jueves, 10 de mayo de 2012

Lecciones de diplomacia hispana


*Por Ángel Rico
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Me cuentan que el jefe de los servicios médicos de S.M. la Reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Isabel II, motivado por una gran preocupación profesional en relación a la salud de la Reina, se puso en contacto con el médico personal del Jefe del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Evo Morales, para solicitarle al galeno boliviano, el nombre del principio activo de los tranquilizantes que, --“tras la queja oficial de España a Bolivia por la nacionalización de REE”-- han sido administrados al Presidente boliviano. El médico británico solicitó, también, a su colega boliviano que este hablase en nombre del británico (por motivos obvios) con el médico de Cristina Fernández de Kitchner, para la misma cuestión, --conocer los tranquilizantes que están siendo administrados a la Presidenta de Argentina, tras la queja formal del gobierno de España tras la expropiación de la YPF de Repsol--.
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Porque tras la queja del Gobierno español  ante el británico por la visita que el príncipe Eduardo y su mujer, Sophie Rhys-Jones, van a realizar a Gibraltar el próximo mes de junio, y ante una “queja” de tal envergadura los médicos de su Graciosa Majestad la Reina de Inglaterra, están preocupados, por como puede afectar el impetuoso movimiento diplomático español, ante la salud mental de la reina británica.
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Por mi desconocimiento de las cuestiones de la diplomacia, llamé a un antiguo amigo mío que es profesor de la Escuela Diplomática, para que el perito me ilustrase al respecto y le pregunté:  --¿Cómo hay que interpretar la visita del hijo pequeño de la reina de Inglaterra y su mujer, condes de Wessex,  a Gibraltar para celebrar el Diamond Jubillee, osea, el 60º aniversario del reinado de su madre?
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Para que yo lo pudiese entender me respondió: --La ofensa sería similar a la que se produciría en una cena oficial en el Palacio de Buckinghan, donde el protocolo obligase a los asistentes a vestir de “frac” y en lugar de asistir con la chaqueta de color negro, ---corta por delante y con terminación en pico hacia la cintura, con solapas también en pico y con faldón posterior--- un invitado se presentase con una camiseta de la selección argentina de futbol, con la lectura – “Boludos de Malvinas futbol club – Falkland fuck”-- (Malvinas jódete).
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--Tal, hipotética,  actitud sería una provocación diplomática imperdonable.-- Entonces, pregunté: --¿Y cómo actuará la diplomacia británica en relación a la “actuación del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación español, al convocar al embajador del Reino Unido en España, Giles Paxman, para transmitirle el disgusto y malestar español por la visita (a Gibraltar) de los condes de Wessex”?—  Respondiéndome el diplomático profesor: --el documento de  protesta será colocado en el “Spanish historical bunker”-- ¿Y eso qué es?—Repregunté.
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--La polvorienta estantería donde se archivan todos los documentos  oficiales relacionados con el artículo X del Tratado de Utrecht y que, la diplomacia española nunca consiguió que fuesen leídos y tomados en consideración por los gobiernos y monarcas británicos—Respondió el catedrático.
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--Entonces --¿las protestas diplomáticas españolas, sobre Gibraltar, no afectarán al gobierno británico?  —En absoluto. Una queja de Marruecos, por un posible tropiezo en la escalera de la base aérea de la roca, de uno de los pilotos de ese país, participante en las pasadas “maniobras conjuntas (Marruecos-Reino Unido) sobre el peñón de  Gibraltar y las aguas del estrecho” preocuparía más al Foreign Office, que la histórica retórica hispana.
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Y es que España, cuando actúa diplomáticamente, obliga a que los médicos de los jefes de Estado, tengan que hacer horas extras, para calmar la ansiedad provocada en los mandatarios de los que son responsables. Aunque, lo confieso, no me imagino a su graciosa majestad masticando hoja de coca, ni tomando el “mate de las cinco” como bebida relajante.
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Me resulta más fácil imaginar, a los traumatólogos de Argentina y Bolivia, tratando de colocar en su sitio el maxilar inferior, de MoralesKitchner, respectivamente dislocados por unas estruendosas y exageradas carcajadas, tras recibir las “duras quejas” del Gobierno Español, por las expropiaciones de YPF (en Argentina) y REE (en Bolivia).
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Y para demostrar al mundo que somos europeos, tres semanas antes de la provocadora e innecesaria visita de los británicos condes --con nombre de clínex para ricos--, la Reina Sofía irá al palacio de Windsor para celebrar con un almuerzo junto a la reina  de Gran Bretaña y su marido, el duque de Edimburgo, el mismo evento que sus hijos en Gibraltar.
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Esto si es diplomacia y lo demás son tonterías. Es de esperar que la Reina Sofía consiga que no se prohíba en los territorios británicos el consumo de jamón ibérico (como ya han hecho en Argentina). Llamemos al pan, ¡pan! Al vino ¡vino! Y a la estupidez ¡Diplomacia!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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