Por Ángel Rico
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Hemos visto últimamente como José María Barreda, Presidente de Castilla-La Mancha aprovecha cualquier oportunidad, para desmarcarse de Zapatero. En una clara estrategia de “hacer de la necesidad virtud”. Barreda ha fijado el trayecto que lleva a las próximas elecciones autonómicas, mediante una sucesión de ejemplos que le diferencian de la mala política de Zapatero.
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Barreda, no pudo sacar su principal Ley política “la Reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha”. Aunque culpó al PP de este fiasco político, en el fondo supo siempre que la culpa de ese descalabro la tuvo Zapatero, que nunca hubiese aceptado que, con los votos del PSOE, se sacase un estatuto que perjudicaría los intereses de Valencia y de Murcia.
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Tal realidad política ha dejado a Barreda sin éxito político que echarse al curriculum. Nunca es tarde si la dicha es buena. A partir de ahora, habrá una voz crítica más contra el nefasto Zapatero (Griñán dixit).
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José Bono, tuvo dos gestos políticos que le etiquetaron positivamente. Oponerse a que Cabañeros se convirtiese en campo de tiro para el ejército del aire y, su oposición a José Borrel, entonces Ministro de Obras Públicas, en relación al trazado de la autovía A3 a su paso por las Hoces del Cabriel. Gestos que, ante la opinión pública, ubicaron a Bono como un político con criterio propio, defensor de Castilla-La Mancha.
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Barreda, no supo o no quiso aprovechar dos ocasiones que le habrían aportado la autoridad política de la que en el PSOE no tiene, a saber: No haberse opuesto, mediante el voto negativo de los diputados del PSOE de Castilla-La Mancha, a la derogación del Plan Hidrológico Nacional y, después, haber aprobado con los votos de Castilla-La Mancha el Estatuto de Cataluña. Dos decisiones que han demostrado ser malas para España, en general y, para Castilla-La Mancha, en particular. Dos oportunidades históricas que, difícilmente, se volverán a presentar para que Barreda marque una fuerza política que no tiene dentro de su partido.
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Por ello, ahora se repetirán las declaraciones y las sugerencias a Zapatero en relación a la situación política que estamos viviendo. Lo cual, repito, está bien. Pero todos le habríamos agradecido que lo hubiese hecho antes.
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Las encuestas muestran un cabreo general contra Zapatero. Entre los cabreados hay muchos socialistas y de estos, una gran parte residen en Castilla-La Mancha. De ahí que sea imperioso marcar diferencias, “En Castilla-La Mancha no somos socialistas de Zapatero”. Pero ¿Cómo quiere Barreda que en tan poco tiempo arraigue ese mensaje, cuando hasta ayer todos erais Zp?
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Que el equipo de Zapatero es el peor de la Democracia, no lo descubrí yo. Es algo empírico. Que Zapatero, o “el embrague” como le llaman coloquialmente (primero mete la pata y después hace los cambios) gobierne mal, no es de ahora. Y nunca antes hubo alguna crítica en las reuniones del Comité Federal del PSOE del que Barreda es miembro. Lo mismo es aplicable para Extremadura, Asturias y Cantabria, entre otros.
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Entonces ¿Qué denunciamos ahora?.
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Cuando las cosas van mal, van mal para todos. Por eso no fue oportuno cabrear a los murcianos, valencianos y almerienses, porque, desgraciadamente necesitaremos en Castilla-La Mancha más de ellos, que ellos, salvo el agua, de nosotros.
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Y en eso consiste la política. En saber mover las fichas a tiempo, en política no está permitido hacer movimientos con carácter retroactivo.
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El PSOE no tiene futuro con Zapatero. El PSOE necesita regenerarse y lo hará antes o después. Por ello, sería políticamente audaz que Barreda liderase la regeneración, encabezando el grupo de socialistas históricos de donde deberá salir el equipo, que previo paso por la oposición, retomar el gobierno con la autoridad y sensatez que España necesita.
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Mientras tanto tendremos que ver dentro del PSOE un “ménage à trois”, entre “los que están gobernando mal”, “los que no están gobernando y lo harían mejor” (con solvencia acreditada diría Barreda) y “los que estando ahora, quieren aparentar que se han reciclado, para seguir estando con los que finalmente estén”.
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El movimiento de Barreda, es predecible: “Nada es más fácil para la pasión que engañar a la razón: su gran triunfo es ganar la mano al interés”, ello permite emitir un juicio del comportamiento de Barreda probable. Como se refleja en el Capítulo 17 del Príncipe, según el cual los hombres son “desagradecidos, volubles, falsos, hipócritas, cobardes, avariciosos”. El interés nunca miente.
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He dicho!
