Exceso de solidaridad, con Alemania

*Por Ángel Rico

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Para un servidor de ustedes resulta insultante escuchar de boca del  ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, «Europa podría caer debido a un exceso de solidaridad» al mostrar su rechazo a que se conceda la licencia bancaria al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate permanente, y a que el Banco Central Europeo (BCE) reanude la compra de bonos soberanos de países con problemas de financiación, como España o Italia. Cuando la Historia demuestra que: -- Alemania ha sido, en el último siglo, el país que más se ha negado a pagar sus deudas--. Estas no han sido consecuencia de las finanzas, sino como consecuencia de las dos guerras mundiales ocasionadas por ellos mismo, debido a haber invadido, destruido, saqueado y matado a millones de personas inocentes.

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Como nos recuerda el profesor  de Historia, Edmundo Fayanas,   Alemania tras perder la Iª Guerra Mundial, por el Tratado de Versalles de 1919 fue condenada a pagar reparaciones de guerra por la cantidad de 226.000 millones de marcos de oro. Con la finalidad de que no consiguiera una rápida recuperación económica y volviera a ser un peligro para Europa.

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Entre 1924-1929, la república alemana de Weimar recibió préstamos de Estados Unidos por valor de más de un billón de dólares, con la finalidad de sostenerlo y para que pudieran pagar las indemnizaciones impuestas en el Tratado de Versalles.

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Debido al crack de 1929 y como Alemania no pagaba sus deudas, se aprobó el Plan Young en el año 1930, reduciéndosela a 112.000 millones de marcos de oro. Posteriormente por medio de la Moratoria Hoove y las Negociaciones de Lausana tanto Francia como el Reino Unido renunciaron a las indemnizaciones que Alemania debía pagarles.

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Todo esto significó que la deuda alemana fue cancelada en un 98%. Ese 2% de la deuda que quedaba, nunca fue pagada por Alemania, porque al llegar al poder Hitler, una de sus primeras medidas fue suspender unilateralmente el pago de dicha deuda, en lo que se calificó, --«la madre de todos los default».

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Como consecuencia de la IIª Guerra Mundial, nuevamente Alemania es condenada a pagar grandes indemnizaciones económicas por la guerra que ella inicio. Estas deuda nunca han sido pagada por Alemania y así mediante el Tratado de Londres de 1953, se congeló dicha deuda a los alemanes.

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Por todo ello, cuando el ministro alemán habla de “exceso de solidaridad” con los países con problemas, hay que indignarse. Lo que están pidiendo España,  Italia, Portugal y Grecia, no supone la quiebra del sistema. De un sistema del que, de forma vergonzosa, se está beneficiando una Alemania olvidadiza y desagradecida que se está financiado al 0%, mientras que los demás debemos hacerlo al 6%.

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Los expertos calculan que, por ejemplo, la deuda histórica de Alemania con Grecia ascendería a 575.000 millones de dólares, como consecuencia de la ocupación militar alemana y la guerra donde se produjeron grandes destrozos en el país.

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Lo primero que deben agradecer los actuales dirigentes es que Alemania fue el país más favorecido por el plan Marshall en una muestra de gran solidaridad y que permitió una rápida recuperación económica del país, gracias a la aportación de 1.178 millones de euros. Gracias a aquella solidaridad Alemania occidental inició un impresionante despegue económico, el conocido como «milagro alemán», con crecimientos del Producto Interior Bruto del 8% durante la década de 1950 y caídas del desempleo del 11% en 1950 al 1,3% en 1960.  Esto nunca debería ser olvidado por los alemanes de hoy.

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La segunda cuestión  a recordar es que muchas de sus multinacionales como Krupp, Thyssen, Volkswagen, Bayer, Afga, etc., se aprovecharon durante los años del nazismo del trabajo de cientos de miles de prisioneros políticos, judíos, gitanos que los nazis les proporcionaban gratis en una situación de esclavitud gracias a los trabajos forzados de los más de 78 campos de concentración nazis, que han permitido el gran desarrollo económico y el gran poder actual de dichas multinacionales.

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Cuando en 1990, se produce la unificación de Alemania, esta es debida a la generosidad de toda Europa, incluida Rusia, hacia los alemanes. A estas alturas parece claro que los alemanes nunca han valorado la solidaridad de los europeos con ellos. La unificación alemana implicaba la obligación de retomar las indemnizaciones que habían sido congeladas. Sin embargo, la Alemania del canciller Kohl se negó a pagar dichas indemnizaciones.

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La reunificación germana trajo como consecuencia la inmediata entrada de los «länder» que formaban la República Democrática Alemania (RDA) en la Unión Europea. Éste fue un hecho sin precedentes, ya que normalmente para que un país pueda ingresar debe iniciarse un proceso que durará varios años y que exige que el candidato cumpla, según los tratados europeos, «con unos criterios políticos y económicos, y asuma el acervo -el conjunto de normas y tratados- comunitario».

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La postura  egoísta del gobierno alemán, nos hace recordar aquello de: --no pidas a quien pidió, ni sirvas a quién sirvió--. Y además, nos hace pensar que: --el currículo genético, es el currículo genético y acaba manifestándose--. No obstante, en España no debemos resignarnos a pagar la financiación que necesitamos a unos intereses de usura, que permiten a los insolidarios alemanes financiarse sin coste alguno.

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…He dicho!

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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso