lunes, 16 de junio de 2014

14.089 días y 14.088 noches

*Por Ángel Rico
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Mi primer acto público de “movimiento social” podría fecharse en los días anteriores al 22 de noviembre de 1975 cuando, tras la muerte del dictador Franco, hubo la posibilidad de: --conseguir un número suficiente de interesados para asistir a “la coronación de Juan Carlos I” y en ese caso, comunicarlo en la “Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos” para que pusiesen a disposición del grupo un microbus--. Nosotros desde Tomelloso, fuimos 23 personas.
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Aunque han pasado, 14.089 días, lo recuerdo como si hubiese sido ayer; el viaje y la niebla, la caminata desde donde nos dejó el autobús hasta la Plaza de Oriente en Madrid, la gente, ¡mucha gente! y yo, con aquel horrible gorro de lana con los colores de la bandera nacional, viendo pasar los reyes, en coche descubierto con la Compañía de Lanceros a caballo y, después, el saludo a la multitud desde el balcón del Palacio Real; donde, hasta entonces, era Franco, como Jefe del Estado, el que habitualmente dirigía su discurso a la multitud: --“Españoles, la situación corresponde a una conspiración masónica izquierdista…” (sic)-- (El 1 de octubre de 1975 fue la última vez que el dictador habló desde el balcón)
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A la mayoría de aquellos jóvenes --¡éramos tan jóvenes!-- que viajamos aquel día  a un acto tan singular, nos movía, fundamentalmente, el espíritu de la aventura de un viaje a Madrid, más que el interés político de comprobar, de forma directa, como el dictador era sustituido por quien, previamente, había designado el propio dictador.
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En el viaje de vuelta al anochecer, --también con niebla--, los comentarios de los viajeros estuvieron centrados en las vivencias que, unos y otras, habíamos protagonizado en ese día. –Recuerdo todo aquello, con increíble nitidez, incluso todo lo dicho por “CNN”-- El interés por las posibilidades políticas que se abrían en España, a partir de entonces, apareció en un servidor con posterioridad. Tal vez por ello, nos implicamos tanto en lo que el Presidente Suárez defendía, mediante aquel partido político –Unión de Centro Democrático  (UCD) — que se había creado con fecha de caducidad; con una especie de programación de autodestrucción, para desaparecer tras hacerse lo que debía ser hecho con aquel eslogan de “Fieles al Centro para un futuro sin riesgo”.
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Hoy, con los políticos en activo que conocemos, habría sido imposible consensuar una constitución, ni una estrategia común de defensa nacional, ni nada parecido, que beneficiase a la ciudadanía.
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Después de aquel, 22 de noviembre de 1975,  vinieron muchos más actos de movimientos sociales, y –construimos el mayor movimiento agro-rural independiente conocido--, hasta que el sistema engulló el movimiento, integrándolo en la “casta” político sindical, alimentada por el momio oficial, que está corrompiendo España desde entonces, pero de eso hablaremos en otro momento.
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Ahora que el debate está entre “monarquía” o “república”, soy de la opinión que lo que procede es “más Constitución” y, sin salirse de los límites fijados en el máximo ordenamiento jurídico, llegar a donde la mayoría acuerde que se debe llegar, sin traumas, sin trampas y sin atajos.
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Una parte de la ciudadanía, evidentemente con poca información, propone como aceptable saltarse lo regulado en la Constitución para, mediante un atajo, --justificado para ellos--, plantear un referéndum que apruebe instaurar la república, olvidando que, en el momento que se acepte, como hipótesis de trabajo, saltarse la Constitución para conseguir los objetivos propios, se estaría admitiendo que, cualquier grupo de intereses contrarios a los primeros, podría utilizar atajos para lograr sus otros objetivos. Y, una vez fuera de la ley los unos y los otros, acaba ganando –como la Historia nos enseña—el que pone sobre la mesa el “pistolón más grande”. Por ello hoy día, fuera de la Constitución, solo queda “venezuelizar la convivencia”. Es decir, --eliminar la libertad y el libre albedrío a favor del mantenimiento de la “podemostidura”--.
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Las diferentes tendencias, de aquellos que quieren hoy disponer de un referéndum, obviamente ilegal,  son: --“la, 2+1, república tricolor”, “derecho a decidir irse del conjunto nacional”, “estado federal asimétrico”, “centralismo nacional” (similar al jacobinismo francés), incluso, el “podermismo asambleario”. Tendencias respetables, en una filosofía liberal, pero que habrá que acordarse aplicando la ley y, nada más, que la ley.
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Un servidor, que ha tenido la oportunidad de codearme desde entonces, con los políticos de todos los colores y en todas las legislaturas, he llegado a una conclusión personal: --Cada nueva legislatura aporta a la sociedad políticos con peor preparación, intelectual y política, que la legislatura anterior--. Y esa conclusión íntima es aplicable a todos los partidos políticos del momento.
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Para muchos políticos y ciudadanos, es conveniente recordar lo que dejó escrito, Tucídides: --“La historia es un incesante volver a empezar”--, hagámoslo, entonces, con conocimiento y sentido común, para no tener que recitar aquello de:
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Lo nuestro duró,
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks …
y no vernos, (por tanto)
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Con la cofradía
del santo reproche,
y, tardar, en aprender,
a olvidar (el error) 14.089 días
 y 14.088 noches.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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