miércoles, 21 de julio de 2010

España también tiene dignidad (y debe seguir teniéndola)

Por Ángel Rico
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Les confieso que nunca antes había dedicado tanto de mi tiempo a Cataluña, pero el virus catalanista está en el ambiente, con un riesgo grande de quedar contaminados, y no ser capaces de analizar con la necesaria objetividad lo que está ocurriendo.
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Vemos en el juego del “politicopoly” nacional, a un Zapatero (el peor Presidente del Gobierno de la Democracia) engañando a propios y extraños con la única finalidad de mantenerse él (consigo mismo) en La Moncloa. Va a cambiar el apoyo a su desastrosa gestión, por Patxi López y Montilla (dos al precio de uno). Mientras tanto tenemos que soportar que el ciudadano andaluz, actual Presidente de la Generalidad de Cataluña, que está totalmente amortizado siga insultando al resto de España, con declaraciones que, en cualquier otro país democrático, le habrían hecho dimitir, ipso facto, por estúpido y anti demócrata.
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Desde la sala de prensa de La Moncloa, Montilla ha dicho: “que es el momento de entender España desde una perspectiva plural porque lo pide Cataluña”, “la sentencia ha producido daños materiales y morales en términos de afectación y en forma de ataque a la dignidad de los catalanes". "Tenemos un problema político y la respuesta ha de ser más política que nunca, es hora de reparar los daños”. (sic)
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Todo lo anterior está dicho por el máximo representante del Estado, en esa parte de la Nación que es Cataluña. Un dirigente que no está dispuesto a aplicar lo que ha sentenciado el Tribunal Constitucional. Y que no tiene ni idea de lo que supone vivir y gobernar en un Estado de Derecho. Es decir, un golpista fáctico.
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¿Se imaginan que en cualquier litigio en los tribunales de justicia, quien se sienta perdedor por la sentencia, pudiera recurrir al alcalde de su municipio para solicitar que por vía de decreto municipal le “devuelvan la dignidad y la vivienda, en su caso, que pudiera haber perdido por no haber cumplido con la hipoteca”? Pues eso es lo que pretende Montilla, con sus lamentos.
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Mientras tanto, van transcurriendo los meses (van más de siete) y dos ciudadanos españoles, Albert Vilalta y Roque Pascual, no pueden residir en Cataluña, por permanecer secuestrados por Al Qaeda. Estos ciudadanos que como miembros de la ONG “Barcelona Acció Solidària”, no han vuelto a su casa desde que el 29 de noviembre pasado, fueron secuestrados, cuando trasladaban material cultural en catalán al África Occidental (Mauritania, Senegal y Gambia).
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Resulta sorprendente que el Presidente del Gobierno de Cataluña, el mencionado Montilla, dedique todo su tiempo a zaherir la dignidad de los españoles, incumpliendo las sentencias, últimamente la del TC, y con anterioridad varias del Tribunal Supremo, exigiendo que el Gobierno de España (el peor gobierno de la Democracia) incumpla la Constitución, para que a petición del egoísmo catalanista, las leyes en España ya no sean iguales para todos. Porque ahí se resume las peticiones catalanistas. Resulta sorprendente digo, que no exija a la jefa de “los milicos”, catalana y nacionalista de pro, Carmen Chacón, que ponga todos los equipos militares y la inteligencia de sus componentes (y componentas diría Aído) al servicio del importante objetivo de liberar a estos dos ciudadanos catalanes y, por tanto, españoles.
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Eso es lo que deben hacer los gobernantes autonómicos, pensar en el bienestar de sus ciudadanos, y poner toda su capacidad política para mejorar la vida de (perdón, estuve a punto de escribir “sus paisanos” y hubiese sido un error porque los paisanos de Montilla serían los andaluces) aquellos que viven en su comunidad y esperan que el tiempo, los medios y los impuestos se dediquen para hacerles la vida más grata, no para malgastarlos en carísimas embajadas mundiales o pagar la asistencia a manifestaciones contra la separación de los poderes del Estado.
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Por muy “ciutadans de Catalunya” que se sientan los secuestrados estoy seguro que no se molestarían al ser rescatados por unos soldados (y soldadas volvería a decir Aído) que llevasen grabada la bandera de España en la manga de su camisa. Para eso queremos el ejército. Por eso nos sentimos, en España, orgullosos de estos estupendos profesionales, que están siendo minusvalorados por una política sin sentido, que les quiere relegar a una "oenegé de la señorita Pepis".
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Para mantener la dignidad española, no se debe permitir que ninguna de las partes del todo, exijan para sí más beneficios y gabelas que para el resto. El egoísmo y la intransigencia no debe ser un activo que dé ventajas a aquellos que están dispuestos a romper la paz general, si no consiguen las exigencias particulares. En ese movimiento todos somos necesarios, usted que me está leyendo y yo que escribo esta columna. De no hacerlo así, Zapatero dará lo que no está en los escritos a cambio de que los nacionalistas le mantengan en el Gobierno. Y Rajoy en silencio.
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Un no catalán (Marshall Mcluhan) dijo: “La indignación moral es la típica estrategia con que el político idiota se dota de dignidad”.
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… He dicho..!
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* Es miembro de FAPE

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