sábado, 2 de agosto de 2014

“Usted suministre las ilustraciones que yo suministraré la guerra”

*Por Ángel Rico
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La famosa frase del magnate de la comunicación, William Hearst, --utilizada en la tendenciosa campaña del “New York Journal” en el contencioso hispano-cubano  (1895-1898) dando a entender a los ciudadanos americanos, mediante una serie de noticias falsas y portadas provocadoras, que en Cuba, había una guerra,  cuando, en realidad, solo había algunas escaramuzas. Con aquella  táctica, lo periódicos americanos de la época hacían negocio, provocando una ilusión  bélica, porque  la guerra, es algo que –entonces y ahora-- siempre vende.
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Similar estrategia están llevando a cabo ahora, una gran parte de, los medios de información occidentales, en general y, la Televisión Española, en particular, que está informando de la guerra árabe-israelí de una forma parcial y, por tanto, inveraz. Centrar sus noticias en los lamentables resultados que provoca el ejército israelí, al destruir edificios, sin indicar que desde en esos edificios estaban las lanzaderas de cohetes que, previamente dispararon cohetes contra Israel, no es deontológico; no informar de la existencia de decenas de túneles para atacar a Israel, ni que, una y otra vez, es Hamás quien rompe todas las treguas propuestas, es sectarismo informativo. Ignorar que Hamás, está considerado por la Unión Europea y Estados Unidos, como un grupo terrorista y que –para Hamás la paz con Israel es una cuestión innegociable, y no informar de que las muertes de civiles en Gaza, es el resultado de escudarse los terroristas entre sus propios ciudadanos, es claramente una indignidad periodística. Quedando demostrado que la primera víctima en una guerra es la verdad.
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La parcialidad de la televisión pública es tan evidente que, ha tenido que salir el portavoz de la Embajada de Israel en España para decir:
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--“Las crónicas dramatizadas de la corresponsal de TVE, empezando por el abuso de adjetivos y siguiendo por las muy cuidadas puestas en escena, resultado de un casting y selección de escenarios al dictado de los intereses de Hamás, son, sin más, el producto de una activista. El activismo político no es, desde luego, periodismo, y transmitir propaganda no es informar. ¿Alguien en su sano juicio puede creerse que, tras más de tres semanas en Gaza, no ha tenido oportunidad de hablar y tomar imágenes de los almacenes de armas de Hamás, del lanzamiento de cohetes desde zonas habitadas, del uso de civiles para proteger los edificios (viviendas, escuelas, hospitales, mezquitas) desde los cuales los terroristas lanzan cohetes y misiles? Lo intolerable es que un medio de comunicación público le dé cabida en sus informativos”—(Sic)  Y yo, estoy totalmente de acuerdo con el fondo de la queja diplomática.
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Esa componenda informativa, ha conseguido que miles de personas a quienes no les han importado nunca las penalidades, ni las muertes de miles de niños en Siria, Irak, Afganistán, Irán o Nigeria, se estremezcan (y es justo estremecerse) por las muertes en Gaza. Lo sorprendente no es que, a esos ciudadanos, les soliviante lo que está ocurriendo en Gaza, sino que no les inquiete lo que viene ocurriendo durante tanto tiempo en aquellos otros lugares donde a las mujeres no les amparan los Derechos Humanos y donde, el Islamismo provoca,  cada mes, miles de muertes de musulmanes inocentes.  También resulta lamentable que, esa hipócrita ciudadanía,  no  tengan,  --respecto a Gaza--, otra alternativa que las plañideras lamentaciones, sin denunciar a los verdaderos culpables de las muertes de inocentes, es decir, Hamás y su aplicación de los “noes de Jartum”: --“No a la paz con Israel”, “No al reconocimiento de Israel” y “No a las negociaciones con Israel”--.
