domingo, 26 de diciembre de 2010

En suma, plena confianza en que seguiremos progresando

* Por Ángel Rico
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De esta forma se despedía su majestad el rey (ya con minúscula como recomienda la RAE, aunque un rey con minúscula parece menos rey, es como ser presidente de una república sin democracia) en su último discurso de Noche Buena. Y considero que tal discurso es merecedor de un análisis por parte de la ciudadanía.
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El rey (con minúscula) utilizó el mayestático para referirse al fondo de la cuestión “seguiremos progresando”. Y cabe hacerse la pregunta ¿Quiénes seguiremos mejorando? ¿Su majestad (también con minúscula) y su entorno? ¿Ó nosotros, el Pueblo? Porque con la política llevada a cabo por el Gobierno de su majestad (el peor Gobierno de la Democracia) la mayoría del Pueblo no ha tenido progreso en estas dos últimas legislaturas, por lo que resulta difícil seguir con un progreso que no existe. Luego entonces, cabe pensar que su majestad, no es consciente de cómo están las cosas fuera de su Casa. Y que solo tiene una idea de la realidad de España y su Pueblo, por los informes que le pasan los miembros de su Gobierno (el peor Gobierno de la Democracia).
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¿Alguien le ha indicado al rey, que no deben estar bien las cosas fuera de su Casa, cuando las mayores empresas de España encargaron un informe, realizado por la “Fundación Everis”, que le fue entregado en mano? Donde se denunciaban los fallos del sistema. Y entonces ¿Por qué se mantiene en esa real miopía? ¿Qué pretende conseguir, su majestad, con tal actitud?
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Desde el PSOE se apresuraron a señalar que:Don Juan Carlos demuestra que es «un rey pegado a su tiempo», «defensor» de las reformas que se están impulsando contra la crisis y mensajero de aliento y confianza a los ciudadanos, «un defensor del rumbo de España y de las reformas que estamos acometiendo para conseguir salir de la crisis económica con una sociedad más justa y cohesionada»”
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Coincido con la opinión del PSOE, de la lectura del discurso del rey se concluye que, su majestad, avala la política gubernamental. Y ahí surge el desconcierto popular (del Pueblo). ¿Cómo se puede defender desde la Jefatura del Estado que, desde el ejecutivo, se impida la independencia del Poder Judicial? ¿Ó que se permita que no se cumplan las sentencias del Tribunal Supremo? Como ocurre en Cataluña en lo referido a la lengua española. ¿Ó que se compre el mantenimiento de este Gobierno, con bienes que son propiedad de las generaciones futuras? Por ello, se recomienda cautela al referirse a “la confianza en nosotros mismos y en nuestro país, contando con la acción de nuestras instituciones en el marco de convivencia y estabilidad que asegura nuestra Constitución”. Porque esa misma Constitución defiende la separación de poderes y el cumplimiento de las sentencias de los tribunales. Algo que con este Gobierno, no se cumple.
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La suma de “mayestáticos reales” del discurso de Noche Buena, producen sonrojo. A saber: “desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos” (¿Vos Señor, como lo resolveréis?) “Todos ellos merecen nuestro más amplio respaldo” (¿Con qué respaldo vuestro, Señor, contaremos?) “Sin un crecimiento adecuado no crearemos empleo” (¿Cuánto empleo concreto creará vuestra Majestad?), “No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por las dificultades” (¿Cuáles son vuestras reales dificultades?), “Si queremos ganar el futuro, debemos mirar más allá” (¿Hacía donde deben mirar los parados o los autónomos con dificultades que no cobran las facturas del Estado?), “debemos unir nuestras fuerzas para alcanzar nuevos logros colectivos” (Aclaradnos, Señor, con cuanta fuerza Vuestra, vamos a contar).
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La casta política, con la que el rey se encuentra tan a gusto, es la que ha provocado que España, esté padeciendo la enorme crisis estructural y de principios que están dificultando la resolución de los problemas. Siendo los causantes de la enorme deuda creada y que, como siempre, será el Pueblo quién tendrá la obligación de saldarla.
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De ahí que resulten tan descorazonadoras las palabras del rey.
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La reacción popular contra los privilegios de los amparados por la casta política, va en aumento. Porque con esos nuevos privilegios surgen nuevas formas de exclusión y se dan las circunstancias donde (para la mayoría del Pueblo) no hay libertad, igualdad, ni fraternidad. La casta política que hace tan feliz al rey, son considerados por el Pueblo, como unos parásitos, que trabajan poco y no crean ninguna riqueza efectiva para el país. Por tanto, repito, esa defensa que hizo el rey del sistema invadido por la carcoma, produjo desconcierto y malestar.
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La vida sigue y las cosas son como son. El rey seguirá en La Zarzuela y los demás españoles fuera, donde para la mayoría real del Pueblo, hace más frío y las cosas se ven y se padecen de otra manera. ¡Quien quiera entender que entienda!
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…He dicho.
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Mientras tanto el petróleo está a 91,41 dólares por barril y el gasóleo cuesta 1,205 euros por litro. Y en España se siguen manteniendo más de 3,5 millones de hectáreas de barbecho, que podrían servir para producir biodiesel, colaborando con ello en la autonomía energética.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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