*Por Ángel Rico
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Para
un observador informado resulta melancólico observar las opiniones que
numerosos ciudadanos “buenistas”, expresan en relación al denominado “conflicto
palestino-israelí” por sus nefastas
consecuencias en vidas humanas.
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Para
un servidor, resulta sorprendente la turbación que las muertes de gazatíes provocan
en estas personas y, el insultante pasotismo, que les provocan –a esas mismas
personas-- las decenas de miles de muertes provocadas por islamistas radicales,
a otros islamistas civiles, en Siria, Irak,
Libia, Afganistán o, en Nigeria
con las matanzas y secuestros de niñas por los terroristas de Boko Haram. ¿Por qué esa diferente
indignación? Respuesta: --Por una peligrosa falta de información.
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En
Oriente Próximo, como en cualquier
otro lugar del planeta, los conflictos tienen una causa que los provoca y –en
el peor de los casos— unos inconfensables fines que los mantienen en el tiempo.
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Para
poder emitir una opinión razonada, es imperativo conocer algunos capítulos de la Historia ,
por ejemplo: --Cuando estos turbados opinantes, hablan de “genocidio en Palestina” desconocen la Historia
de ese territorio, por ejemplo: --Que durante más de 3300 años Jerusalén fue la capital judía. Jerusalén nunca fue la capital de ninguna entidad árabe o
musulmana. Jerusalén es nombrada 700 veces en el Tanaj, las escrituras sagradas judías. Jerusalén no es nombrada ni una sola vez en el Corán. El rey David fundó Jerusalén, Mahoma no
estuvo nunca allí. Los judíos rezan
mirando hacia Jerusalén, los
musulmanes rezan dando la espalda a Jerusalén.
La Biblia y la Historia
nos demuestra: que el pueblo judío hunde sus raíces en Palestina desde tiempos inmemoriales. Miles de años antes de que Yassir Arafat se inventara en 1967 el
término "pueblo palestino". La Carta Magna de la OLP
continúa demandando la destrucción del estado de Israel--. Luego entonces ¿Quiénes son los ciudadanos históricos del
territorio, políticamente, denominado Palestina?
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Los
ciudadanos que actualmente habitan Gaza
y Cisjordania, son los árabes
expulsados primero de Jordania, y
más tarde del Líbano, por sus primos
árabes, convirtiéndose con aquella expulsión en “los parias pobres” de los
primos árabes ricos. El pueblo palestino no existe. La creación de un Estado
palestino es sólo un medio para proseguir la lucha contra el Estado de Israel. En realidad, no hay diferencias
entre jordanos, palestinos, sirios y libaneses.
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No
obstante lo anterior, el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General
de las Naciones Unidas aprobó una
resolución que disponía el establecimiento de un Estado judío en Eretz
Israel. Este reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo judío a establecer su
propio Estado es irrevocable. Acuerdo de
Naciones Unidas que no fue aceptado por los países árabes vecinos de Israel. A pesar de que la Asamblea General
de la ONU aprobó la Resolución 181 (II) de 29
de noviembre de 1947, en la que se certificaba la partición político-administrativa
de la Palestina --que estuvo bajo el mandato británico
desde 1920 hasta 1948--, y el establecimiento de dos Estados: Uno judío-Israel y otro árabe-Palestina. En la noche del 15 de mayo de 1948, los ejércitos
de Egipto, Transjordania, Siria, Líbano
e Irak cruzaron las fronteras y comenzaron la invasión del Estado de Israel. La primera guerra
árabe-israelí había comenzado, conflicto que se mantiene hasta la actualidad.
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Israel, es un pequeño país
democrático, de 8,3 millones de habitantes, que está rodeado por 195,8 millones
de musulmanes, de – Egipto, Siria, Líbano,
Irán y Palestina— que como principal objetivo tienen, destruir a Israel. Una realidad, que se ha
repetido en sucesivas guerras que, en todos los casos, buscaban conseguir su
objetivo destructor. Para poder defenderse, Israel ha marcado una dinámica defensiva: --no atacar los primeros
y destruir siempre las lanzaderas que disparasen cohetes y misiles contra Israel--.