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Editar las noticias, sin hablar de la causa real del conflicto, es actuar con similar estrategia a la que provocó la Guerra Hispano Estadounidense y que,  transcurrido más de un siglo, recordar el protagonista amarillismo de aquella prensa, produce una inmensa vergüenza social. Si, entonces, los medios de comunicación fueron los provocadores, de la entrada de Estados Unidos en la guerra, porque periódicos como el New York World, de Joseph Pulitzer, y el New York Journal, de William Hearst, fomentaban con mentiras sensacionalistas y falsas, el interés de los lectores, que se fueron inclinando a la entrada de Estados Unidos en guerra contra España; hoy la actitud de los medios de información occidentales, recuerdan demasiado a aquella vileza interesada.
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El amarillismo periodístico de entonces, incitó a creer que España había sido la responsable del hundimiento del acorazado Maine, en la bahía de La Habana (el tiempo ha demostrado que ocurrió por cuestiones fortuitas). Y para asegurarse el cretinismo de los ciudadanos de entonces el New York Journal ofrecía en portada cincuenta mil dólares, “por alguna pista que ayudase a dar con los culpables”. El amarillismo informativo de hoy, incita a desentenderse de los verdaderos culpables de las muertes de miles de inocentes en Gaza, donde lo que importan son las hipócritas lágrimas por la indecente escenificación informativa, que muestra una parte de la historia, sin interesarse en qué hacer para que no haya más muertes.
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Entonces, los medios informativos norteamericanos, enviaron a Cuba a sus corresponsales con la consigna de que: –contaran las atrocidades que allí cometían los españoles--. Para los periódicos el inconveniente fue que la situación en Cuba era casi normal y salvo algún “aburrido” enfrentamiento entre rebeldes y españoles no había gran cosa que contar. Incluso uno de los corresponsales, que además era dibujante, mandó un telegrama a su jefe que decía: --“Todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver”--. La respuesta de su jefe, William Hearst, fue: --“Usted suministre las ilustraciones que yo suministraré la guerra”--.
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Hoy los corresponsales “ponen las imágenes y los medios ponen la guerra señalando a los culpables que interesa” y que, además de  satisfacer los objetivos publicitarios de esos medios informativos privados, --porque en Qatar son agradecidos--, también, sirven para intereses políticos;  como lo demuestran las engoladas y vacías frases del Ministro de Exteriores y Cooperación español, José Manuel García-Margallo: --“España apela (¿a quién?)  a poner fin cuanto antes a la “sangría” en Gaza”,  el conflicto en Gaza "puede contagiar a una región que está a punto de explotar, de incendiarse" la única solución es una "urgente" resolución de la ONU que permita el cese de hostilidades y conversaciones de paz--. La retórica del ministro se realiza con el impresentable objetivo de, “simpatizar con los países árabes para que estos –los árabes—voten a favor de que España forme parte del Consejo de Seguridad de la ONU”.
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Y ante tan evidente falta de dignidad política, surge una pregunta: --¿Para qué quiere el Gobierno de España tener una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Qué mejoras para la ciudadanía mundial quiere llevar a cabo desde ese puesto en la ONU? Porque cuesta imaginar, que el Gobierno de España disponga de proyectos meritorios para la humanidad, cuando pretende ocupar uno de los diez sillones posibles en el Consejo de Seguridad de la ONU, de una forma tan mezquina.
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William Randolph Hearst, considerado el creador de la prensa amarilla y fundador de la Hearst Corporation, uno de los más poderosos grupos de comunicación del mundo en la actualidad, nos enseñó su lema preferido: -- “I make news (Yo hago las noticias)— En España hoy TVE fabrica las noticias.
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Entonces tras infructuosas negociaciones, el Presidente McKinley solicitó plenos poderes al Congreso, que le fueron concedidos el día 18 de abril de 1898. El día 21, sin previa declaración de guerra, los buques estadounidenses comenzaron a bloquear la Cuba española y a apresar buques mercantes españoles. El 23 de abril, España declaró la guerra y el 26 lo hicieron los Estados Unidos.
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Bertolt Brecht, dijo:--Cuando la hipocresía empieza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad--.  ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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