domingo, 28 de febrero de 2010

Lula, perdió una oportunidad histórica de estar callado

Por Ángel Rico *

Para los que tenemos un gran afecto cultural por Brasil, estamos un tanto tristes de las palabras del Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quién tras su viaje a Cuba opinó: “que no se puede juzgar el Gobierno de Cuba por la actitud de un ciudadano que se declara en huelga de hambre” al ser consultado sobre la muerte del preso político cubano Orlando Zapata.

Los que hemos dedicado muchos, tal vez demasiados, meses en diseñar un Proyecto Cultural Internacional, Hispano, Luso, Brasileño a desarrollar en una ciudad de Brasil, nos hemos descubierto a nosotros mismos con el paso cambiado, tras la opinión de Lula.

Enfatizó que no se puede "juzgar a un país o la actitud de un gobernante en función de la actitud de un ciudadano que decide empezar una huelga de hambre". Podríamos estar de acuerdo con esa máxima, pero Lula puede, y debe, juzgar a un gobierno por como trata a su país. Y todos somos conocedores de cómo se trata a los cubanos dentro de Cuba.

Estas opiniones tan parciales, descalificarán a Lula, para ir en el futuro por el mundo dando consejos. Las personas que asistan a futuras conferencias de Lula, sobre temas diversos, pensarán sobre las más que previsibles contaminaciones de esas o aquellas opiniones.

Los gobernantes deben, primero, tener principios y, posteriormente, mantenerse en ellos. El, Lula, que protagonizó varias huelgas de hambre cuando era dirigente sindical, no debería haber olvidado el por qué el ser humano, protagoniza huelgas de hambre.

Los últimos movimientos del Presidente brasileño, están dejando en evidencia las contradicciones de la diplomacia brasileña, en favor de la protección de los derechos humanos o las libertades civiles. Venezuela, Honduras, Colombia y ahora Cuba, son ejemplos que han mostrado a un Lula, más interesado en los negocios que en los derechos humanos. El liderazgo en la zona hay que practicarlo defendiendo los principios, no la cuenta de resultados del banco de desarrollo BNDES o por las inversiones de Petrobras y de la constructora Odebrecht.

Lula, ahora que está al final de su último mandato, debe volver a demostrar su liderazgo regional al margen de las ideologías y para "proyectar en la actuación internacional de Brasil la confianza en el potencial transformador de la sociedad democrática” latino-americana.

Yo, que he seguido la trayectoria de Lula, primero como observador en su primera elección como presidente, mas tarde, leyendo sus discursos a lo largo de sus dos mandatos, me puedo permitir ahora con todo el respeto, recordarle al, todavía, Presidente Lula, lo que dijo Nicholas-S. Chamfort “Dignidad sin mérito se hace acreedora a cumplidos sin estimación”.

Ahí estará, a partir de ahora, la duda del dirigente brasileño. Al recibir los futuros cumplidos, si hay o no estimación en los mismos.

Os grandes homens, não mudam a forma de pensar por uma conveniência de momento. Infelizmente a História, no futuro acabará por recordar esta opinião, a daquele que pôde ser e não foi, um dos exemplos de dignidade política do Sec. XXI.

* Es Presidente del Instituto Hispano Luso Brasileño

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