domingo, 27 de julio de 2014

A Hamás le importan más los palestinos muertos que los vivos

*Por Ángel Rico
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La primera obligación de cualquier Gobierno es garantizar la seguridad de sus ciudadanos, eso es algo que viene siendo así desde el principio de los tiempos. Cuando un país está amenazado por cualquier circunstancia, --natural, sobrenatural, exterior, etc.,-- los gobiernos  actúan  para garantizar la seguridad de los suyos. Eso no está ocurriendo en Gaza.
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El conflicto árabe-israelí está poniendo de manifiesto, la enorme hipocresía de la sociedad. Hipocresía que también es responsable de los resultados que estamos viendo. Se utilizan los muertos que el conflicto ha producido en Gaza, pero muy pocos inciden en el motivo real que produjo esas lamentables muertes. Tenemos un ejemplo evidente en la ruptura unilateral de Hamás de “la tregua” de 12 horas propuesta por la ONU. Israel aceptó, el sábado, prorrogar la tregua 24 horas más, propuesta rechazada por los terroristas que, dispararon más de 25 cohetes contra Israel, en el tiempo de ampliación de la tregua. Por lo que Israel tuvo que asumir la provocación, no tras el primer cohete, ni tras el tercero, ni incluso tras el décimo quinto, sino después de haber estallado más de 25 cohetes en su territorio.
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La sociedad debe saber que en Israel, --un país de 8.132.000 habitantes--, 6.102.600 son judíos (75,2%); 1.682.000 son árabes musulmanes (20,6%); y 348.000 son drusos, circasianos y otros (4,2%). Es decir, cuando Israel defiende a su población, no solo defiende a los creyentes judíos, sino a los creyentes de cualquier otra religión. Dato que conviene tener claro para aquellos occidentales que creen que el conflicto es meramente religioso.
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Cuando a un gobierno le importan sus ciudadanos y, existiendo un conflicto bélico, le ofrecen una “tregua” de 12 horas, ese, hipotético, gobierno acepta la tregua temporal y, si puede, la amplia 20 minutos más. Cuando, como es el caso, se rompe la tregua y se ataca al vecino, sabiendo que ese ataque obligará al atacado a defenderse, produciendo muertes en su población pone de manifiesto que: --para Hamás son más importantes sus ciudadanos muertos, que vivos--. Lo que se busca no es la paz, sino los muertos.
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Esto parece una aberración porque es, lo que parece, ¡una aberración! Que nadie quiere afrontar. Los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Francia, Reino Unidos, la Unión Europea, Turquía y Qatar, reunidos en París, le han dado vueltas a la crisis sin tener la valentía de asumir que quien provoca los muertos no es quien se defiende, sino quien ataca y ataca, con lanzaderas de cohetes colocadas en zonas civiles, sabiendo que esas lanzaderas serán destruidas con todo lo que hay a su alrededor. Israel no ataca a civiles, sino a terroristas alojados entre civiles. También tiene su gracia, que el país que más dinero está invirtiendo en armar a Hamás, --junto con Irán--, que es Qatar, participe en este tipo de reuniones, junto con Turquía que, tras la enorme corrupción del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, un conflicto externo pero cercano, como el palestino-israelí, le viene bien para ocultar el malestar y las críticas internas. Una reunión internacional de diálogo, pero sin representantes de Israel y de la Autoridad Palestina, obviamente producirá lo que estamos viendo. Un conflicto que se puede detener y no se detiene por no tener la valentía para afrontar el motivo que lo provoca.
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La ceremonia de la confusión llega a tal extremo que, cuando un actor no es invitado a estas reuniones, se busca el protagonismo a título individual, como es el caso del Ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, que, envolviéndose en una teatral, exagerada y engolada voz, dijo al respecto: --“España apela a poner fin cuanto antes a la “sangría” en Gaza”--. Analizando la frase se comprueba lo quimérico del testimonio  porque, --apelar, es recurrir a alguien o algo en cuya autoridad, criterio o predisposición se confía para dirimir, resolver o favorecer una cuestión—(DRAE) En este caso ¿A quién “apela” España para resolver la sangría?  Por encontrarse, el ministro, en Egipto: --¿A, Amon, Osiris o a Shu? ¿O “apela” a una adecuada concatenación astral?
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Resulta llamativo, esta “apelación” de García-Margallo a resolver problemas externos, cuando no se tiene la capacidad política para resolver problemas en territorio propio como, por ejemplo, las españolas aguas de Gibraltar.
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Otra cuestión digna de tenerse en cuenta es que, durante las treguas –todas las treguas—el país que aporta médicos, hospitales de campaña, medicinas, alimentos, energía, etc., es Israel. Ninguno –y al decir ninguno, quiero decir ¡ninguno!—de los países árabes, primos de los ciudadanos que viven en Gaza y Cisjordania, han aportado fondos para necesidades urgentes. Surgiendo la pregunta: --¿Por qué, los ricos países árabes, quieren a los gazatíes bien armados, en lugar de bien alimentados y con buena salud y educación?
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Otra hecho que merece ser puesto en consideración, es la actitud de ciudadanos occidentales, --en Londres, París, Nueva York, etc--, que protestan por la –defensa “desproporcionada” de Israel frente a los ataques con cohetes Hassan disparados desde la franja de Gaza--. Estos ciudadanos deben saber que: --Reino Unido y Estados Unidos, como represalia a los 3000 cohetes (bombas V) lanzados por Alemania contra Londres en la Segunda Guerra Mundial, destruyeron (literal)  la ciudad alemana de Dresde, mediante cuatro ataques aéreos consecutivos, entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, tres meses antes de la capitulación de la Alemania nazi.
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Y, los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, ordenados por el Presidente Truman, para forzar (y conseguir) la capitulación de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
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Es decir, cada gobierno cuando su país es atacado de una forma reiterada e injustificada, tiene el deber de defender a sus ciudadanos de los ataques, y hacer lo posible para que esos ataques finalicen, nadie tiene autoridad moral para calificar la “proporcionalidad” de la defensa. Y menos que nadie la ONU, que tiene un innegable grado de complicidad al no impedir que desde las escuelas y hospitales financiados por este organismo, se instalen lanzaderas de cohetes, para atacar al vecino Israel.
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Y si usted, respetado lector, en los últimos tiempos no se manifestó cuando cientos de niñas fueron secuestradas en Nigeria, por el grupo terrorista Boko Haram; si no levantó la voz cuando miles de musulmanes iraquíes, fueron asesinados por otros musulmanes; si se mantuvo en silencio tras los asesinatos de ciento cincuenta mil musulmanes, por otros musulmanes, en Siria; y se mantiene distante ante los asesinatos de cristianos en Mosul; y no se ha revelado por el mandato del líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Baghdadi, que ha ordenado practicar la ablación a las mujeres en el "califato" musulmán proclamado por su organización. Si solo se manifiesta y preocupa cuando escucha Gaza, entonces habrá que concluir que no le importan los derechos humanos, sino que solo es “antiisraelí”.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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