domingo, 15 de mayo de 2011

La España de Lucía y José Luis

*Por Ángel Rico

La España nuestra tiene características genéticas propias que la hacen diferente del resto del mundo mundial. Del “que inventen ellos” (lapidaria frase de Miguel de Unamuno) ó “chifla, chifla, que como no te apartes tú..” (del inmutable aragonés), al “que me quiten lo bailao”. Spanis ist diferent” se utilizó como reclamo turístico en una época pasada.

La, para mí, desconocida Lucía Pérez (de los Pérez de toda la vida) al igual que Zapatero, en relación a las consecuencias de su gobierno, tras el resultado del pasado festival de Eurovisión dijo: “Me siento ganadora”. Quien no se consuela es porque no quiere, dice el refranero nacional. La falta de objetividad para admitir que la representante española estuvo al borde del ridículo, del que nos salvaron nuestros vecinos, Francia y Portugal, que nos dieron doce puntos, es una característica nacional, como demuestran las encuestas publicadas estos días, que prevén los resultados de las próximas elecciones y, donde a pesar del inmenso paro, de los constantes fraudes, del permanente derroche y de la falta de rumbo gubernamental, muchos españoles siguen pensando que, Pérez y Zapatero, no han hecho el ridículo.

Y si la España real, la que camina por la calle, con los resultados logrados en Eurovisión “se siente ganadora” ¿por qué Zapatero ó Barreda, no pueden sentirse ganadores con los ridículos resultados obtenidos en sus respectivos gobiernos? Que estos, los resultados, sean desastrosos para la sociedad, ¡qué más da! Lo patrio siempre fue darle la espalda a la realidad y mirarnos el ombligo, mientras tratamos con desdén al resto del mundo.

Yo creo que eso debe cambiar. Que es hora de admitir que quedar antepenúltimo, con 171 puntos menos que los ganadores, es un fiasco. Como lo es, tener un desempleo del 21%, frente al 6% de Alemania, el 9% de Portugal ó la media comunitaria del 9,5%. En algo hay que ser campeones pensarán Lucía y José Luís. Pero es que, además, España es campeona en inflación, en déficit público y en desesperanza.

Pretender olvidar la realidad que nos rodea, mientras colectivamente nos mantenemos en un claustrofóbico; “¡danzad, danzad, malditos!” es un error. Hay que cambiar de música y de protagonistas del baile, si queremos salvar, además de los muebles, la dignidad.

“Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros” nos dijo, Jean Paul Sartre, y en ese punto de protagonismo histórico nos encontramos ahora. Una vergonzosa cantidad de parados, nos rodea. Con un interminable goteo de empresas, pequeñas y medianas, que cierran sus puertas cada día, mientras las grandes multinacionales publican sus enormes beneficios. Y todo ello, gracias a la estúpida complicidad del gobierno de España, el peor gobierno de la Democracia. Admitamos nuestro protagonismo y, con nuestro voto, ¡démosle a Cospedal el gobierno y a Barreda, la oposición! Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error.

Cospedal, en su campaña electoral está utilizando un indiscutible mensaje fuerza: “Si Zapatero, con el 21% de paro, es malo para los españoles, Barreda con el 23% de paro, es peor para Castilla-La Mancha” Irrefutable, Cospedal, tiene razón. Con Barreda, en la oposición, ganará Castilla-La Mancha.

--¿Y del resto de partidos políticos, qué?—Se preguntarán ustedes.
--¿De qué otros partidos, de Izquierda Unida, de UPyD? Si leen ustedes el programa de IU, comprobarán que, ni ellos mismos se creen que sea factible aplicar lo que predican. Se mueven en unas trasnochadas reivindicaciones del S. XIX, que, evidentemente, han tardado mucho en asumir. Y respecto a UPyD, un moderno partido leninista-art decó, (rosísmo-leninismo) carente, en Castilla-La Mancha, de democracia interna y de programa que ilusione a los votantes y, que su falta de programa político lo difuminan, con más leninismo. Donde lo positivo es un conjunto de personas con buenas intenciones que, aún, no se han dado cuenta que están en el lugar equivocado.

Nuestra fuerza, la del pueblo, no se demuestra con la abstención, ni dándole nuestro único voto, a quien no lo podrá utilizar, la fuerza se debe aplicar para cambiar los gobiernos que se quedaron sin ideas. Se demuestra, aplicando lo que dijo, Abraham Lincoln, “La Democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo En esos momentos, cualquier ciudadano es más fuerte que el aspirante a gobernarnos.

Es el momento de sacar del baile, a todos aquellos que han demostrado su incompetencia y su miopía política y, al igual, que Lucía (de los Pérez de toda la vida) demostrarles que, el ridículo, es algo que no se debe volver a repetir, porque es algo imperdonable.

…He dicho!


*Es Presidente de ADRIE

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