domingo, 6 de septiembre de 2015

Así en la leche como en el vino

*Por Ángel Rico
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Los consumidores están viendo, a través de los medios de información, que los ganaderos de leche y los viticultores están en pié de guerra, porque las industrias a la que llevan sus productos (leche y uvas) no les pagan por ellos lo que los productores consideran justo. Incluso se han dado casos de “asaltos a supermercados, por parte de ganaderos, alegando como injusto que dichos establecimientos vendiesen al consumidor la leche a un precio inferior al que los ganaderos consideran que ellos deben recibir en la granja”.
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Dicho lo anterior procede aclarar que: --no hay ninguna ley que obligue a los agricultores ni ganaderos a entregar sus productos a ninguna industria, la libertad de mercado permite que el propio sector, mediante los instrumentos que considere oportuno, pueda vender directamente sus productos al consumidor--. Y también procede recordar que España  está en la Unión Europea, donde hay libertad de movimientos para capitales, personas y productos; por lo que si España, puede exportar frutas y hortalizas, a los países del centro y norte de Europa, esos países pueden vender sus productos lácteos en España. Es el consumidor quien tiene la última palabra.
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Conviene cambiar definitivamente, la sensación de que “ocurra lo que ocurra en el sector agrario, la culpa siempre la tienen los consumidores”, por lo que, mediante triquiñuelas de ingeniería política, se ven condenados a que, previa recepción de fondos de los contribuyentes, el producto se encarezca, para que los mismos contribuyentes que aportaron los fondos refugio a los agricultores y ganaderos, tengan que pagar más por unos productos de calidad que podrían estar más baratos, antes de aplicarse las artimañas políticas.
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Como en Europa se está en un permanente proceso electoral, cuando no  es un país quien está en campaña política, es otro, y ningún candidato se atreve a decir que: --las prebendas de la Política Agraria Común, deberán desaparecer en algún momento porque crean agravios comparativos con otros sectores de la economía comunitaria--. Si es cierto, por ejemplo, que el mercado ruso ha disminuido como comprador de lácteos, de frutas y hortalizas, también lo es, por ejemplo, que el sector turismo está recibiendo menos turistas rusos, entonces ¿Por qué si deben recibir ayudas el sector agrario y no otros sectores igualmente perjudicados?
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Desde el Gobierno de España, en lugar de informar que es urgente que el sector agrario, en su conjunto, adecue la oferta a la demanda (urge, la reforma agraria), utiliza la fórmula menos efectiva para resolver el problema, pero la más populista: --la de ayudar económicamente para que todo siga igual— y así, en el sector lácteo se gratificará con subvención directa de “trescientos euros por vaca a las explotaciones que no logren rentabilidad”. Las organizaciones profesionales agrarias (OPAs) que son parte fundamental del problema agrario general, en la recepción de ayudas es en lo único que se han puesto de acuerdo a lo largo de la Historia, creando “La Alianza por la Unidad del Campo” o “Mesa de Productores” y otras entelequias similares, que solo coinciden en mantener un oligopolio representativo de dudosa legitimidad para que, mediante movilizaciones y huelgas, en una actitud “lampedusiana”, aplicar aquello de: --si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie--, y así reivindicación a reivindicación, todo sigue igual en el sector agrario español.
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El desequilibrio entre oferta y demanda, es aún mayor en el sector vitivinícola, sin que los afectados, ni sus asociaciones acepten el principio básico del mercado: --cuando la oferta sube, manteniéndose estable la demanda, el precio baja--. Y, así con una oferta que duplica la demanda, los viticultores reciben un precio más bajo del deseado, y lo peor no será la vendimia del presente 2015; prepárense para la vendimia del 2016 y siguientes. La política vitivinícola que dirigió Cospedal, orgullosa de ser la presidenta del “Gran Viñedo del Mundo” – a base de potenciar la producción mediante la reconversión de viñedos, que ha supuesto multiplicar la producción hasta cotas desconocidas e invendibles—es la principal responsable. La producción supera los 48 millones de hectólitros, cuando el consumo interno, no llega a los 20 millones. Siendo la exportación la única salida posible a los enormes excedentes. Alguien debería recordarle a Cospedal lo que dijo, Charlotte Morrow: --“Si un partido político se atribuye el mérito de la lluvia, no debe extrañarse de que sus adversarios le hagan culpable de la sequía”--. Los excedentes vinícolas presentes y futuros, tendrán una culpable innegable, ¡Cospedal! y su pésimo gobierno en materia agraria.
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Por ello resulta tan sorprendente, que las organizaciones agrarias fomenten los boicots a los lácteos europeos, y al tiempo pretendan exportar los excedentes de vino; es un contrasentido que solo se justifica por la miopía, de unos líderes agrarios anclados a las bagatelas del oligopolio representativo, más que pensar en el futuro de los agricultores y ganaderos, y muchísimo menos, en los consumidores, que con sus impuestos colaboran en el pago de los seis mil millones de euros que, por diversos conceptos, viene recibiendo anualmente el sector agrario desde que España forma parte de la Unión Europea, para adaptar las estructuras a las necesidades, no para anclarse al pasado.
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Llegados a este punto de la cuestión, los consumidores deben hacer constar que la política de gestos populistas, no resuelven los problemas. Un servidor, en el pasado, dije que “Isabel García Tejerína” era la mejor del Gabinete ministerial; visto lo visto, me equivoqué,  y, tal vez por la contaminación de las alfombras de la sala del Consejo de Ministros, Tejerina se ha convertido en una ministra tan mediocre para Agricultura y el Medio Ambiente; como Soria para Industria, Energía y Turismo; García Margallo, para Exteriores; Bañez, para Empleo; o Catalá, para Justicia.
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Es inadmisible, mantener un status quo, que no sirve para crear empleo, ni para aplicar las enormes cantidades de dinero recibidas anualmente, para adaptar las producciones a las exigencias de los consumidores, dentro de un mercado global e interconectado. Y, como no hay nadie que diga que dar dinero de los contribuyentes para que todo siga igual, es una injusticia, hay que recordar lo que dijo, Platón: --La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo--. Claro, que García Tejerina, empieza aceptando un currículo falso, para otorgar la Gran Cruz de la Orden al Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario, y acaba dando 300 euros por vaca, total ¿quién se va a quejar?
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…He dicho!
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*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias & Gestión de Energía Agraria (GEA & GEA)

3 comentarios:

  1. "Violencia, amenazas y desabastecimiento" por la crisis de la leche
    http://www.libremercado.com/2015-09-10/violencia-amenazas-y-desabastecimiento-por-la-crisis-de-la-leche-1276556733/

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  2. Consumidores y contribuyentes pagarán de su bolsillo la crisis de la leche
    El sector lácteo firma un preacuerdo que encarecerá el precio de la leche.

    http://www.libremercado.com/2015-09-12/consumidores-y-contribuyentes-pagaran-de-su-bolsillo-la-crisis-de-la-leche-1276556803/

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  3. ¿Cuánto debería costar, en realidad, un litro de leche?

    http://economia.elpais.com/economia/2015/09/11/actualidad/1441979653_796808.html

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