domingo, 29 de junio de 2014

Sugerencia, con el debido respeto, a Felipe VI

*Por Ángel Rico y Escribano
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Majestad: 
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ElDieter Brandau, de Esradio, ha dejado abierta la posibilidad de hacer campaña a favor de ciudades que, V. M., deberían visitar en Vuestro próximo periplo por España. Un servidor, que en otras ocasiones, se dirigió a Vos para otras cuestiones, vengo en este momento a sugeríos, con el sincero respeto, que: --Debéis visitar Campo de Criptana, en Ciudad Real.
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Es de prever que, en estos momentos, “los Chicos del Ala Oeste de La Zarzuela estarán elaborando el informe que muestre a V. M. los motivos suficientes para no olvidar a Campo de Criptana en Vuestro itinerario nacional.
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Señor, en Criptana no se ha aprobado, como en otros lugares del territorio nacional, que ya habéis visitado, realizar un referéndum sobre “Monarquía o República”, porque se es consciente que este pueblo forma parte del tuétano de Castilla y de La Mancha, por tanto, --parafraseando a Antonio Gala—“no es que descendamos de España, sino que España desciende de nos”.
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A mayor abundamiento, Señor, indicar que, la Historia –hecha y derecha-- de Campo de Criptana, resumida en el escudo municipal, muestra --“un castillo de oro”, el “pendón de Castilla” y la “cruz de Santiago”, junto con “dos medias lunas”, que ponen de manifiesto las victorias durante la Reconquista--. Mucha sangre se vertió, entonces, para que en España ahora las cosas sean como son.
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Señor, acabasteis Vuestro Discurso de Investidura, como Felipe VI,  con aquel: -- Decía Cervantes en boca de Don Quijote: "no es un hombre más que otro si no hace más que otro"-- ¡Estamos de acuerdo! Porque esa filosofía caracteriza la personalidad de los ciudadanos de este lugar de La Mancha y, por tanto, del reino de España.
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Me consta que, otras personas hicieron y harán campaña, en Esradio, para que visitéis sus poblaciones, con enorme merecimiento sin duda; algunas aludirán a que están situadas en el itinerario de este o aquel histórico “Camino”;  lo que diferencia a Criptana de todas las demás, Señor, es que para quienes la visitan está situada, directamente, en el camino hacia Dios.
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Os podría hablar del Santuario del Cristo de Villajos, que conserva una talla del Siglo XIII; o del Castillo de “Chitrana” mandado construir por los Reyes Católicos y, actual,  santuario de Nuestra Señora de Criptana; pero a un Rey que no juró su cargo sobre la Biblia, prefiero hablaos  del cerro de los molinos, en la Sierra de la Paz. Molinos que Os obligará, Señor, a  recordar el capítulo VIII, de la primera parte de Don Quijote de La Mancha, --Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación--.
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Señor, no estoy en disposición de poner las manos en el fuego, para defender que fue en Campo de Criptana y no en otro lugar donde Cervantes situó esta genial aventura, pero sí estaría dispuesto, tras el molino Burleta, --el más antiguo de los diez que aún quedan en pié de los treinta y dos que hubo en aquel tiempo— en cualquier amanecer,  a batirme en duelo a espada o florete, si alguien osara  negar rotundamente esa posibilidad.
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No me atrevo Señor, pensando en Su Majestad la Reina Doña Letizia, a recomendaos que, una vez en Criptana, probéis este o aquel plato, ya sean, --con perdón--, “duelos y quebrantos”, “gachas”, “migas”, “pisto manchego”, “mojete”, “asadillo”, “sopas de ajo”, “queso Manchego” o, “caldereta de cordero” acompañados siempre con “pan candeal” y “vino de La Mancha”; que sea la estación del año, y la inmersión en Campo de Criptana, así como los consejos gastronómicos que aparecen en El Quijote quienes, en un ardite, Os sugieran lo que hayáis de saborear llegado el momento.
