martes, 15 de julio de 2014

La muerte de inocentes debe doler siempre igual (I)

*Por Ángel Rico
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Para un observador informado resulta melancólico observar las opiniones que numerosos ciudadanos “buenistas”, expresan en relación al denominado “conflicto palestino-israelí”  por sus nefastas consecuencias en vidas humanas.
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Para un servidor, resulta sorprendente la turbación que las muertes de gazatíes provocan en estas personas y, el insultante pasotismo, que les provocan –a esas mismas personas-- las decenas de miles de muertes provocadas por islamistas radicales, a otros islamistas civiles, en Siria, Irak, Libia, Afganistán o, en Nigeria con las matanzas y secuestros de niñas por los terroristas de Boko Haram. ¿Por qué esa diferente indignación? Respuesta: --Por una peligrosa falta de información.
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En Oriente Próximo, como en cualquier otro lugar del planeta, los conflictos tienen una causa que los provoca y –en el peor de los casos— unos inconfensables fines que los mantienen en el tiempo.
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Para poder emitir una opinión razonada, es imperativo conocer algunos capítulos de la Historia, por ejemplo: --Cuando estos turbados opinantes, hablan de “genocidio en Palestina” desconocen la Historia de ese territorio, por ejemplo: --Que durante más de 3300 años Jerusalén  fue la capital judía. Jerusalén nunca fue la capital de ninguna entidad árabe o musulmana.  Jerusalén es nombrada 700 veces en el Tanaj, las escrituras sagradas judías. Jerusalén no es nombrada ni una sola vez en el Corán.  El rey David fundó Jerusalén, Mahoma no estuvo nunca allí.  Los judíos rezan mirando hacia Jerusalén, los musulmanes rezan dando la espalda a Jerusalén. La Biblia y la Historia nos demuestra: que el pueblo judío hunde sus raíces en Palestina desde tiempos inmemoriales. Miles de años antes de que Yassir Arafat se inventara en 1967 el término "pueblo palestino". La Carta Magna de la OLP continúa demandando la destrucción del estado de Israel--. Luego entonces ¿Quiénes son los ciudadanos históricos del territorio, políticamente,  denominado Palestina?
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Los ciudadanos que actualmente habitan Gaza y Cisjordania, son los árabes expulsados primero de Jordania, y más tarde del Líbano, por sus primos árabes, convirtiéndose con aquella expulsión en “los parias pobres” de los primos árabes ricos. El pueblo palestino no existe. La creación de un Estado palestino es sólo un medio para proseguir la lucha contra el Estado de Israel. En realidad, no hay diferencias entre jordanos, palestinos, sirios y libaneses.
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No obstante lo anterior, el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que disponía el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel. Este reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo judío a establecer su propio Estado es irrevocable. Acuerdo de Naciones Unidas que no fue aceptado por los países árabes vecinos de Israel. A pesar de que la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181 (II) de 29 de noviembre de 1947, en la que se certificaba la partición político-administrativa de la Palestina --que estuvo bajo el mandato británico desde 1920 hasta 1948--, y el establecimiento de dos Estados: Uno judío-Israel y otro árabe-Palestina. En la noche del 15 de mayo de 1948, los ejércitos de Egipto, Transjordania, Siria, Líbano e Irak cruzaron las fronteras y comenzaron la invasión del Estado de Israel. La primera guerra árabe-israelí había comenzado, conflicto que se mantiene hasta la actualidad.
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Israel, es un pequeño país democrático, de 8,3 millones de habitantes, que está rodeado por 195,8 millones de musulmanes, de – Egipto, Siria, Líbano, Irán y Palestina— que como principal objetivo tienen, destruir a Israel. Una realidad, que se ha repetido en sucesivas guerras que, en todos los casos, buscaban conseguir su objetivo destructor. Para poder defenderse, Israel ha marcado una dinámica defensiva: --no atacar los primeros y destruir siempre las lanzaderas que disparasen cohetes y misiles contra Israel--.
