sábado, 26 de febrero de 2011

Ciento diez por hora y el cáncer de garganta

*Por Ángel Rico
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El Gobierno ha confesado su incompetencia en materia energética, al verse obligado a aprobar, a la desesperada, un “Plan de choque preventivo para ahorrar energía ante la crisis de Libia” que se centra en “bajar la velocidad máxima en las autopistas y autovías a 110 kilómetros por hora”. Esta medida “innovadora” en la Europa comunitaria supondrá, según el Gobierno, un ahorro del 11% en el consumo de gasóleo y, teóricamente 1.400 millones de euros al año.
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Resulta paradójico, que el mismo gobierno que ha demostrado, por activa, por pasiva y por perifrástica su incompetencia para poder garantizar la seguridad energética, con biodiesel nacional (perfectamente sustitutivo del antidemocrático gasóleo árabe), en horas veinticuatro, tome una medida de estas características, tan absurda y arbitraria para justificar el expediente.
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Si el conocimiento de la Historia de España, en el seno del consejo de ministros fuese mayor, sabrían que la última vez que se aplicó una medida similar en España, fue en 1973, en plena crisis del petróleo producida por la decisión de la Organización de los Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) de “castigar sin petróleo a los países que apoyaron a Israel en la guerra de Yom Kippur”. Así pues, España, a partir de 1974, comenzó a aplicar un límite de velocidad de 130 kilómetros hora en autopista, 110 en autovía y 90 en otras carreteras, cuando nunca antes había habido ningún tipo de limitación. Durante cinco años, hasta 1981 donde se estableció en las carreteras españolas un límite de velocidad de 100 km/hora y 120 en autovías y vías rápidas. A estos chicos siempre les quedará Franco para aprobar decretos de futuro.
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La medida de ahora, seguro que tiene una justificación técnica en la que se apoyó el Gobierno. Posiblemente de una universidad de americana, de esas que hacen estudios de todo tipo, como por ejemplo, el dirigido por Maura Gillison, investigadora de la Universidad de Ohio (EEUU), en el transcurso de la reunión de la Asociación Americana de Adelantos Científicos, reunidos en Washington, que hizo pública sus conclusiones indican que “los ciudadanos que han practicado sexo oral con más de seis individuos tienen ocho veces más posibilidades de desarrollar esta enfermedad que los menos promiscuos”, sobre todo entre los hombres blancos.
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Con informes de este tipo en manos de la Ministra de Sanidad, Leire Pajin, hay claras posibilidades de que se prohíba de forma general el “francés en España (tiempo al tiempo). Obviamente, esa otra prohibición se tomaría, como siempre, pensando en el bien general de la población. Como el de disminuir la velocidad máxima en carretera, que además de reducir accidentes, ahorrará energía. Y hay que estar agradecidos, porque si hubiesen tomado en el consejo de ministros, dos tazas más de café, ya puestos podrían haber decretado que la velocidad máxima fuese de 75 km/hora, para conseguir menos accidentes, menos consumo de combustible y, eso sí, más multas por infracciones de tráfico. Y es que sería injusto, que los ciudadanos, lo queramos tener todo. Y el Gobierno confunde la velocidad con el tocino.
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"Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil". Dijo Lao-tse. Ya sé lo que están pensando, que es demasiado pedir que Zapatero y sus ministros, además de leer, lean a Lao-tse, ¡lo sé! Pero es que ahora es más fácil disponer de energía nacional y barata, sustitutoria del carísimo petróleo árabe, desarrollando de una vez, el “Plan Nacional de Cultivo de Colza en Secano, para producir biodiesel”. España tiene la necesidad de energía, dispone de fábricas (4.100.000 toneladas al año de potencial de fabricación), de tres millones y medio de hectáreas de barbecho, de cinco millones de parados y de un inmenso déficit público ¿Qué impide, entonces, poder unir en un mismo objetivo todas esas realidades? ¿Es necesario que haga un informe al efecto, por ejemplo, Maura Gillison, investigadora de la Universidad de Ohio?
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En ese caminar hacia el futuro, lastrados por el pasado: "El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente" decía, Gustave Flaubert, este Gobierno (el peor gobierno de la Democracia) siempre puede recurrir, como energía nacional para el futuro, a la industria del “Carburo” que con tanto éxito se utilizó en la España de los años 40 del siglo pasado, para presumir en la Europa de hoy, del resultado de la reacción química por la mezcla del carbón nacional y la piedra caliza. Como un ejemplo de modernidad nacional. Hay que resaltar que los chinos aún utilizan esta industria. Y por lo de la contaminación, tampoco hay que preocuparse, porque este Gobierno hace caso omiso de los compromisos nacionales adquiridos en relación a la disminución del CO2 nacional. Y me remito al último decreto del carbón.
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…He dicho!
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Mientras tanto el petróleo se cotiza hoy a 112,72 dólares por barril, el gasóleo lo pagamos a 1,285 euros por litro. Y han transcurrido 279 días que el Ministerio de Economía y Hacienda sigue, pese a su potencial impacto presupuestario, sin hacer nada en relación al inmenso fraude del IVA que le fue comunicado. ¡Dejando, la Hacienda Pública, de ingresar cientos de millones de euros!
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*Es Presidente del GEA

1 comentario:

  1. No seria mejor, preguntarse ¿ quien manda al Gobierno ?
    Los americanos del norte o los "petroleros"

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