*Por Ángel Rico
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Un
servidor defendió y defenderá siempre la importancia de la “libertad” en todos
los conceptos de la vida; si existe algo de divino en lo humano, como dijo Lord Acton, es el anhelo de “libertad”;
un deseo de “libertad” contagioso que explica el devenir de la historia de la
humanidad. La libertad no es un medio para alcanzar un fin político más alto;
es en sí misma el más elevado de los fines políticos. Es decir, lo consignado
en las constituciones liberales: el derecho a la vida, a la “libertad” y a la
propiedad.
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¿Por
qué la “libertad” económica es necesaria para la existencia de la “libertad”
política? --Porque para que las personas puedan asociarse libremente en organizaciones,
partidos, gremios o de la forma que deseen, deben poder disponer de sus
recursos. Si en vez de ser así es el gobierno quien los dispone, por la vía del
hecho o del derecho, las personas no podrán manifestar su opinión, no podrán
abrir un diario, no podrán formar un partido político, no podrán actuar de acuerdo con
su libre albedrío, etc.
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Si usted, respetado lector, se pregunta: --¿Qué haría, un
servidor, si gobernase y tuviese atribuciones al respecto?--, Eliminar en su
totalidad, las ayudas que el Estado
viene otorgando a “sindicatos y patronales” y la suma de esas cantidades
aportarlas a un “Fondo de Compensación para los Trabajadores”, que serviría
para ayudar a aquellos trabajadores con cargas familiares, y sin medios para
subsistir. De esta forma, nadie podría acusar al gobierno de sisar una cantidad
que correspondía a los trabajadores, porque nunca en la Historia los trabajadores
habrían dispuesto de unos fondos tan claramente destinados a su beneficio, como
esta propuesta. Y si el gobierno de turno tuviese dudas, que haga un referéndum
al respecto entre los trabajadores y verá que el apoyo será mayoritario.
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¿Y los sindicatos qué? –Los sindicatos tendrán que pactar con los
trabajadores que les sigan, “qué será lo que tengan que defender y cómo hacerlo”
para que sean los propios seguidores quienes sufraguen los gastos fijos de esas
organizaciones privadas--. Porque el Estado
no les financiaría.
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Y ¿los partidos políticos? –Yo aplicaría la misma filosofía para sus
gastos generales--, siendo consciente que alguien podrá argumentar que, el
dinero en los procesos electorales produce unos efectos corrosivos. Y, aún
siendo cierto ese peligro, en otros países avanzados se ha controlado el modo en que se recaudan y se gastan
los fondos destinados a las campañas electorales, y se han impuesto límites legales a la cantidad que
cada partidario puede aportar, lo que debería aplicarse en España, si hubiese una indiscutible separación de poderes. Aunque
no obstante, se podría aprobar para cada proceso electoral nacional una
cantidad fija, --un porcentaje sobre los Presupuestos
Generales del Estado de ese año, se dedicaría a ayudar a la difusión de las
propuestas electorales de los partidos políticos y que se repartiría entre los
partidos que obtuviesen escaños de una forma proporcional al número de apoyos--.
De esta forma las elecciones quedarían a la apreciación libre de los
potenciales electores y, no existiría el sentimiento general de que: --los
partidos políticos dedican más tiempo a mantenerse en el sillón que a
congraciarse con los electores--. Con esta forma de aplicación de la “libertad”
en la política, se conseguiría la conexión directa entre los electores y sus
partidos políticos, conexión que ahora queda difuminada por la seguridad que
dan los Presupuestos Generales del Estado.
Los partidos que no hablasen el mismo idioma de los electores quedarían por el
camino.
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La
“libertad política” consiste en que todo el tejido institucional garantiza las
libertades individuales. Éstas últimas consisten en las acciones cotidianas de
las personas en “libertad”, siempre y cuando no lesionen iguales derechos de
terceros, pero el Estado no debe ir
más allá de garantizar el derecho a participar en política, sin tener que financiar
a los partidos políticos.
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¿Por
qué la libertad política es necesaria para la existencia de la libertad
económica? --Porque si entendemos la libertad política en su doble condición de
participar en el proceso de formación de la voluntad general y la existencia de derechos inherentes a la
persona, como a la vida, la propiedad, la honra, etc., no es posible que una
persona disponga de derechos, si estos son una concesión graciosa del
gobernante de turno.
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La
misma filosofía deberá ser aplicada al mantenimiento de las diferentes
creencias religiosas. En los últimos 200 años se ha puesto en práctica la idea
de mantener separados al gobierno y la religión, a fin de dar a cada persona el
derecho de creer o no según los dictados de su conciencia individual, de forma
que el Estado no influya en la
religión, ni la religión influya en el Estado.
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Desde
los poderes públicos solo se deberá intervenir en aquellos casos donde se
incite, como actos religiosos, a atentar contra los seguidores de otras
religiones o contra los no creyentes; es decir, se podrá actuar únicamente
sobre los actos, no sobre las opiniones religiosas. Quedando todo lo referido a
la financiación de cada religión, a la relación directa entre Dios, el ejemplo de sus representantes
en la tierra y los respectivos creyentes. Lo de la equis (X) en la casilla de la Iglesia , en la declaración
de la renta, debería desaparecer, y tampoco permitir la financiación por países
extranjeros de sus religiones en España,
cuando dichos países no permiten la reciprocidad religiosa en su territorio.
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Y a todas estas libertades se debe sumar la “libertad de prensa”
porque la prensa libre es uno de los pilares de una sociedad democrática,
"la prensa libre no es un privilegio, sino una necesidad orgánica de la
sociedad". De hecho, a medida que la sociedad se vuelve cada día más compleja,
la gente confía más en los periódicos, la radio y la televisión para mantenerse
al tanto de las noticias mundiales, la opinión y las ideas políticas. Una
muestra de la importancia de la prensa libre es que cuando las fuerzas
antidemocráticas se apoderan de un país, lo primero que hacen de ordinario es
amordazar a la prensa.
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Porque ya lo dijo Cicerón:
--La “libertad” no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo--. Por
tanto, seamos libres para financiar individualmente, o no, a los partidos
políticos, sindicatos, patronales y religiones.
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He dicho!
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*Es Presidente del Instituto
Hispano Luso
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