*Por Ángel Rico
.
Napoleón I dijo: --“La independencia, igual que el honor, es
una isla rocosa sin playas”--. Es conveniente tener presente ese hecho a la
hora de deambular entre personas que viven de la cosa pública (y no me refiero al modo de ganarse la vida
las señoras de moral descuidada) sino a las actuaciones de los políticos
que conocemos. Cuando en la
legislatura pasada, un servidor de ustedes, manifestaba por escrito opiniones
referidas a la actuación de los gobiernos (nacional
y regional) de entonces, los políticos señalados y sus respectivos clanes
de palmeros, que siempre acompaña a la clase política, justificaban mis
“críticas” porque –un servidor—debería pertenecer al partido político
contrario. En la actualidad, y tras cambiar el color político que nos gobierna,
cuando sigo exponiendo mis “críticas” en relación a las actuaciones políticas, he recibido por expresar públicamente
mis juicios acerca de la política que se está llevando a cabo, el peor de las
acusaciones posible: --¡es independiente!, ¡es independiente!
.
Pues
bien, respetado lector, tengo que confesarme con usted, para tranquilizar mí
conciencia: --Sí, soy independiente--. Y con la misma independencia, vehemencia
y el debido respeto, que en el pasado examinaba las decisiones de Zapatero (El peor Presidente del Gobierno de la Democracia )
haciendo público mis juicios al respeto, ahora procuro hacerlo con quienes
tienen la responsabilidad de gobernar, para que mi conciencia esté en paz.
Porque ya lo dijo Quintiliano: --“La conciencia vale por mil testigos”--.
.
Conociendo
las reacciones de quienes nos gobiernan, sería más “provechoso” darles la razón
y cubrir de halagos a quienes están demostrando que, en el puesto que ocupan,
son necesariamente prescindibles. Porque tal hipócrita actuación (la del halago inmerecido) supondría
poder tener acceso a los premios y canonjías, de las que son receptores
aquellos que se afanan por demostrar que pertenecen al clan halagador de los
que gobiernan. Y un servidor, en cambio, decidió ser independiente y, a cambio, recibo el ostracismo de la oficialidad
política.
.
La
independencia es lo que, por
ejemplo, me permite poder decir que: --La actuación de la responsable del PP en Cataluña es impresentable--. Porque
pedir “mejorar la financiación de Cataluña”
supone, de facto, pedir que se “empeore” la financiación de otros territorios
del Estado. Algo a lo que, como
potencial perjudicado, me opondré.
.
La
independencia es lo que, por
ejemplo, me permite poder decir que: --La actuación del responsable del ministerio
de Industria, Energía y Turismo es mediocre--. Y a los hechos y resultados de
su gestión me remito, que además del encarecimiento de la energía, impedirá que
España cumpla sus compromisos
internacionales en materia de reducción de CO2.
.
La
independencia es lo que, por
ejemplo, obliga a decir que: --El nivel político intelectual del gobierno de Castilla-La Mancha debe ser
aumentado--, para poder salir de las impresentables cotas de desempleo que
presentamos, tres puntos superiores a la, ya vergonzosa, media nacional.
.
El
vicio de los políticos mediocres de rodearse de personas que les dicen siempre,
aquello que los mediocres quieren oír, es lo que provoca que, llegado el caso,
los responsables políticos se escuden en un –no me consta que la realidad sea
como parece ser--; porque en política siempre las cosas son como parecen.
.
El
“síndrome Marhuenda” solo lleva a la
pérdida de rumbo, a corto y medio plazo; la “maruhenditis”
provoca atrofia política y no darse
cuenta que se mantienen estructuras políticas que no defienden el interés
general, como por ejemplo: --aquellas corporaciones locales que, en 2012, no
realizaron para la sociedad ninguna actividad; repito “ninguna actividad”;
tripito “ninguna actividad”, pero se mantiene el personal administrativo que
había en el pasado, y claro, hay que pagar los salarios y gastos derivados de
ese personal tan poco productivo; y que en 2013 tampoco hay previsto que
realicen actividad alguna y al que habrá que pagar mediante, presunta,
malversación, desviando fondos públicos, que deberían servir para pagar a
proveedores y que, en cambio, se destinarán para pagar a los innecesarios
funcionarios amigos--. Si usted, respetado lector, me pregunta el nombre de
esta entidad, le responderé: --La Mancomunidad
de Cabañeros--.
.
.
Yo,
que soy independiente desde siempre,
me veo en la leal obligación de dar a conocer los hechos anteriores, y
parafraseando a Orwell: “Si la libertad
significa algo, debe ser, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere
oír” para que luego, esos políticos, no digan como excusa que “no
les consta” que pasa lo que está pasando ahí delante; porque solo hay que
querer verlo y actuar en consecuencia para demostrar que:--lo que les mueve es
la vocación de servicio público, que se hace con total transparencia,
defendiendo el interés general y no el particular, por ser defensores de una
serie de valores y principios que no tienen nada que ver con determinadas
actitudes o determinados comportamientos”— (Cospedal dixit)
.
Ellos
son políticos, yo independiente, y la verdad es la verdad ...
.
…He dicho!
.
*Es Presidente del Instituto Hispano
Luso
No hay comentarios:
Publicar un comentario