domingo, 1 de diciembre de 2013

Consecuencias en el PP, por el “quid pro quo” de los votantes del PP

*Por Ángel Rico
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Es sabido que “en la vida no hay premios ni castigo, sino consecuencias”; esa máxima deben ir asumiéndola los dirigentes del PP, en general, y los candidatos de ese partido en las próximas elecciones, en particular.
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¿Por qué digo esto? –Porque, se está extendiendo entre los votantes del PP y, sociológicos votantes futuros, la consigna de que, para interaccionar con las incomprensibles actuaciones de las políticas del PP, y puesto que –no se percibe vida inteligente en la política del PSOE--, habrá que utilizar las papeletas del PP para transmitir la opinión de los electores a la clase política--.
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¿Cómo transmitirán esa opinión? –Depositando en las urnas las papeletas del PP, pero habiendo tachado previamente el nombre de aquellos candidatos que han demostrado una reiterada incompetencia y falta de atención o de respeto hacia los intereses de los electores--. De esa forma, técnicamente habrán votado al PP, pero al tachar el nombre de los –mediocres, incompetentes, soberbios y arrogantes— candidatos, quedaría invalidado el voto, viéndose perjudicados el resto de candidatos del PP que hayan actuado de una forma más racional.
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En las diferentes reuniones de colectivos sociales perjudicados por las políticas del PP, en general, y de los políticos de cada circunscripción, en particular, se coincide que: --si la dirección del PP, propone a políticos triviales como candidatos, para las elecciones Europeas, Regionales, Municipales y Generales (cuando correspondan) los votantes del PP, votarán al PP, pero haciendo notar su importante protagonismo en la cosa política, dejando de ser invisibles--. Y quien deba entender, que entienda.
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Aquellos/as políticos/as, que en la actual legislatura se hayan caracterizado por: --no responder a las solicitudes de reunión realizadas por colectivos determinados, ocultándose tras el despreciable silencio administrativo, deben ser conscientes que su nombre será señalado por la delatante tinta del bolígrafo electoral. Consecuencias que tendrán que ser tenidas en cuenta por todos aquellos que se verán perjudicados por tan vergonzante compañía.
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Y es que, las actuaciones en política deben tener consecuencias, porque: --Las decisiones de ayer y de hoy, serán las consecuencias del mañana--.
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Que a los candidatos del PP (o del PSOE) no les voten ciudadanos sociológicos del PSOE (o del PP en caso contrario) no tiene demasiada importancia, porque lo tienen asumido; pero que voten al partido electores sociológicamente identificados con el partido propio, y que el voto no sirva al quedar invalidado, al ser tachado el nombre de los –mediocres, soberbios, arrogantes, inútiles--, es otra cuestión.
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Los partidos políticos, no son ni buenos ni malos, es la actitud de sus representantes, quienes los hacen simpáticos o insoportables, porque: --¿Qué culpa tiene el partido político de José María Aznar, de Gregorio Ordóñez, de María San Gil, por ejemplo, de la actuación de Carlos Iturgaiz, en el Parlamento Europeo, de Mariano Rajoy, Alberto Ruiz-Gallardón, Jorge Fernández Díaz y José Manuel Soria,  en el Gobierno de España, o de María Luisa Soriano, (y Cospedal por permitirlo) en el Gobierno de Castilla-La Mancha? Y aquí es donde aparecen las consecuencias del “quid pro quo” político. –Les trataremos con la misma diligencia o indolencia que cómo ustedes nos hayan tratado en el pasado--.  ¿Esta reacción la entienden ustedes?
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El distanciamiento entre la actuación de los políticos y las consecuencias de esas acciones, deben desaparecer, de forma tal que: --los políticos asuman que ante cada acción política, habrá una reacción social  directa para quienes protagonicen los actos, por acción o por omisión; reacción, incluso de los propios partidarios --, principalmente ahora, que –al no existir las candidaturas abiertas--, tachar el nombre de un mediocre, afectará al resto de las candidaturas.
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Sectores como: --los autónomos del transporte de mercancías por carretera;  los emprendedores en energía nacional y renovable; los jóvenes que podrían tener trabajo y no lo tienen, etc., y las familias y amigos de todos ellos, y de otros colectivos, tendrán la palabra y el bolígrafo para apoyar o denigrar el currículo político de cada cual. Las consecuencias de aceptar, en las candidaturas electorales, ir en peligrosas compañías, tendrá consecuencias. Sobre todo, cuando salir o no elegidos, ganar o perder, será cuestión de un puñado de votos.
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Cuando el peso total del sector del transporte por carretera en el PIB, en todos sus componentes macroeconómicos (gasto público, empleo, fiscalidad impositiva, consumo e inversión) es de enorme importancia en el marco de la economía nacional e influye en la actividad y desarrollo de otros sectores productivo como el industrial o el turismo, y  la existencia de políticos que dificultan la actividad, merece que tal mediocridad, tenga consecuencias.
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Empieza a ser necesario que el resto de políticos perjudicados, por las consecuencias derivadas de la apatía de sus colegas, levanten la voz para dejar claro que hay gente que deberá estar fuera de la actividad política. Es más sabio el que se atiene de antemano a las propias consecuencias de sus malas acciones, que el que se lamenta cuando las sufre.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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