domingo, 9 de mayo de 2010

El Chivo expiatorio

Por Ángel Rico *
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En estas últimas semanas han ocurrido cosas que merecen le dedique un poco de atención en mis comentarios. Una de ellas está referida a las declaraciones de Ignacio Fernández Toxo, a la sazón líder de CC.OO. Donde impregnado, este, de una desconocida sabiduría se permitió el lujo de reprender duramente a la Canciller alemana, Angela (Dorothea) Merkel. Por la actitud de Merkel en relación a la inmensa ayuda económica y financiera que Alemania deberá aportar para rescatar a la manirrota Grecia de la crisis en la que se encuentra.
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Toxo, cuya responsabilidad en la vida pública española es tratar de construir, mediante su sindicato oficialista y mansurrón, las bases necesarias para fomentar la creación de empleo en España, se permitió el lujo de llamar “egoísta” a Angela Merkel, por sus exigencias de compromisos previos a Grecia, para facilitarle la ayuda que los griegos necesitan imperiosamente para pagar la factura de su “permanente fiesta”.
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Y aquí aparece mi primera sorpresa, en el hecho de que Toxo, precisamente Toxo, que está resultando ser el cómplice necesario en la situación socio laboral en la que se encuentra España, megáfono en mano, le reproche a la mandataria del único país que en Europa ha hecho bien lo que hay que hacer, esa forma de gobernar. Si en Alemania se aplicasen las erróneas políticas que Toxo defiende, estaría actualmente como Grecia y España. Por lo que difícilmente podría ayudar a nadie.
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Los griegos han aceptado el “Plan de austeridad” propuesto y que consiste en: “reducir el déficit por debajo del 3%, recorte del salario de los funcionarios, congelar los gastos del gobierno, recorte de las pensiones, subida de los impuestos, y recortes en partidas innecesarias (como la ayuda a los sindicatos)”. Algo que Toxo y Méndez no habrían aceptado nunca, prefiriendo que España se hunda antes que salvarla.
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Lo que pone de manifiesto esa actitud estúpida, es que en España los sindicatos oficialistas, están exclusivamente preocupados por mantener sus privilegios. Privilegios que permiten a los dirigentes sindicales vivir como ministros sin cartera del régimen actual. Con salarios que ninguno, absolutamente ninguno, de los asalariados disfrutan. Y donde, para mantener su estrategia personal, es necesario amedrentar a los que, todavía, trabajan con la sombra del paro. Mientras tanto, los cinco millones de parados, se desangran cada día, al irse quedando sin esperanza, sin ayudas y, gracias a Toxo, sin dignidad.
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La segunda cuestión que me ha hecho pensar estos días, está en el Golfo de México y la trágica y desastrosa marea negra, provocada por el permanente vertido de petróleo de BP (Bristish Petroleum). Y mi sorpresa está motivada por el estridente silencio de las organizaciones ecologistas. Para los ecologistas, los desastres solo ocurren si quien gobierna el país afectado es, Aznar, Busch ú otro gobernante que no sea de su tendencia filosófico política. Pero como el vertido del Golfo de México ocurrió gobernando Barack Obama, los ecologistas se mantienen aferrados a sus asientos, sin realizar declaraciones incendiarias sobre el actual gobernante, ni sobre el hecho en sí. Aunque acabe siendo una “catástrofe nacional”.
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El trato de la noticia por las organizaciones ecologistas de moda, no está siendo ahora como fue con el “Exxon Valdez”, el petrolero que vertió millones de toneladas de crudo en Alaska en 1989. Claro que entonces gobernaba Busch padre y ahora lo hace Obama. Lo que es significativo, clarificador y vergonzante.
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Con estos ejemplos me gustaría que los jóvenes en general, y mis hijos en particular, supieran entender que “las cosas son como son”, no como los políticos, los ecologistas o los malos sindicalistas quieren que sean. Claro, que para ello, hace falta ese mínimo de información al que se referían los mayores: “una persona sin información es una persona sin opinión”.
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La invisible presencia pública de los “nunca mais”, “pacifistas-verdes” o similares, debe hacernos ver que, en aquellas otras protestas callejeras, había más de activismo político (al que tienen derecho), que de verdadera defensa de nuestro derecho a un mundo verde, limpio y renovable. Porque esto último se ha demostrado ser mentira.
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Parafraseando a Carlos Rodríguez Braun: “El mejor amigo de un ecologista (y de un sindicalista oficial) no es el perro, sino el chivo expiatorio”.
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…He dicho
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* Es miembro de APAE

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