lunes, 16 de julio de 2012

Rajoy y la necesidad de gobernar a este pueblo


*Por Ángel Rico
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Señor Rajoy usted tiene la responsabilidad de gobernar España, pero recuerde lo que dijo Confucio: --Resulta totalmente imposible gobernar un pueblo si éste ha perdido la confianza en sus gobernantes--. En el poco tiempo que lleva dirigiendo el Gobierno de España tiene el triste record de haberse quedado solo –únicamente le apoyan los palmeros de su bancada, que de forma cobarde aspiran a volver a ser colocados, en una candidatura y lugar, que les permita vivir otra legislatura a base de aplausos y olés, como recurrentes argumentos políticos--. Porque el sol sale cada mañana, y nadie puede sustituirle, señor Rajoy, en sus responsabilidades de gobierno, debe reconquistar la confianza de este pueblo que necesita creer. Hay voces críticas que piden que usted dimita por haber cometido “fraude electoral”, a las que yo me opongo porque si, hipotéticamente, usted dimitiese ¿Quién asumiría, legalmente, las responsabilidades de gobierno?
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Lo primero, lo más urgente es que cambie la totalidad de los miembros de su equipo de comunicación. ¡Cámbielos a todos! Y a los nuevos encárgueles que informen al pueblo, del “por qué” de cada una de las decisiones que tiene que tomar el gobierno.
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Al mantener las ayudas a los sindicatos y patronal, da la sensación de que usted pretende atravesar el desierto en un vehículo con una rueda pinchada.   Una situación y travesía tan difícil como la actual, requiere quitar lastre, por ello es absurdo, estéril, ilógico e incoherente que mantenga las ayudas a estas ineficaces burocracias parasitarias que, son culpables de la situación actual. Por tanto, si aspira a tener éxito  lo segundo que ha de hacer es, decretar la eliminación total de las subvenciones a sindicatos y patronal.
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Este pueblo nuestro no admite el nepotismo (la Historia así nos lo demuestra). Y, créame, en su partido, y los distintos gobiernos populares, no están exentos de los hábitos de Julius Nepote, --dar empleos públicos a familiares sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para esa labor— y eso es negativo para usted. Por ello, en tercer lugar, no permita que esa mala práctica se extienda. Prohíbala, solo así tendrá la fuerza moral que requiere un Presidente de Gobierno, que sin madera de líder, tiene la obligación (y quiero creer que el compromiso) de sacar a España del desastre donde nos encontramos.
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En cuarto lugar, --haga lo que tenga que hacer—y nunca (¡nunca!) falte a su palabra. Y cuando tenga que hacer algo distinto de lo prometido, salga en la televisión pública y dedique el tiempo que sea necesario para hablarle al pueblo. Solo así, este, le seguirá, solo así será posible conquistar los retos conjuntos que España necesita. Contrate a varios ciudadanos normales para que se mezclen con el pueblo y le transmitan a usted lo que el pueblo piensa, siente, teme y aspira. Y después, actué en consecuencia.
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Los impuestos deben ser sagrados, pero no para mantener la elefantiásica estructura del Estado, y recuerde, el Estado es una España única. No una suma de incoherentes estaditos, que contaminados por un político “complejo de Edipo—solo aspiran a matar al padre. Con el conflicto edípico de los gobiernos nacional separatistas, hay que tener claro que: --cualquier apoyo para una necesidad de hoy, será costosísimo para una, previsible, necesidad de mañana. Lo quinto que tiene que tener claro es, que usted tiene mayoría absoluta para gobernar, por tanto gobierne sin pretender buscar la aquiescencia de unos gobiernos autónomos que, gratis, no le darán ni los buenos días.
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De poco le serviría al pueblo, sufrir las consecuencias de la terrible situación actual si, tras las próximas elecciones, usted consigue que vuelvan al gobierno las actuaciones que llevaron a España a la bancarrota. Por tanto, el sexto argumento a tener en cuenta, es que el cambio estructural iniciado debe terminarse, no dejarse a medias,  debiendo acabarse ese mensaje, que solo es, recurso de perdedores, de: --pensamos en lo que hay que hacer y no en ganar las próximas elecciones--. La responsabilidad del cambio debe llegar hasta el final de la obra.
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Con el soporte jurídico legal actual, no se puede terminar con la avidez de los gobiernos autonómicos,  los vicios, y el enorme gasto, que conllevan, por lo que urge una reforma constitucional, reforma que solo puede hacerse con el apoyo del pueblo. Para reformar el Título VIII de la Constitución, --De la Organización Territorial del Estado--, se necesitan, tres quintos de ambas cámaras. Para conseguirlo y, en séptimo, lugar urge la reforma de la Ley Orgánica General Electoral, reduciendo el número de diputados en el Congreso al mínimo constitucional, --300--, para aminorar el número de senadores, es necesario reformar el Artículo 69 de la Constitución. Y ya puestos en la reforma de la Ley Electoral, yo sugeriría, si se me permite el atrevimiento, que para las elección al Congreso de los Diputados la circunscripción electoral fuese única, es decir, “circunscripción única para todo el España”, eliminando las circunscripciones provinciales.
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Otra cuestión a tener presente, recordando el artículo 2 de la Constitución de 1812, es que: --La Nación Española es libre e independiente, y no es, ni puede ser patrimonio de ninguna familia, ni persona— (sic) ¡Que así sea!
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Los intereses de los españoles, están por encima de los intereses de la casta nacionalista, de los financieros y de las petroleras, recuerde a James Freeman Clarke, cuando dijo: --Un político piensa en las próximas elecciones, un estadista en las próximas generaciones--.  ¿Usted como qué quiere que le recuerden? Concluya qué es lo que tiene que hacerse y hágalo. Pero para lograrlo: --¿cree usted que su actual gobierno es el mejor de los posibles?--. Si pide mi opinión, tendré que responderle: --No, su gobierno es manifiestamente mejorable--. En octavo lugar, reestructure al gobierno y ponga a los mejores posibles, estén donde estén. Cuando, por ejemplo, la Delegada del Gobierno en Madrid, o el Director General de la Policía, han demostrado ser mucho mejores que el Ministro del Interior, indica que su primera elección no fue la más acertada. Y ahora que lo sabe, urge rectificar.
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Y en noveno lugar, y no por ello menos importante, la Justicia, tiene que devolver la confianza al pueblo en la Justicia, que tiene que volver a ser “igual para todos”, sean ministros, duquesas, consejeros de cajas de ahorro, Molt Honorable Senyor (que se jacta de incumplir las sentencias del Tribunal Supremo), expresidentes autonómicos, etc. Si es verdad que hicieron todo lo que usted dice que hicieron ¿qué hace el Fiscal General del Estado que no está denunciando ante los tribunales todos esos ejemplos de mal gobierno? Procúrese la confianza que ahora no tiene, haciendo lo que el pueblo espera que se haga.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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