sábado, 2 de marzo de 2013

Es la economía, estúpid@

*Por Ángel Rico
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Karl Jaspers dijo: --“No someterse a lo pasado ni a lo futuro. Se trata de ser enteramente presente”— Y es el presente, el que tenemos que superar cada día para poder llegar al presente que habrá que superar mañana; y así un día tras otro. Lo que no está resultando fácil.
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En esa desconcertante encrucijada hay hoy millones de españoles, que perciben demasiada mediocridad en las decisiones políticas de un número excesivo de gobernantes, caracterizados por la retórica y la improductiva burocracia. ¿Por qué? Respuesta: --Porque esos burócratas están demostrando no estar a la altura de las actuales circunstancias.
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No son elegantes las autocitas, --pido disculpas por ello-- pero un servidor escribió el pasado 1 de enero aquel  off de record bajo el titular:--“Abismo político”--, donde manifestaba mi creencia de que, a pesar del optimismo del Presidente Obama tras vencer en las elecciones de su segunda legislatura: --no habría acuerdo en Estados Unidos, sobre el “secuestro fiscal”--, hoy los hechos me dan la razón. Mi opinión no estaba basada en el arte de la adivinación, sino que, en política: --lo que es previsible que ocurra, acabará ocurriendo--. El hecho es que hoy comienza el 'sequester', un término de connotaciones apocalípticas que significa 'confiscación', y que supone recortes automáticos en gran parte de las partidas del gasto público estadounidense, y que pone de manifiesto que no basta con ser “negro”, “con tener sonrisa permanente” y “desear que los demás apoyen ideas propias”, cuando las ideas son sencillamente estúpidas, aunque algunos conciudadanos españoles, como mi colega (periodista) López, apoyase las ensoñaciones de Obama, desde un estado de trance quasi preorgámisco.
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Las decisiones manifiestamente mejorables, no son solo identificables en políticos del otro lado del charco, sino que aquí, a nuestro alrededor, también hay ejemplos dignos de ser analizados y valorados por los resultados negativos que presentan esas malas decisiones políticas. Y quienes aprendimos aquello de: --por sus hechos les conoceréis--, tenemos el deber moral de hacer ver esos “hechos” –para que los responsables sepan, que sabemos como son--. El politicómetro más neutral que tenemos es el de desempleo, porque esos datos afectan a millones de personas. ¿Cuántos desempleados había cuando accedieron al cargo, y cuantos desempleados hay ahora?
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Los clásicos nos enseñaron que: --a grandes males, grandes remedios—y eso es lo que necesita la economía y sociedad actual; ideas creativas y generadoras de empleo. Y lo que no sean “grandes remedios creadores de empleo” solo será retórica estéril merecedora de aquel: --the economy, stupid--. Frase utilizada en la campaña electoral de 1992, entre Bill Clinton y George H. W. Bush, donde venció el primero, iniciándose el engorde de la burbuja inmobiliaria, que fue propiciada por Clinton, y no por los "neocons"; pero esa es otra historia, de la que hablaremos en otro momento.
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Hoy, como entonces, lo esencial es la economía. Fomentar la economía, con nuevos proyectos, nuevas ideas y nuevas fuerzas. Y para conseguir resultados distintos hay que cambiar, por tanto, los factores a utilizar. Operaciones similares, con errores similares, solo obtienen similares fracasos.
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¿Es leal quedarse callados cuando creemos que lo están haciendo mal? Mi opinión es que –No--. Y quienes se encuentran en el foco de la opinión pública, y sin aportar ningún resultado positivo a su gestión, solicitan que sigamos esperando, y no es confianza lo que nos piden, sino fe. Y, para su desgracia, --no hay tiempo para la fe--.
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Hay personas, entre las que me encuentro, que estamos dispuestos a seguir aportando ideas, defendiendo proyectos creadores de empleo, y generadores de actividad económica, como el Proyecto: --Empleo, Agricultura, Biodiésel y Transporte— y, parafraseando a Hannah Arendt, defendemos ese Proyecto –con un fondo de incansable optimismo y de incansable desesperación--. Y ese grupo de personas, sin medias tintas, declarará a los burócratas implicados, como dignos de ser merecedores de nuestra confianza, o de nuestro desprecio.
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Aunque parezca mentira, en el sector agrario actual siguen teniendo cabida numerosas supersticiones populares medievales, con más fuerza que las sólidas bases de hechos científicos probados. Y para desgracia, del necesario crecimiento, hay burócratas que siguen atizando el fuego de tales nigromancias, que como resultados presentan, 3,5 millones de hectáreas de improductivo, pero subvencionado, barbecho. Sin tener la gallardía de hacerles ver que, en la economía como en el cuerpo humano, --músculo que no se ejercita se atrofia--.
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Por tanto, ¡ahora toca la economía! Y sobra la retórica política.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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