jueves, 15 de julio de 2010

A su Majestad el Rey (III)

Por Ángel Rico *
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Señor
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Me permito, mediante esta nota, informaros del malestar existente en la ciudadanía que vive al amparo de la Corona, por todo lo que está aconteciendo al amparo de Vuestro Gobierno.
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Hemos visto y oído como el primero de Vuestros Ministros dijo públicamente en la Asamblea, que trabajaría para saltarse, mediante atajos, desarrollando por otras vías, lo sentenciado por el Tribunal Constitucional en relación al Estatuto de, esa parte de la Nación que es, Cataluña. Esa declaración de intenciones partidarias ha suscitado numerosas preguntas entre los ciudadanos comunes, porque las palabras fueron dichas para satisfacer al actual “Virrey de Cataluña” y a aquel que, “mas” tarde, espera sucederle.
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Y a quien se le permita lo más, habrá que permitirle lo menos. Lo que abre una peligrosa cantidad de probabilidades que a Vos, Señor, deberían preocuparos, tanto o más, que a nosotros “el Pueblo”.
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En estos momentos cabe recordar lo que a Vuestro predecesor, Felipe V, dijo el Caballero del hábito de Santiago, y señor de la Torre de Juan Abad: “Mientras el vasallo fuere señor de su rey, y el rey vasallo de su criado, aquél será aborrecido por traidor, y éste despreciado por vil”. Yo, Señor, tengo la sensación de que si no poneis remedio a los desmanes de Vuestro “vasallo” acabaremos en una situación similar a la de antaño. Con los resultados que ya conocemos.
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Es indudable que si, por omisión, se permite que se ponga en cuestión el Título VIII de la Constitución. Incluso que se contradiga e incumpla lo dispuesto en el mismo, nadie, ni Vos Señor, tendrá autoridad para evitar que se cuestione y, de la misma Constitución, se acabe por eliminar el Título II.
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Llegados a este punto resulta obligatorio recordar nuevamente al Caballero de Santiago cuando en otro tiempo y en relación con Cataluña dijo: “La cabeza de los reyes no se han de inclinar más a una parte que a otra. El rey es cabeza; y cabeza inclinada mal endereza los demás miembros”.
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No se puede seguir permitiendo, Señor, que políticamente se falsee la Historia, para con esas falsedades tratar de justificar las injusticias y abusos derivadas de ello. Es necesario recordar a Jaime I (1213-1276) quién, a su hijo, en el Concilio de Lyon dijo expresamente en 1240: “hemos dejado bien puesto el honor de España” y “Nos ho fem la primera cosa per Déu, la segona per salvar a Espanya”, dirigidas a Alfonso el Sabio, su yerno. Para Jaime I, lo principal siempre fue España. Siendo falso que para el Conquistador fuese más importante la parte situada en Cataluña, que el todo. Jamás existió un rey en Cataluña.
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Por ello, no se debe seguir permitiendo que bajo reivindicaciones de una historia falsa, nos chantajee una clase política indigna e inculta. Antaño, los que apostaron por el archiduque Carlos, frente al de Anjou, perdieron su enfrentamiento, y a España la paz nos costó Gibraltar. Y en la política interna se introdujeron los Decretos de Nueva Planta (Decreto de 1716 para Cataluña) que impusieron el modelo jurídico, político y administrativo español en la totalidad del territorio de la Nación. ¡Eso es lo que tienen las guerras! Es imposible que los DNP aboliesen la Generalidad, porque entonces no existía. Los errores tipográficos no pueden cambiar la Historia. Y hemos aprendido que jamás, Roma pagó a traidores. Siempre sale caro pagar a los traidores. Debéis tenerlo presente, Señor.
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Nadie en España, Señor, debe conseguir privilegios políticos en relación a la Hacienda Pública, ni a la Justicia. La Ley debe ser igual para todos. Y nunca jamás debe haber excepciones. Y por tanto, nunca debemos permitir el desacato ejercido por el Gobierno de Vuestra Majestad. Porque tan valiosos son mis impuestos, como los suyos. Y no es admisible, Señor, que del total de la Hacienda Pública les toque más a Cataluña que al resto.
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Mucho desanima amparar al que se ofende de que le amparen: Antaño peleó España contra los franceses por Cataluña, y los políticos catalanes obligaban a los franceses contra España. Alguien debiera advertir a Cataluña que el mudar Señor no es ser libres, sino mudables. Y todos conocemos la Historia y los desmanes.
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Del estudio de la Historia no se percibe en toda ella que diga que tenga Barcelona conde, y el conde no tenga Barcelona ni condado. Ni hay que diga que los catalanes sean vasallos sin señor, de quien quisieren, como quisieren, hasta cuando quisieren. (Don Francisco de Quevedo y Villegas).
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Por todo lo anterior es necesario recordar a la letra original de: "Els Segadors": "Viva el rey de España, nuestro señor" y "Muera el mal gobierno". ¡Que así sea!.
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En Ciudad Real a treinta y dos años, siete meses y quince días de la VIII Constitución Española. *


* Constituciones:
Constitución de Bayona, 1808
C. E 1812
C. E 1837
C. E 1845
C. E 1869
C. E 1876
C. E 1931
C. E 1978

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