viernes, 26 de marzo de 2010

La década perdida


Por Ángel Rico*

Estamos atravesando una época que acabará influyendo negativamente en nuestras vidas. El hecho de que la sociedad camine anestesiada como si no pasase nada, no podrá evitar que acabemos marcados por la realidad de las cosas, a las que tendremos que adaptarnos debido a la pésima gobernabilidad que está aplicando J.L.R. Zapatero (el peor gobernante de la democracia).

El semanario The Economist indica en su último número la falta de disponibilidad del Gobierno español (el peor gobierno de la democracia) para aplicar la “cirugía necesaria” que España necesita. Un desempleo del 20%, una productividad en retroceso, un déficit de 11,2% del PIB, una deficiente situación financiera de las cajas de ahorro, etc., hace pronosticar que España quedará colocada a la cola de la recuperación del resto de países europeos.

La falta de talla política de Zapatero, para acometer las reformas que la situación actual requiere, como el mercado laboral, el ahorro presupuestario de las administraciones públicas y, la adecuación de las cajas de ahorro a un sistema financiero menos politizado, está suponiendo una parálisis general en el desarrollo económico, empresarial y social de España.

El mantenimiento de Zapatero en una situación de miopía gubernamental, obstinado principalmente por tener contentos, por una parte, a los sindicatos –que en realidad están actuando como una Dirección General del Ministerio del Paro—y, por otra, al clan de los aplausos, será negativo para España y, supondrá que acabemos perdiendo toda una década en posibilidades y desarrollo. El sentido común tendrá que esperar a ser recuperado cuando cambiemos a este gobierno y, para nuestra desgracia, no se esperan elecciones hasta dentro de dos años.

La actuación permanente del Presidente del Gobierno, es impresentable. Ha sido el principal culpable del desastre económico y financiero que está soportando España. Ha llevando al país a una situación real de insuficiencia financiera, donde urge conseguir dinero para pagar los excesos de una política absurda, contaminada por las insaciables exigencias nacionalistas. Que, además, cuenta con muchas dificultades para animar al fomento de la productividad interior. Y no obstante la pésima realidad financiera española, Zapatero actúa como si la enfermedad que está afectando a la mayoría de los españoles, no tuviese que tenerla presente en el día a día.

Ha resultado insultante su actitud en la reunión del Eurogrupo, donde para salvar a Grecia (que atraviesa una situación similar a la española) los países del euro que van bien, respaldarán una serie de préstamos para Grecia. Zapatero, se ha comprometido a que España aporte 2.500 millones de euros. ¿Cómo podemos aportar 2.500 millones de euros, cuando no tenemos dinero para los gastos propios?.
Países Bajos y Portugal se han excluido de pagar a escote los gastos de la fiesta griega.

Portugal como ejemplo

El hecho que Portugal, haciendo uso de más sentido común que España, se ha desmarcado del club de padrinos de la fiesta griega, nos obliga a dirigir nuestra mirada a este país hermano porque se están produciendo movimientos que harán historia.

El Partido Social Demócrata está inmerso en unas elecciones internas para elegir a un líder capaz de devolver la esperanza al pueblo portugués. Desde la celebración de su primer congreso, en noviembre de 1974, el PSD ha tenido varios líderes que dieron seguridad de que siempre podría haber alguien que en Portugal pusiese las cosas en su sitio. Hay que destacar las figuras de Francisco Sá Carneiro, Francisco Pinto Balsemão e Joaquim Magalhães Mota, Pedro Santana Lopes ó Anibal Cavaco Silva, quien consiguió la primera mayoría absoluta parlamentaria despues del 25 de abril.

Líderes que hicieron historia y dieron confianza. Una confianza que no supo transmitir la, hasta ahora, Presidenta del PSD, Manuela Ferreira Leite, quien tuvo la oportunidad de cambiar, en las pasadas elecciones a la Asamblea de la República, el gobierno de la nación. Y debido a su falta de liderazgo, de programa y de ambición, permitió que el PS siguiese gobernando Portugal.

Ahora vuelve la esperanza de un nuevo cambio, la figura de Pedro Passos Coelho destaca con fuerza. La fuerza que da la seguridad de saber qué es lo que hay que hacer y, sobre todo, de estar dispuesto a hacerlo.

Esperemos que España copie el ejemplo de Portugal, tanto desde el gobierno como desde el partido de la oposición, aplicando el sentido común que estos tiempos exigen para recuperar el tiempo perdido.

* Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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