*Por Ángel Rico
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…Y
llegará el momento en que a los votantes de “Podemos” les supere la realidad irrespirable a la que, con su
insensatez, pudieron llevar al país, en general, y a sus familias, en
particular; entonces querrán hacer algo y será el momento de decirles:
--“Habéis actuado un poquito tarde. Vosotros fuisteis quienes creasteis al
destructor de España, quienes le
seguisteis, mientras creíais que todo parecía marchar a favor de vuestros
intereses. Vosotros fuisteis quienes sin dudar prestasteis cuantos juramentos
os pidieron y quedasteis reducidos al papel de despreciables aduladores del
facineroso, sobre quien recae la responsabilidad de pérdida de libertad para
decenas de miles de ciudadanos. Ahora
que el fracaso ya no puede ocultarse, traicionáis la empresa en bancarrota, a
fin de tener una coartada que os proteja--.
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Esos ciudadanos lanares, relegados al
mísero protagonismo de depositadores de papeletas de voto; esos ciudadanos que
consideraron más fácil dejarse llevar por las promesas imposibles del embaucador
“Podemos”, que encararse con los
diputados –del PP o del PSOE— en sus respectivas
circunscripciones electorales para exigirles, cara a cara, devolverles lo
estafado y obligarles a mirar por los intereses del Estado, antes que por la comodidad personal del balanceo al pairo
de la política. Esos ciudadanos, que siendo históricos votantes del PSOE o del PP, decidieron una huída hacía ninguna parte, en la creencia de que
–votando a Podemos-- le darían una
patada al partido político que les había traicionado, cuando en realidad, a
quien le estaban dando la patada era al futuro de sus hijos. Porque es más
razonable, hacer retornar a los diputados de los partidos mayoritarios al
“sentido común” de una coalición gubernamental a la alemana, para conseguir:
–“la verdadera separación de poderes del Estado”,
“la adecuación de la estructura del Estado
a la actual realidad nacional”, “conseguir el cumplimiento, por el Estado, de todas las sentencias de los
tribunales” y olvidarse del “Estado federal asimétrico” (por lo que supone de injusta
desigualdad)--, antes que convertir, de facto, a España en una copia de Venezuela.
El conjunto de principios de “Podemos”
carecen de valor en una sociedad libre, sirviendo solo para crear y mantener
una nueva casta privilegiada, los “bolivarciques”.
La mayor amenaza para la libertad es un Pueblo
indolente.
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A esos ciudadanos que, han sentido la
adrenalina del protagonista al patear al PP
y al PSOE, votando a “Podemos” es de aplicación aquello de que: --“Es más
fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados”--. Y es
que, aquellos ciudadanos, gremios y sectores que con el “podemos en la boca”,
creen haber descubierto la piedra filosofal que resolverá sus problemas de desempleo
y de futuro, lo que están demostrando es que: --sus problemas de futuro y
desempleo, los tienen y tendrán por dedicar más tiempo a las entelequias, que al
trabajo diario para solucionarlos--. Napoleón
dijo: --“Hay cuatro cosas que ponen al hombre en acción: interés, amor, miedo y
fe”—Los pro-podemos han puesto su futuro en la comodidad de promesas imposibles,
porque es más fácil dejarse llevar que, pensar si el camino de “Podemos” lleva a alguna parte.
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Profesionales de sectores con
problemas, --como el transporte--, que se caracterizaron en el pasado (algunos
de ellos) por no hacer nada positivo a favor de sus propios intereses,
realizando, incluso, actuaciones y actividades vergonzosas, en contra del propio
sector; ahora con la mera pronunciación de la palabra “podemos” esperan que se
resuelvan los problemas a los que su propia mediocridad les llevó. Será difícil
creer que, en su momento, estas personas lleguen a encontrar los argumentos
para explicarles a sus hijos --que fue su propia estupidez la que empeoró la
situación familiar--, porque será infinita la sorpresa e indignación que
recibirán del resto de miembros de sus familias, al comprobar los resultados de
tan poca responsabilidad.
