sábado, 28 de julio de 2012

Ciudadano Rajoy


 *Por Ángel Rico
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El 27 de enero de 1848, en el curso de un debate parlamentario, Tocqueville dijo: --"La causa real y decisiva que hace perder a los hombres el poder es que hayan llegado a hacerse indignos de conservarlo"--. Últimamente no consigo quitarme esa frase de la cabeza, ¡No lo consigo!
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Podrá decirse que en España faltan algunas cosas, pero nunca, jamás podrá decirse que: --en España falten políticos--. Hay concejales de barrio, alcaldes, diputados en las diputaciones provinciales, parlamentarios autonómicos, diputados en el Congreso, senadores en el Senado, europarlamentarios en Bruselas, ministros, consejeros, viceconsejeros, directores generales, consejeros en cajas de ahorro, consejeros en empresas públicas, palaus de música, embajadas, fundaciones, televisiones autonómicas, sindicatos, patronal y, asesores, miles de asesores en todos los niveles de la cosa pública. Lo confieso: --no puedo quitarme la frase de Tocqueville de la cabeza.
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Mientras en España aumenta el paro a todos los niveles y en todos los sectores, solo la casta política mantiene el tamaño de su colonia, incluso aumenta el número de componentes del protectorado en activo, y a la cabeza de esa enorme pirámide se encuentra hoy Mariano Rajoy, el “ciudadano Rajoy” como se le llamaría tras la Revolución Francesa.
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La casta política hace como que hacen, para no hacer nada. La España real, mantiene sus dificultades, y los miembros de la casta actúan en una interminable obra de teatro que solo consigue una cosa, que mes, tras mes, tras mes, ingresen sus salarios, que previamente han conseguido con los impuestos de los contribuyentes, y si con lo que pagamos no hay suficiente, en la colonia no se cuestionan disminuir el número de sus componentes, deciden, en cambio, aumentar los impuestos a los contribuyentes. Así de fácil y así de injusto.
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Desde los gobiernos nacional separatistas se chantajea al Estado;  un asesor del alcalde de San Sebastian  amenazó con pegar dos tiros a un grupo de seguidores de la selección española de futbol;  el alcalde de Catllar (Tarragona) prohibió por escrito a la propietaria de un restaurante local, colocar banderas de España en su establecimiento; los gobernantes de Cataluña se jactan de no cumplir las sentencias de los tribunales (Constitucional, Supremo y Superior de Justicia de Cataluña), en el Parlamento nacional los diputados filoetarras se niegan a condenar los actos terroristas y el Estado (con nuestros impuestos) les sigue pagando sus emolumentos, los policías de intervención rápida pinchan las ruedas de treinta de sus furgonetas oficiales, --reparación que se realizó con el dinero de los contribuyentes--. Mientras los ciudadanos civiles miramos con estupor como, desde el vértice de la pirámide, no se hace nada para demostrar que se es merecedor de seguir conservando el poder que no se usa. Repito: --¡No consigo quitarme a Tocqueville de la cabeza!
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La Historia nos demuestra que: --la percepción de que existe una corrupción general y arraigada hace caer, tarde o temprano, a los Gobiernos, a los regímenes y a las dinastías--, como ejemplo, lo qué sucedió con la monarquía de Luis Felipe de Orleans, un Borbón, en la Francia de 1830 a 1848. Cuando La Fayette, como comandante de la guardia municipal de París, salió al balcón del Hôtel de Ville a presentar a Luis Felipe como el nuevo rey de los franceses, prometiendo, rodearlo de "instituciones republicanas". Igual que entonces, cuando Thiers dijo: "El rey reina, pero no gobierna" hoy “el ciudadano Rajoy preside el Gobierno, pero ¿quién gobierna?” Respuesta: --La ley de la gravedad de Newton. Olvidando que en política: --el poder debilita a quien lo tiene y no lo usa--.
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Otros, que gracias, a las subvenciones salidas de los impuestos de los contribuyentes, como “agricultores” y “mineros” reivindican un futuro con mentalidades del pasado. Mamandurriarse, antes que reciclarse. Ese es el fin de toda su propuesta empresarial, así es como entienden el ser “emprendedores” y, de esta forma consiguen, los agricultores, el 40% de sus ingresos brutos y, los mineros, el 100% de sus negros y contaminantes ingresos.
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De esta forma amanece cada día en esta empobrecida España, donde demasiados aspiran a vivir del cuento. Sin emprender ningún proyecto creativo, ni generador de empleo, gracias a un régimen enfermo, que permite la existencia de directores generales incompetentes, con vicios de nepotismo en el partido gobernante, gracias a que el “ciudadano Rajoy” no impone, ni hace imponer, la decencia del buen gobierno, y donde por tanto predomina el “mañana será otro día” y el “sálvese quien pueda.
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Tocqueville opinaba que:  si la ciudadanía debe elegir entre la libertad y la igualdad, siempre decidirá en favor de la segunda, incluso a costa de alguna coacción, siempre y cuando el poder público proporcione el mínimo nivel necesario de vida y seguridad. Y surge la pregunta: --¿el ciudadano Rajoy qué proporciona a los españoles igualdad o libertad?  Sea cual sea su respuesta, respetado lector, yo coincidiré con usted y, con el debido respeto, le repregunto: --¿Esta es la España que queremos?--. Yo tampoco lo creo.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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