martes, 5 de julio de 2016

¿El interés de España es lo que importa?

*Por Ángel Rico
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El 26 de octubre del pasado año, defendí una tesis política para Portugal, que de aplicarse habría sido positiva para el país hermano; no se hizo y ahí están los, innecesarios, peligros que amenazan a los portugueses. Y como lo que es malo para Portugal, no puede ser bueno para España, me permitirán que me plagie, a mí mismo, para reiterar,  mutatis mutandis, aquella tesis, a saber:
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Considerando que, lo peor que le puede ocurrir a España, es prolongar innecesariamente, el estado de “gobierno en funciones” que no repercute en el aumento de las inversiones, ni en el crecimiento, solo satisface el ego de los políticos cigarra; aquellos que dedican más tiempo a escucharse a sí mismos que, a trabajar (arrimando el hombro propio a otros hombros) para sacar a España de la situación donde se encuentra y para lo que hace falta, aprobar primero, y aplicar  después, una serie de reformas que, --con los resultados electorales tras el 26J-16--, ningún partido está en disposición de llevar a cabo de forma individual.
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Por ello, todos “Debemos” implicarnos, y al decir “todos” quiero decir, “también el Jefe del Estado”. Soy de la opinión que, Felipe VI, debe estar para algo más que ir (una, y otra y otra vez) a Cataluña, Navarra y el País Vasco,  donde le tratan con poco respeto; o presidir finales deportivas, donde es el objeto, junto al himno de España y la bandera, de insultos y silbidos del respetable; o recibir en consultas a líderes de partidos políticos republicanos,  que defienden la ruptura de la unidad de la Nación Española y que, se refieren al Jefe del Estado, en el mejor de los casos, como “el ciudadano Borbón” y habitualmente como “el Borbón”.
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El refranero dice que: --a grandes males, grandes remedios—y la situación actual, de un revuelto (como si de agua y aceite se tratase) de partidos políticos, que demuestran una clara animadversión  los unos hacia los otros, y los otros hacia los unos, obliga a no actuar como se hizo en el pasado, porque, en el mejor de los casos, se obtendrá un gobierno en minoría (realmente en funciones) sin capacidad de aplicar las reformas que son necesarias; lo que sería un “gobierno paripé”; dejando como perjudicados claros a la mayoría de españoles.
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La prueba de que la cosa va mal es que, mientras Rajoy es feliz en una, inaguantable situación de “gobierno en funciones”, la alcaldesa de la capital de España, --creará unos “soviets de barrio”, mediante una nueva figura político-policial, para vigilar y juzgar la vida de los barrios de Madrid--, saltándose lo que, al respecto, está legislado.
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--¿Qué habría que hacer?--.  Considerando que, el artículo 56 de la Constitución, dice: -- El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes—
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Y que, Artículo 62 (CE), entre otras, le atribuye al Rey: --a) Sancionar y promulgar las leyes; b) Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos en la Constitución; d) Proponer el candidato a Presidente del Gobierno y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la Constitución; g) Ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos, las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a petición del Presidente del Gobierno--. Dada la presente situación, demostrar liderazgo y actuar de la siguiente forma:
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--El Jefe del Estado (JE) debería convocar “a una reunión de Estado”  a los portavoces de los grupos parlamentarios más representativos del Congreso.  En esa reunión, el JE,  preguntaría a los presentes: --¿Quiénes están en contra del “Titulo preliminar” de la CE?; ¿Qué grupos parlamentarios están a favor y en contra de cumplir, durante la XII legislatura, lo esencial del “Tratado de Lisboa; los compromisos adquiridos con la Unión Europea, así como otros compromisos vinculantes y mantener a España dentro del Euro y la OTAN”? —
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Obviamente los partidos secesionistas y el estalinisto-comunista, estarían en contra de defender esos supuestos, toda vez que en sus filosofías estatutarias y programáticas, se indica su lucha contra esas cuestiones, que definen al sistema, en general y, las características de la realidad de España, en particular.
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El departamento de prensa, de la Jefatura del Estado, comunicaría a la ciudadanía que: --se habría convocado una nueva reunión de Estado para el día siguiente, donde no participarían los partidos, antisistema, mencionados.