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* Es miembro de APAE
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Hemos visto últimamente como José María Barreda, Presidente de Castilla-La Mancha aprovecha cualquier oportunidad, para desmarcarse de Zapatero. En una clara estrategia de “hacer de la necesidad virtud”. Barreda ha fijado el trayecto que lleva a las próximas elecciones autonómicas, mediante una sucesión de ejemplos que le diferencian de la mala política de Zapatero.
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Barreda, no pudo sacar su principal Ley política “la Reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha”. Aunque culpó al PP de este fiasco político, en el fondo supo siempre que la culpa de ese descalabro la tuvo Zapatero, que nunca hubiese aceptado que, con los votos del PSOE, se sacase un estatuto que perjudicaría los intereses de Valencia y de Murcia.
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Tal realidad política ha dejado a Barreda sin éxito político que echarse al curriculum. Nunca es tarde si la dicha es buena. A partir de ahora, habrá una voz crítica más contra el nefasto Zapatero (Griñán dixit).
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José Bono, tuvo dos gestos políticos que le etiquetaron positivamente. Oponerse a que Cabañeros se convirtiese en campo de tiro para el ejército del aire y, su oposición a José Borrel, entonces Ministro de Obras Públicas, en relación al trazado de la autovía A3 a su paso por las Hoces del Cabriel. Gestos que, ante la opinión pública, ubicaron a Bono como un político con criterio propio, defensor de Castilla-La Mancha.
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Barreda, no supo o no quiso aprovechar dos ocasiones que le habrían aportado la autoridad política de la que en el PSOE no tiene, a saber: No haberse opuesto, mediante el voto negativo de los diputados del PSOE de Castilla-La Mancha, a la derogación del Plan Hidrológico Nacional y, después, haber aprobado con los votos de Castilla-La Mancha el Estatuto de Cataluña. Dos decisiones que han demostrado ser malas para España, en general y, para Castilla-La Mancha, en particular. Dos oportunidades históricas que, difícilmente, se volverán a presentar para que Barreda marque una fuerza política que no tiene dentro de su partido.
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Por ello, ahora se repetirán las declaraciones y las sugerencias a Zapatero en relación a la situación política que estamos viviendo. Lo cual, repito, está bien. Pero todos le habríamos agradecido que lo hubiese hecho antes.
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Las encuestas muestran un cabreo general contra Zapatero. Entre los cabreados hay muchos socialistas y de estos, una gran parte residen en Castilla-La Mancha. De ahí que sea imperioso marcar diferencias, “En Castilla-La Mancha no somos socialistas de Zapatero”. Pero ¿Cómo quiere Barreda que en tan poco tiempo arraigue ese mensaje, cuando hasta ayer todos erais Zp?
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Que el equipo de Zapatero es el peor de la Democracia, no lo descubrí yo. Es algo empírico. Que Zapatero, o “el embrague” como le llaman coloquialmente (primero mete la pata y después hace los cambios) gobierne mal, no es de ahora. Y nunca antes hubo alguna crítica en las reuniones del Comité Federal del PSOE del que Barreda es miembro. Lo mismo es aplicable para Extremadura, Asturias y Cantabria, entre otros.
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Entonces ¿Qué denunciamos ahora?.
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Cuando las cosas van mal, van mal para todos. Por eso no fue oportuno cabrear a los murcianos, valencianos y almerienses, porque, desgraciadamente necesitaremos en Castilla-La Mancha más de ellos, que ellos, salvo el agua, de nosotros.
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Y en eso consiste la política. En saber mover las fichas a tiempo, en política no está permitido hacer movimientos con carácter retroactivo.
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El PSOE no tiene futuro con Zapatero. El PSOE necesita regenerarse y lo hará antes o después. Por ello, sería políticamente audaz que Barreda liderase la regeneración, encabezando el grupo de socialistas históricos de donde deberá salir el equipo, que previo paso por la oposición, retomar el gobierno con la autoridad y sensatez que España necesita.
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Mientras tanto tendremos que ver dentro del PSOE un “ménage à trois”, entre “los que están gobernando mal”, “los que no están gobernando y lo harían mejor” (con solvencia acreditada diría Barreda) y “los que estando ahora, quieren aparentar que se han reciclado, para seguir estando con los que finalmente estén”.
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El movimiento de Barreda, es predecible: “Nada es más fácil para la pasión que engañar a la razón: su gran triunfo es ganar la mano al interés”, ello permite emitir un juicio del comportamiento de Barreda probable. Como se refleja en el Capítulo 17 del Príncipe, según el cual los hombres son “desagradecidos, volubles, falsos, hipócritas, cobardes, avariciosos”. El interés nunca miente.
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He dicho!
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* Es miembro de APAE
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