lunes, 22 de marzo de 2010

A vueltas con Israel

* Por Ángel Rico

Vemos con demasiada reiteración opiniones sobre Israel que se muestran carentes de la mínima objetividad sobre lo opinado. Tanto en la defensa de la “Alianza de Civilizaciones” que aplica el Gobierno de España, como en la “actitud anodina de la diplomacia de la UE”, o del “Cuarteto para Oriente Medio”, en todos los casos se pretende, principalmente, quedar bien ante la sociedad tan preocupantemente desinformada.

Por ello, y porque la mayor parte del presupuesto con los que sobrevive Palestina sale del fondo creado con nuestros (mis) impuestos. Bien porque España aporta de forma unilateral el dinero necesario para pagar la reconstrucción del aeropuerto internacional de Gaza, y la construcción de carreteras, o porque la UE, que también se financia con nuestros (mis) impuestos, paga los salarios de la totalidad (literal) de los funcionarios palestinos (mas de mil millones de euros al año a la autoridad palestina) y, finalmente, porque la ONU (a la que España financia con la tercera cantidad más importante de los países miembros que pagan) aporta el resto, tengo algún derecho a opinar. Derecho que me permito utilizar en este caso.

El conflicto israelo-palestino se alarga desde hace más de sesenta años. ¿Cómo es posible que un conflicto dure tanto tiempo? La respuesta es sencilla, porque hay intereses en que la cuestión no se resuelva. Principalmente por motivos políticos y estratégicos.

La ONU viene demostrando ocasión, tras ocasión, tras ocasión, que es un organismo que no sirve para la solución de los problemas. Y a los hechos me remito. ¿Conocen ustedes algún problema en el mundo que se haya solucionado gracias a la ONU?. Yo tampoco.

Pero no obstante, los distintos secretarios generales de la ONU (dentro del guión establecido) se permiten hacer denuncias y críticas. La última a saber: Ban Ki-Moon denuncia el "inaceptable" bloqueo israelí a Gaza. Luego cogió su avión y se volvió a Nueva York.

Y uno se pregunta: ¿Por qué es inaceptable el bloqueo?. ¿Cuál es otra opción alternativa? Uno de los ejemplos que Ban Ki-Moon debería aplicarse, como ejemplo, podría ser el de trasladar, temporalmente, la Secretaría General de la ONU a un edificio situado cerca de la frontera en el lado israelí. Y continuar con su actividad diaria, como si de Nueva York se tratase. La ciudadanía mundial vería, con ese ejemplo, la autoridad moral necesaria para emitir opiniones. Mientras eso no se haga, lo mejor es estarse callado y limitarse al cumplimiento de los acuerdos de la ONU.

No es justo, políticamente, criticar las reacciones. Lo que hay que hacer es condenar e impedir las acciones que provocan las reacciones de los estados para su seguridad. Quitar importancia a la enfermedad, no autoriza en ningún momento, a criticar el tratamiento de curación utilizado.

Mientras tanto, la realidad sigue y los implicados deben buscar soluciones mediante el diálogo. Pero en el diálogo hay que tener presente también la muerte del agricultor que trabajaba en un kibutz israelí, por un cohete lanzado desde Gaza por un grupo salafista enfrentado con Hamás.

Y en este punto del problema habló el Cuarteto para Oriente Próximo, y actuando como decía Napoleón: “Si quieres que algo no se resuelva encárgaselo a una comisión”. Comprobamos como el Cuarteto, no impide ni el lanzamiento de cohetes, ni la proliferación de túneles palestinos que conectan la franja con Egipto, ni por tanto, la seguridad de Israel.

Catherine Ashton, la alta representante de la UE dijo que: “necesitamos que la ayuda llegue a Gaza para que le economía crezca y la gente pueda disponer de las cosas de las que carece”. ¿De qué economía estamos hablando? Exclusivamente de la que supone las aportaciones económicas de la ONU, la UE y España, es decir, en todos los casos dinero que sale de nuestros (mis) impuestos. Y que han demostrado que los interesados no están dispuestos a invertir en desarrollar actividades como la agropecuaria, la construcción, el comercio, etc. Porque a los dirigentes palestinos así les va bien.

Dicen los clásicos, que un negocio no será un negocio si no ganan las dos partes implicadas. Y mientras Israel no tenga garantizada su seguridad, no habrá posibilidad de acuerdo. Solo hay que ver el canal de televisión que opera en la franja, Al Aqsa, financiada y controlada por Hamas y que sirve para transmitir programas “diseñados para reclutar niños a fin de convertirlos en combatientes armados de Hamás y en suicidas cuando sean adultos”. Hamas es un movimiento terrorista, que no renuncia a la violencia y que no reconoce al Estado hebreo. Por lo que hay que deducir lo alejado que está el necesario acuerdo de paz.

Por todo ello, es imprescindible actuar siempre política y diplomáticamente de una forma correcta en la zona. Y son injustificables los gestos que puedan poner a una de las partes delante de la otra. Algo que ocurrió con el gesto del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, al no acudir, en su último viaje a la zona, a la tumba del fundador del sionismo, Teodoro Herlz, y si hacer una ofrenda floral en el mausoleo del histórico dirigente palestino Yasser Arafat. Un ejemplo de lo que en diplomacia no se debe hacer. Nuevamente los asesores de Lula, le han hecho equivocarse. Como ocurre con “el apoyo sin reparos" –que Lula da Silva— da a Ahmadinejad en relación con la generación de energía nuclear de Irán. En contra de la opinión de los países democráticos del planeta y de la necesaria seguridad de Israel.

He dicho

* Es Presidente del Instituto Hispano Luso Brasileño

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