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Desde entonces han sido varios los intentos de conseguir la paz en ese territorio compartido. Con mediadores de unos u otros protagonistas
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Un servidor, ha viajado a los territorios, de Israel, Jordania, Líbano, Gaza, Cisjordania y Egipto, en diez ocasiones. Cuando estalló en 1987, la Primera Intifada (sublevación) yo me encontraba allí en el que era mi tercer viaje, y pude comprobar el desconcierto entre la población civil, frente a quienes les azuzaban a unas protestas que, principalmente, perjudicaban a los protestantes. Esa dinámica de utilizar como arietes, a ciudadanos palestinos civiles, frente a Israel, se viene repitiendo desde entonces, con un solo objetivo: --Provocar a Israel, que este se defienda y utilizar a la opinión pública a favor de quienes se han escondido siempre entre los que acaban muriendo--.  La misma causa de las tantas otras guerras, las intifadas y el terror, las inmorales campañas de deslegitimación sobre el derecho a existir de Israel y las repetidas amenazas de Irán de "borrar del mapa a Israel" nos han traído hasta el presente. Fatah y Hamas forman un gobierno de coalición palestino sin que el mundo reaccione ni con firmeza ni coherencia contra una Autoridad palestina que se alió con el terrorismo;
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Los distintos acuerdos e intentos de llegar a una paz, siempre han fracasado. El momento en el que se estuvo más cerca fue con los Acuerdos de Oslo  que se resumió en “paz por territorios”, y que podría resumirse en: --la retirada de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza y Cisjordania, así como el derecho de los palestinos al autogobierno en esas zonas a través de la Autoridad palestina. Aquellos acuerdos negociados entre el gobierno israelí y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que actuó como representante del pueblo palestino. Fueron firmados en 1993 y  Arafat no aceptó, porque no podía presentarse ante los terroristas de la OLP de entonces. Hoy es, la organización terrorista, Hamas quien no aceptará ningún resquicio de paz.
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Hamas, en la actualidad,  ha decidido deliberadamente generar una escalada en la situación, pese a los mensajes de Israel de que no sólo no tiene interés en una escalada, sino que hará todo lo que esté en su mano para evitarla. Hamas posee un considerable arsenal de cohetes de mayor alcance, los cuales podrían dirigirse contra la principal área metropolitana de Israel, que es Tel Aviv.
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Cuando Israel es objetivo de cientos de cohetes lanzados por Hamas, desde territorio civil en Gaza, a juicio de los buenistas y desinformados opinantes: --¿Qué debe hacer Israel? ¿Poner la otra mejilla o defenderse?--. Quienes lanzan cohetes, desde zonas civiles en Gaza o Cisjordania, son conocedores que Israel destruirá el lugar desde donde se lanzaron los cohetes y misiles. Entonces ¿Por qué colocan las lanzaderas en zonas civiles? –Porque los posibles muertos civiles, sirven para los objetivos políticos del terrorismo de Hamas--. Y esa, criticada, “acción reacción” es lo que mantiene en pié al Estado de Israel, desde la primera vez que fueron atacados en la noche del 15 de mayo de 1948, por quienes desde entonces quieren destruir a Israel.
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Le confesaré a usted, respetado lector, que me duelen las muertes de gazatíes, --me imagino los rostros y el dolor de las personas que yo he conocido en mis viajes a la zona--, pero con igual dolor me imagino a los familiares de los muertos por los ataque indiscriminados de los sunitas por los explosivos de los chiítas, en Siria, en Irak o en Afganistán. Todas son muertes inútiles, que benefician a alguna rama del Islam.
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Levantar la voz, respecto de los muertos en Gaza, y callarse frente a las muertes de musulmanes civiles, a manos de otros musulmanes es, como poco, un gesto de hipocresía. Porque como dijo, Aristóteles: --“No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”—
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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