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Japón es una potencia, económica y política, seria que es merecedora de organizar unos Juegos Olímpicos.  Pero Turquía, es un compendio político, religioso e ignorante de 73 millones de habitantes que caminan hacia ninguna parte. Solicitan su entrada en la Unión Europea, y al mismo tiempo mantienen la Sharía como fuente suprema del Derecho. La ciudadanía turca, espera que se repita la historia de 1934, y aparezca un nuevo Mustafa Kemal, para convertirse en el moderno “Atatürk” (Padre de los turcos) para devolverles la libertad que las obligaciones musulmanas, les están impidiendo. Una Turquía, hoy, donde no todos los ciudadanos son iguales, existiendo distintos derechos si se es, kurdo, circasiano, zazas, bosnio, georgiano, laz, gitano, árabe, griego, albanés o armenio. Un país que se constituyó como tal, en 1923, mediante al Tratado de Lausana, y que con el actual (desde 2003) Primer Ministro, Recep Teyyip Erdoğan, ha cambiado el rumbo, retrocediendo hacia el sultanato del siglo XIX, en lugar de hacia las posibilidades de libertad del siglo XXI. Un país que no se merece ingresar en la UE, ni organizar unas olimpiadas. Por eso resulta tan insultante que la candidatura de Madrid 2020 haya caído en la primera ronda y frente a Estambul.
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Ahora los burócratas del COE y del Gobierno de España,  justifican la derrota, de Madrid 2020, por la actuación poco elegante del Presidente del COI, Jacques Rogge, que –al evitar la concesión de las olimpiadas 2020 a Madrid, la candidatura de París 2024 tendría más posibilidades--. Una actuación que, de ser cierta, sería similar a la que en su momento realizó Juan Antonio Samaranch a favor de Barcelona 92.  No admitir que las decisiones de los miembros del COI, están tomadas con anterioridad al acto de proclamación es no vivir en la realidad. Creer que la inspiración a los miembros del COI les vendría, con la brisa de Puerto Madero, en Buenos Aires, escuchando un tango de Gardel, mientras saboreaban un té mate, es una estupidez.
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Muy pocos discuten que la candidatura de Madrid 2020, objetivamente, era la mejor de las tres finalistas. Entonces ¿Por qué fue derrotada en la primera ronda? Porque a los miembros del COI, les da igual que las olimpiadas sean en uno o en otro lugar, el romanticismo del juego limpio en el deporte, se desmorona, cuando se empieza por no existir juego limpio en la decisión del lugar donde los deportistas deben competir, y, además, las prebendas de los miembros del COI seguirán vigentes, independientemente de donde se realicen los juegos. Por tanto  a la hora de votar, se olvidan del “principio ético del COI” y de los demás principios del olimpismo moderno, concebidos por Pierre de  Freddy y Barón de Coubertin, en 1894,  y siguen las directrices interesadas de sus respectivos países.
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La Carta Olímpica dice que el Olimpismo es una “filosofía de vida” y si, en realidad hubiese miembros del COI que creyesen en esa sentimental filosofía, a saber: --Búsqueda de excelencia del individuo, donde el ser humano forma parte de la comunidad mundial, para conseguir el equilibrio entre lo bueno y lo bello, con el fortalecimiento mental, espiritual y físico, cultivando sus virtudes, obteniendo como resultado el equilibrio fundamental hacia la excelencia— acabaría preguntándose, al ver haciendo campaña a favor de Madrid 2020, por los pasillos de la convención olímpica al, mediocre, Ministro de Industria, Energía y Turismo, el mismo que cambió las reglas y la legislación en materia de energías renovables, donde bastantes de los países que votaron, tenían cuantiosas inversiones en España en proyectos energéticos que se han visto perjudicadas por el cambio legislativo;  ¿si un país que cambia las reglas en la economía en mitad del partido, es merecedor de la confianza olímpica?. Por los resultados, los miembros del COI puros (si los hubiera o hubiese) han considerado que un país marrullero en materia energética, debe ser marrullero en materia deportiva.
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Yo lamento que Madrid 2020, se haya quedado fuera de la organización de las olimpiadas, sobre todo porque mis hijos formaban parte del numerosísimo equipo de “Voluntarios”. Pero también lamento, la tenue respuesta del Gobierno de España, frente a los insultos y afrentas del alcalde de Gibraltar, al usurpar con chulería la territorialidad de nuestra nación. Lamento, los reiterados insultos del Gobierno de Cataluña, donde además de faltar el respeto a la Historia común, saquea –una y otra vez—la Hacienda Pública de los españoles. Lamento ver a terroristas condenados, paseando por las calles. Y lamento que, la clase política actual crea que sus acciones, mediocridades u omisiones, no tendrán consecuencias. Lo ocurrido anoche en Buenos Aires, demuestra lo contrario. Cuando nos perdemos el respeto a nosotros mismos, es incoherente que esperemos respeto por parte de los demás. ¡Fin de la cita!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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