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De
no cambiar la actitud de esos colectivos ovejunos, llegará el momento en que los “pudremos” aplaudirán al líder cuando
diga --“Mi honor es mi lealtad”-- o algo semejante. Que no se me malinterprete,
creo que cada cual tiene derecho a pensar (o no pensar) y a votar a quien
considere conveniente. Pero similar derecho, tiene un servidor, a analizar,
comentar y valorar cada propuesta política, porque la Historia nos ha mostrado
ejemplos similares de dictadores que lo fueron por el absorto apoyo de
colectivos ignorantes, estúpidos y, por tanto, cómplices de las dictaduras
resultantes; y no servirá de atenuante, no haber leído el programa político, ni
la humana debilidad del seguidísmo “hameliniano” de lo fácil, tras la más que
esperable petición, de Monedero e Iglesias, a sus seguidores: --“Sabemos muy bien que lo que de vosotros
esperamos es algo sobrehumano, esperamos que seáis sobrehumanamente inhumanos”--.
Pero algunos, conocemos quién, cómo y cuándo pronunció estas palabras, y no nos
gusta el grado de similitud al que “Podemos”
está llegando con aquello. Podréis tratar de quitarnos la libertad a la mayoría,
pero no esperareis que, sin luchar, os dejemos hacerlo.
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Habrá de concluirse, que
--“la sociedad española vive rodeada, por todas partes, de personas investidas
de autoridad y en el desempeño de cargos públicos que son, en verdad, muy
culpables de la situación, pero que no sienten que lo sean. La reacción normal
ante dicha situación debiera ser la de la indignación, pero la indignación
comporta riesgos, no riesgos de perder la vida o de quedar mutilado, pero sí de
crearse obstáculos en el desarrollo de una carrera cualquiera”--. Esa sociedad,
parece que no pretendan más que huir de las presiones de los problemas
absolutamente presentes y actuales, y refugiarse en un sentimentalismo barato,
improductivo y melancólico.
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Esa sociedad, utiliza
“Podemos” como un milagroso medicamento
placebo, no siendo conscientes de las enormes contraindicaciones que conlleva. Esto va para los encandilados mentales que,
como dice Revel en “La gran
mascarada”, no son capaces de ver la similitud de ideales entre el “comunismo”, el “nacionalsocialismo”, el “islamismo”
y el “bolivarzismo” y su odio mancomunado al liberalismo y al libre albedrío.
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Todos
esos regímenes se caracterizan por la utilización
de la infernal maquinaria de propaganda, las mentiras más descaradas, el
terror, la eliminación de opiniones disidentes, la necesidad de fabricar
enemigos externos e internos para aglutinar y enfervorizar a las masas, el
extermino de toda manifestación de individualidad en aras de lo colectivo, el
antisemitismo, el estatismo rampante y las extendidas y sistemáticas purgas,
torturas y matanzas. Y así fue siempre, y con “Podemos” lo sería.
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Y dicho lo anterior, los líderes (¡¿líderes?!) de los partidos mayoritarios, deben huir de la
autocomplacencia y los halagos de los acólitos para enfrentarse francamente con
las perspectivas de la derrota, y ajustar el rumbo hacía una nueva manera de
gobernar; abandonando la arrogancia que ha caracterizado los últimos gobiernos
y que les hizo, --como gobernantes y a los diputados que apoyaron sus
decisiones--, unos miserables. Y a
aquellos otros miembros de estos partidos, que consideran que la labor de los
actuales dirigentes es “manifiestamente mejorable”, que den un paso al frente y opten a ser ellos
quienes dirijan al partido, al gobierno y a la oposición. Son inaceptables
aquellos partidarios que son conniventes
con la política que hace su partido y luego confiesan en privado, que:
--“interiormente se oponen a tal
política”--. En política, la obediencia y el apoyo son una misma cosa.
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No hay que confundir “democracia” con “libertad”,
“igualdad” con “justicia”, “ciudadanía”
con “manada, ni “gobierno” con “absolutismo”. Porque por muy grande que sea el número de
moscas que coman de esto o aquello, no tiene que impedirnos, al resto de
ciudadanos, la “libertad” de querer
imitarlas o no. Porque cuando las palabras pierden su significado, la gente
pierde su libertad.
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…He dicho!
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*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
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