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Señor, nuestro nacionalismo es universal, por eso los nacidos en esta o aquella villa, sentimos que cada capítulo de El Quijote se desarrolló en nuestro territorio y no discutimos por un, quítame allá esas pajas, -- salvo por la cuestión de “la aventura de los molinos”--, por ello, será un viaje pintiparado para Vos, porque Vuestra autoritas aumentará visitando este lugar, a diferencia de como Os ocurre –y ya indicó Cervantes en los capítulos LXIV (que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas le habían sucedido) y LXV-- en otros territorios de la nación.
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En lo de proclamar autoridades, Señor, tenemos cierta experiencia. Es conocido que, en La Mancha, se elevó a un don nadie, de baja nobleza rural, a Caballero Don Quijote de La Mancha, y a su escudero, Sancho Panza, a máxima autoridad (perpetuo gobernador) de la ínsula Barataria. No constando que hubiese, oposición social, a tales nombramientos; ni que exista ninguna imputación por su público quehacer. Aseveraciones, por las que –los chicos del “Ala Oeste”—  no me dejarán mentir.
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No Os preocupéis, Señor, que a diferencia de la antigua  costumbre en Barataria, --donde el que tomaba  posesión de la famosa ínsula estaba  obligado a responder a una pregunta que se le hiciere, algo intricada y dificultosa, de cuya respuesta el pueblo tomaba y tocaba el pulso del ingenio de su nuevo gobernador; y así, se alegraba o entristecía con su llegada--; en Criptana, con Vuestra visita habrá loas, albricias  y el compromiso, del pueblo, de estar a Vuestro lado, siempre que  llevéis a la práctica lo que jurasteis: --“desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes”—  ¡Que así sea! Señor, porque aquí  llamamos --al pan, pan y al vino, vino--, no admitiendo la “ley del encaje”.
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No Os aconsejaré, Señor, como debéis reinar, pero si Os sugiero que  releáis los capítulos XLII  y XLIII del El Quijote, porque no le vinieron mal los consejos de Don Quijote a Sancho, antes de que este se dispusiese a gobernar Barataria: --el temor de Dios debe guiar el gobierno, la virtud es superior a la sangre,   las riquezas terrenales sólo tienen valor si ayudan a ganar el cielo;  y concluir que –es mejor ir al cielo como Sancho que al infierno como gobernador--. Algunos de aquellos  consejos están hoy en vigor.
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Señor, no tendrá “espaldarazo” mejor Vuestro reinado que el que Os proporcionará la visita a Campo de Criptana,  visita que en el futuro, os servirá como “bálsamo de Fierabrás” y las crónicas dirán: --Nunca fuera majestad, de ciudadanos mejor servido,  como lo fuera Felipe VI, cuando a Criptana vino … (Perdón, por glosar al señor Quijada, pero es que uno se viene arriba)
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Tras Vuestra estancia en Criptana, donde se os mirará cara a cara, y nunca de soslayo, Señor, deseo que Vuestras gestas y buen reinado, sean tan recordadas y admiradas por las próximas generaciones, como la de los paisanos que recogen las crónicas de Cervantes, en “Don Quixote de la Mancha
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Señor, los títulos históricos que corresponde a Su Majestad como  Rey de España son: --“Majestad Católica, Archiduque, Duque, Conde y Señor (de varios ducados, condados y señoríos),  Príncipe de Suabia, Canónigo honorífico y hereditario de la Iglesia Catedral de León y de la basílica de Santa María la Mayor en Roma”--, entre otros, sin duda engrandecería Vuestra figura, el que añadieseis el de “Amigo del Quijote”.
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Y si el azar provocase que, un servidor, tuviese el honor de cruzarse con Vos en este territorio, ocurriría aquello de “El reino de los cielos” (de Ridley Scott) --cuando Ricardo Corazón de León, --en la Tercera Cruzada-- buscando al defensor de Jerusalén, le comentó a un lugareño --“Soy el Rey de Inglaterra”--, a lo que el lugareño respondió --“… yo, solo el herrero, Señor”--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso, y natural de Campo de Criptana

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