*Por Ángel Rico
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Le
contaré a usted, respetado lector, que los últimos diez días de abril de 1987,
un servidor fue enviado a Tívoli,
ciudad italiana cerca de Roma, para
participar en un seminario sobre “el funcionamiento de la CEE ”,
al fin y al cabo España, junto con Portugal, se habían adherido a ese club
de mercaderes en enero del año anterior. Y era sabido que había que conocer
bien los intríngulis del sistema para sacar el máximo provecho posible para España y, nadie mejor que la Democracia Cristiana Europea, y en especial, la Democracia Cristiana Italiana, para dirigir un seminario
con aquellos objetivos.
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En
Tívoli se encuentra Villa D’Este, que había sido confiscada
en el siglo XIII, por el Papado a los Benedictinos, para usarla como
residencia del gobernador. En aquellos tiempos los papas, tenían un mandato
breve, como lo demuestra el caso de Honorio
III, cuyo pontificado duró 8 meses (18 julio 1216 – 18 marzo 1217); o Celestino IV, con solo 16 días de
pontificado (15 de octubre de 1241 – 10 de noviembre de 1241). Incluso desde el
29 de noviembre de 1268 a
1 de septiembre de 1271 la Iglesia no tuvo
pastor que la dirigiese. El mandato de Juan XXI, también fue breve, no
llegando a los diez meses (8 de septiembre de 1276 a 20 de mayo de 1277).
De ahí que los burócratas de Iglesia
romana, para garantizarse el apoyo del poder político, cediesen al gobernador Villa D’Este. Hoy declarada Patrimonio de la
Humanidad , por ser una pieza maestra de la Arquitectura
italiana, y especialmente del diseño de jardines; imitados, entre otros
lugares, por los jardines del Palacio de
Queluz, en Portugal.
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Volviendo
al año 1987, los tiburtini (gentilicio de los ciudadanos de Tivoli) estaban alegres y contentos
porque del 24 al 26 de abril, (y bastantes
días antes) Villa D’Este y una
gran parte de Tivoli estaba tomada
por el enorme séquito del “Club
Bilderberg” que se reuniría allí. Lo
que supondría unos importantes ingresos para la hostelería y otros servicios generales
de la zona. Yo que, al fin y al
cabo, estaba allí para aprender, me sorprendió todo lo que llevaba consigo
aquel “Club” desconocido hasta
entonces para mí. --¡Joder que poderío tienen en Europa los clubes! – llegué a pensar, movido por mi ignorancia al
creer que el “Bilderberg” sería un
club deportivo o cultural de nivel alto. --¡Joder! Nivel alto--.
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Durante
aquellos largos días en Villa D’Este, los contactos con el
joven personal de tercer nivel, que eran los asistentes de los participantes en
la reunión del Club Bilderberg, me
sirvió para percibir la verdadera dimensión y las características del, hasta
entonces, desconocido para mí, Club Bilderberg. Los asistentes “tipo 3” , no tenían acceso al centro
de reuniones. Al corazón de la reunión solo estaban acreditados los participantes
y los asistentes “tipo 2” y aquellos otros (los “tipo 3” ) acabaron compartiendo cafés,
tertulias y confidencias con nosotros los “democristianos mediterráneos”
reunidos allí para aprender a hacer lobby en la Europa
de los 12.
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Estaba
relativamente reciente –9 de mayo de 1978— el asesinato, a manos de las Brigadas Rojas, del indiscutible líder,
intelectual y hábil negociador, de la Democracia Cristiana Italiana, Aldo Moro. Y en aquellas
largas e interesantes reuniones, en la periferia de Villa D’Este, hasta altas horas de la madrugada, entre asistentes
“T3” del Club Bilderberg, los
“democristianos” y algunos miembros del Partido
Comunista Italiano (PCI)
“empotrados” entre los oradores democristianos italianos, se hablaba de: --que
quien, en realidad, dio la orden de asesinar a Moro fue la Logia Masónica P2 (Propaganda Due). La
teoría de que las Brigadas Rojas fuesen
los intelectuales del asesinato no era creíble entre los participantes, por, “el
pacto existente entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista para erradicar
la corrupción política en Italia, mediante
el Compromesso
Storico con Enrico Berlinguer”--.
Dando a entender que la mala sombra del Club
Bilderberg era alargada.
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En
aquellas misiones, de observador internacional, adquirí el hábito de anotar las
cuestiones más interesantes que hubiesen acaecido en las reuniones, o durante
la jornada. Costumbre que sigo manteniendo en la actualidad, y que me ha
servido estos días para desempolvar aquellos “cuadernos de notas para tener en
cuenta” y volver a leer mis anotaciones sobre lo hablado y confidenciado, en Villa D’Este, en los últimos días de abril de 1987, y
comprobar que los asuntos que el Club
trató entonces fueron: --I,
Estrategia hacia la URSS ; II; Política hacia el comercio y el
proteccionismo; III, El sector
público y el crecimiento económico; IV,
Actualidad, China; V, El debate sobre el control de armas—
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Los
participantes españoles fueron: --Juan
Luís Cebrian (Director de El País); Juan
A. Yánez Barnuevo (como director de Asuntos Internacionales de Felipe González) Julián Santamaría (Embajador de España en Estados Unidos)—
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Y
los portugueses participantes fueron: --Francisco
Pinto Balsemao (Ex Primer Ministro de Portugal);
José Eduardo Moniz (Director de
informativos de RTP) y Fernando Faria de Oliveira
(Vicepresidente de IPE)
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Con
el transcurrir de los años, me he cruzado
con algunos de los entonces confidentes “T3” que ahora disponen de credencial
de seguridad Bilderberg “T2”. Con dos de ellos, en diciembre de 2005, en Viena, en la conferencia por la Libertad de Prensa, organizada por Reporteros sin Fronteras, donde conocí
a la periodista rusa, Anna Politkóvskaya,
que entre otras cosas y según mis notas dijo: --“La gente a veces paga con su vida por decir bien claramente lo que
piensa”— Su asesinato en Moscú, el 7 de octubre de 2006, le dio
la razón. Es posible que el encuentro con los “T2” en Viena fuera solo coincidencia, o tal vez no y si la alargada mala sombra
Bilderberg.
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Esa
sucesión de vivencias y anotaciones a lo largo de mi vida, me ha permitido
disponer de opiniones propias en numerosas cuestiones. Opiniones, en ocasiones,
políticamente incorrectas que obligan a revelarme con aquellos dirigentes
políticos con actuaciones mediocres, que perjudican a la ciudadanía. No puedo
callarme cuando compruebo que la trivialidad de los responsables de algunos
negociados de la Administración, hacen aumentar el desempleo, encarecen la energía en el transporte y, por tanto, los bienes que necesitan ser transportados,
sencillamente para agradecer que, en algún momento fueron invitados a
participar por los que mandan en el Club
Bilderberg, para completar el cupo de invitados “ni-ni” (Ni tienen poder, Ni
tienen ideas).
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Cuando
la tendencia actual haya pasado, los poderosos de la energía seguirán teniendo
poder, y aquellos invitados Bilderberg
“ni-ni” serán recordados por la ciudadanía como
quienes pudiendo hacer algo positivo para los ciudadanos, se limitaron a
dificultar la oportunidad, excusándose con retóricas improductivas.
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…He dicho!
.
*Presidente del Instituto Hispano Luso
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