*Por Ángel Rico
.
El 27 de enero de 1848,
en el curso de un debate parlamentario, Tocqueville
dijo: --"La causa real y decisiva que hace perder a los hombres el poder
es que hayan llegado a hacerse indignos de conservarlo"--. Últimamente no
consigo quitarme esa frase de la cabeza, ¡No lo consigo!
.
Podrá decirse que en España faltan algunas cosas, pero nunca, jamás podrá decirse que:
--en España falten políticos--. Hay
concejales de barrio, alcaldes, diputados en las diputaciones provinciales,
parlamentarios autonómicos, diputados en el Congreso, senadores en el Senado,
europarlamentarios en Bruselas,
ministros, consejeros, viceconsejeros, directores generales, consejeros en
cajas de ahorro, consejeros en empresas públicas, palaus de música, embajadas, fundaciones, televisiones autonómicas,
sindicatos, patronal y, asesores, miles de asesores en todos los niveles de la
cosa pública. Lo confieso: --no puedo quitarme la frase de Tocqueville de la cabeza.
.
Mientras en España
aumenta el paro a todos los niveles y en todos los sectores, solo la casta política
mantiene el tamaño de su colonia, incluso aumenta el número de componentes del
protectorado en activo, y a la cabeza de esa enorme pirámide se encuentra hoy Mariano Rajoy, el “ciudadano Rajoy” como se le llamaría tras la Revolución Francesa.
.
La casta política hace como que hacen, para no hacer
nada. La España real, mantiene sus dificultades, y los
miembros de la casta actúan en una interminable obra de teatro que solo
consigue una cosa, que mes, tras mes, tras mes, ingresen sus salarios, que
previamente han conseguido con los impuestos de los contribuyentes, y si con lo
que pagamos no hay suficiente, en la colonia no se cuestionan disminuir el
número de sus componentes, deciden, en cambio, aumentar los impuestos a los
contribuyentes. Así de fácil y así de injusto.
.
Desde los gobiernos nacional separatistas se chantajea
al Estado; un asesor del alcalde de San Sebastian amenazó con pegar
dos tiros a un grupo de seguidores de la selección española de futbol; el alcalde de Catllar (Tarragona) prohibió
por escrito a la propietaria de un restaurante local, colocar banderas de España en su establecimiento;
los gobernantes de Cataluña se jactan de no cumplir las sentencias de
los tribunales (Constitucional, Supremo y Superior de Justicia de Cataluña), en
el Parlamento nacional los diputados filoetarras
se niegan a condenar los actos terroristas y el Estado (con nuestros
impuestos) les sigue pagando sus emolumentos, los policías de intervención
rápida pinchan las ruedas de treinta de sus furgonetas oficiales, --reparación
que se realizó con el dinero de los contribuyentes--. Mientras los ciudadanos
civiles miramos con estupor como, desde el vértice de la pirámide, no se hace
nada para demostrar que se es merecedor de seguir conservando el poder que no
se usa. Repito: --¡No consigo quitarme a Tocqueville de la cabeza!
.
.
Otros, que gracias, a las subvenciones salidas de los
impuestos de los contribuyentes, como “agricultores” y “mineros” reivindican un
futuro con mentalidades del pasado. Mamandurriarse,
antes que reciclarse. Ese es el fin de toda su propuesta empresarial, así es
como entienden el ser “emprendedores” y, de esta forma consiguen, los
agricultores, el 40% de sus ingresos brutos y, los mineros, el 100% de sus
negros y contaminantes ingresos.
.
De esta forma amanece cada día en esta empobrecida España, donde demasiados aspiran a
vivir del cuento. Sin emprender ningún proyecto creativo, ni generador de
empleo, gracias a un régimen enfermo, que permite la existencia de directores
generales incompetentes, con vicios de nepotismo en el partido gobernante,
gracias a que el “ciudadano Rajoy”
no impone, ni hace imponer, la decencia del buen gobierno, y donde por tanto
predomina el “mañana será otro día” y el “sálvese quien pueda.
.
Tocqueville opinaba que: si la ciudadanía debe elegir
entre la libertad
y la igualdad, siempre decidirá en favor
de la segunda, incluso a costa de alguna coacción, siempre y cuando el poder
público proporcione el mínimo nivel necesario de vida y seguridad. Y surge la
pregunta: --¿el ciudadano Rajoy qué
proporciona a los españoles igualdad
o libertad? Sea cual sea su respuesta, respetado lector,
yo coincidiré con usted y, con el debido respeto, le repregunto: --¿Esta es la España que queremos?--. Yo tampoco lo creo.
.
…He dicho!
.
*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
No hay comentarios:
Publicar un comentario