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En dicha, segunda, reunión, el JE pondría sobre la mesa de negociación los programas políticos de “PP”, del “PSOE” y “Ciudadanos” preguntando a cada parte:--¿Qué apartados de los programas electorales de las otras partes serían inadmisibles?— Una vez expuestos los asuntos  inadmisibles para los unos y los otros, el JE preguntaría a los otros y a los unos: --De los asuntos denunciados como “inadmisibles”, ¿cuántos podrían ser retirados por cada parte?--. Normalmente, cada parte, suele admitir retirar el 50% de los asuntos rechazados, por la otra parte. Dichos asuntos se trasladarían al final de los, hipotéticos, asuntos pendientes de acuerdo.
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Una vez eliminados los apartados que crearían contenciosos refractarios, al partido contrario, los Servicios Jurídicos de la JE, (para evitar que cada parte arrimase el ascua a su sardina) del resto del contenido de los programas electorales, Legislativas 2016,  elaborarían un “borrador acumulado” que tras las matizaciones de las contrapartes, estaría disponible para convertirse en un Programa de Gobierno Conjunto, para la XII legislatura, con el apoyo de, al menos, 254 apoyos parlamentarios. Porque un “gobierno en minoría” –solo del PP-- sin capacidad de aprobar leyes, sería una pérdida de oportunidades para la sociedad en su conjunto y una tomadura de pelo a la ciudadanía.
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Llegados a este punto de las negociaciones, se pondrían sobre la mesa los asuntos contenciosos que habían sido pospuestos en la segunda reunión. La experiencia indica que: --se entraría en lo que se denomina “propuestas transaccionales”; es decir, las partes aceptan, de la otra parte, alguno de los asuntos inicialmente “inadmisibles”, a cambio de que se acepten algunos de los “inadmisibles”  asuntos propios. La experiencia indica que, tras negociaciones y renegociaciones, se concluye con un acuerdo final.
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Una vez, llegados a la alianza del “qué hacer” hay que acordar el “con quiénes hacerlo” (la composición nominativa del gobierno). En este apartado, se admitiría sugerencias de personas posibles  con tal de favorecer un gobierno sensato que represente al conjunto.
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Este supuesto, sería un ejemplo de “resiliencia” (la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse, pudiendo salir fortalecidos de ellas) política, que demostraria que en España, además de políticos, --buenos, regulares y mediocres--, también habría estadistas. La política necesita a gente que no necesite a la política.
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Posteriormente, los grupos políticos implicados, en la negociación por gobierno de salvación, venderían a los seguidores propios, que el acuerdo conseguido es una victoria correcta, lo que satisfaría el ego de los muy cafeteros, y pondría un instrumento importantísimo a favor de los intereses de la mayoría de los españoles, durante los próximos cuatro años.
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Si se me permite una sugerencia, y de acuerdo con el Artículo 68 de  la Constitución  Española: --El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, en los términos que establezca la ley—en el acuerdo de los partidos firmantes, debería acordar “una reforma en la Ley Electoral” para que en la próxima legislatura, el número de diputados fuese el mínimo contemplado –300--. Siendo un ejemplo de ahorro, que la ciudadanía valoraría positivamente porque ya se sabe que: -- Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera--.
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Respecto al “protagonismo” del Jefe del Estado, habrá que tener presente Artículo 61 (de la CE) --El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas--. Por lo que, fomentar, que haya gobierno, sin esperar a que un alineamiento astral consiga lo que la, poca talla política, se empeña en dificultar, sería un ejemplo de, sin salirse de sus funciones, hacer que con la realidad actual, en España las cosas funcionen.
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De no existir sentido común, ni resiliencia política, en España, quedaría demostrado aquello que dijo, Groucho Marx: --La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados—Y si, Pedro Sánchez, (responsable de la mayor derrota del PSOE  en Democracia), llevase a España al borde del abismo, con experimentos antisistema, o de ingobernabilidad manifiesta, demostraría ser ciertas las palabras de, Francis Bacon: --Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral--  ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

2 comentarios:

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