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Desde
entonces han sido varios los intentos de conseguir la paz en ese territorio
compartido. Con mediadores de unos u otros protagonistas
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Un
servidor, ha viajado a los territorios, de Israel,
Jordania, Líbano, Gaza, Cisjordania y Egipto, en diez ocasiones. Cuando
estalló en 1987, la Primera Intifada
(sublevación) yo me encontraba allí en el que era mi tercer viaje, y pude
comprobar el desconcierto entre la población civil, frente a quienes les
azuzaban a unas protestas que, principalmente, perjudicaban a los protestantes.
Esa dinámica de utilizar como arietes, a ciudadanos palestinos civiles, frente
a Israel, se viene repitiendo desde
entonces, con un solo objetivo: --Provocar a Israel, que este se defienda y utilizar a la opinión pública a
favor de quienes se han escondido siempre entre los que acaban muriendo--. La misma causa de las tantas otras guerras,
las intifadas y el terror, las inmorales campañas de deslegitimación sobre el
derecho a existir de Israel y las
repetidas amenazas de Irán de
"borrar del mapa a Israel"
nos han traído hasta el presente. Fatah
y Hamas forman un gobierno de
coalición palestino sin que el mundo reaccione ni con firmeza ni coherencia
contra una Autoridad palestina que se alió con el terrorismo;
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Los
distintos acuerdos e intentos de llegar a una paz, siempre han fracasado. El
momento en el que se estuvo más cerca fue con los Acuerdos de Oslo que se
resumió en “paz por territorios”, y
que podría resumirse en: --la
retirada de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza
y Cisjordania, así como el derecho
de los palestinos al autogobierno en esas zonas a través de la Autoridad palestina. Aquellos
acuerdos negociados entre el gobierno israelí y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que actuó como
representante del pueblo palestino. Fueron firmados en 1993 y Arafat
no aceptó, porque no podía presentarse ante los terroristas de la OLP de entonces. Hoy es, la
organización terrorista, Hamas quien
no aceptará ningún resquicio de paz.
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Hamas, en la actualidad, ha decidido deliberadamente generar una
escalada en la situación, pese a los mensajes de Israel de que no sólo no tiene interés en una escalada, sino que
hará todo lo que esté en su mano para evitarla. Hamas posee un considerable arsenal de cohetes de mayor alcance,
los cuales podrían dirigirse contra la principal área metropolitana de Israel, que es Tel Aviv.
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Cuando
Israel es objetivo de cientos de
cohetes lanzados por Hamas, desde
territorio civil en Gaza, a juicio
de los buenistas y desinformados opinantes: --¿Qué debe hacer Israel? ¿Poner la otra mejilla o defenderse?--.
Quienes lanzan cohetes, desde zonas civiles en Gaza o Cisjordania, son
conocedores que Israel destruirá el
lugar desde donde se lanzaron los cohetes y misiles. Entonces ¿Por qué colocan
las lanzaderas en zonas civiles? –Porque los posibles muertos civiles, sirven
para los objetivos políticos del terrorismo de Hamas--. Y esa, criticada, “acción reacción” es lo que mantiene en
pié al Estado de Israel, desde la
primera vez que fueron atacados en la noche del 15 de mayo de 1948, por quienes
desde entonces quieren destruir a Israel.
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Le
confesaré a usted, respetado lector, que me duelen las muertes de gazatíes,
--me imagino los rostros y el dolor de las personas que yo he conocido en mis
viajes a la zona--, pero con igual dolor me imagino a los familiares de los
muertos por los ataque indiscriminados de los sunitas por los explosivos de los
chiítas, en Siria, en Irak o en Afganistán. Todas son muertes inútiles, que
benefician a alguna rama del Islam.
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Levantar
la voz, respecto de los muertos en Gaza,
y callarse frente a las muertes de musulmanes civiles, a manos de otros
musulmanes es, como poco, un gesto de hipocresía. Porque como dijo, Aristóteles: --“No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”—
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…He dicho!
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*Es Presidente del
Instituto Hispano Luso
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