lunes, 24 de junio de 2013

Conocer la enfermedad por los síntomas

*Por Ángel Rico
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Uno de los elementos fundamentales para curar cualquier enfermedad es que los médicos conozcan a la perfección los síntomas del enfermo, de ahí que sea preciso que --el paciente describa, lo más detalladamente posible, los síntomas de su enfermedad--. De la perfecta interpretación de la suma de los síntomas, se llegará a determinar la enfermedad  de que se trata, y por tanto, el tratamiento y los medicamentos adecuados para la cura.
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Si el enfermo adultera la relación de los síntomas, difícilmente se podrá prescribir el tratamiento adecuado. Lo que ocurre con sectores de la economía nacional como “el transporte” y “la agricultura”. Sectores que van mal, pero que gracias a placebos temporales como “gimoteos recurrentes” y “subvenciones inmerecidas” se sigue caminando hasta el siguiente “gimoteo” y la siguiente cumplimentación del impreso de subvención de la PAC; y así, una y otra vez, con la diferencia que --el sector agrario recibe anualmente (según Rajoy) 7800 millones de euros en ayudas, que antes salieron de nuestros impuestos; y el sector del transporte, que pierde anualmente un 10 por ciento de sus efectivos, y una parte de los ingresos que merece su trabajo--.
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Los implicados, --camioneros y agricultores— se empeñan en falsear los síntomas  que aquejan la realidad de sus respectivos sectores. Los primeros, los transportistas, se niegan a admitir que: --el principal de sus males es el individualismo--, la solución a sus problemas está repartida en los miles de profesionales que forman el conjunto del sector; cada uno defiende como válida su parte de solución, pero nunca se sumará a la parte de solución que tienen el resto de sus colegas. Y así, razón individual a razón individual,  el problema del transporte se gangrena. Y los segundos, los agricultores, han asumido que con 7800 millones de euros al año, viven mejor que sin esa cantidad. Dedicando todo su tiempo y esfuerzo, a reivindicar más ayudas para conservar su agricultura, amenazando a la cobarde sociedad con que, en caso contrario, desabastecerán los mercados de alimentos.
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El gobierno de turno, es cómplice en esa farsa, con la equivocada actitud de mimar a un sector, y marginar al otro. Como si dedicando atención a la rueda delantera de una bicicleta y relegar al olvido la trasera, no se corriese el riesgo de que por un pinchazo trasero, no sea posible que el biciclo se mueva y la actividad desarrollada, gracias al conjunto, se detenga.
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Considerar como un “éxito” --una reunión de varias decenas de asistentes, de un sector compuesto por cien mil profesionales--, es un ejemplo de “falseamiento de los síntomas”. Aunque en esa hipotética reunión, participasen San Pedro o San Judas, sería imposible llegar a una solución positiva, porque el resto de profesionales seguirían haciendo kilómetros, con su parte de verdad, y con su parte de gangrena.  Por eso, es urgente, introducir la objetividad en los hechos, en los razonamientos y en la situación, para que sea posible dar con la solución. ¡Con la única solución! No con noventa y ocho mil trescientas doce soluciones distintas y, en algunos casos, antagónicas. Está abierto el plazo para que los profesionales del transporte presenten sus candidaturas al Comité Nacional de Transportes, aquellos que no participen ahora, no tendrán voz el resto del tiempo. Hechos son amores y no buenas razones, dice el refranero español.
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El sector agrario nacional,  también necesita de un análisis a fondo y con objetividad de su realidad y sus vicios. Y alguien, en el gobierno, debería responsabilizarse para informar a los agricultores que --los 7800 millones de euros al año, llegará el día en que Europa no los financiará más--. Y si las estructuras agrarias no se han preparado para ello, el shock será sombrío, cuando reviente la burbuja de las ayudas. Por ello, es recomendable dedicar tiempo a la conquista del futuro, en lugar de a la conservación de las tradiciones del pasado.
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La sociedad lanar mira siempre para otro lado, mientras el gobierno dirige el juego del trile, con los sectores “agrario” y del “transporte” con el resultado de que --España tendrá que pagar una sanción de 1370 millones de euros, por no haber sumado inteligentemente las sinergias del agro y del transporte, y no haber cumplido los compromisos relacionados con el Tratado de Kioto y mantener un exceso de 193 millones de toneladas de CO2, respecto a los objetivos nacionales--. Pero ¡… qué más da! Al fin y al cabo ¿qué son 1370 millones de euros? mientras haya momentos para improductivos “gimoteos” e impresos para solicitar más “ayudas” de la PAC., y mantener de barbecho, el 18 por ciento del total cultivable.
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La sociedad no puede permanecer impasible ante unos desajustes estructurales, cuyos negativos resultados, acaban siendo pagados con nuestros impuestos. La sociedad no debería admitir como normales, el falseamiento de los síntomas de sectores tan importantes como la agricultura y el transporte, porque –además de no obtener el máximo de resultados posibles, tenemos que pagar las consecuencias de la mala planificación del sistema, debido al falseamiento de los síntomas--. Porque la ignorancia de la sociedad, cuesta dinero; el individualismo de los transportistas, les cuesta dinero a ellos mismos; el egoísmo de los agricultores, cuesta dinero a la sociedad; y la actitud de los políticos, cuesta dinero. Las cantidades sumadas, en este trile oficial, suponen la nada despreciable cifra de 9170 millones de euros, que como los pagamos nosotros, --los contribuyentes-- algo tendremos que opinar al respecto, porque hay un síntoma  que hoy no se puede ya ocultar: --¡el inmenso olor a podredumbre!--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA & GEA

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