sábado, 21 de julio de 2012

De bien nacidos es ser agradecidos


 *Por Ángel Rico
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Hoy les hablaré de “Gómez”, un contribuyente autónomo con el que coincido tomando café algunas mañanas. Ayer, día 20, era el último día para hacer efectivo el pago correspondiente al IVA y a las retenciones por IRPF del trimestre anterior. Como todos los trimestres, “Gómez”, tenía planificado personarse, a última hora de la mañana, en su entidad bancaria habitual, para cumplir con las obligaciones tributarias. El resto de la mañana las dedicó a tratar gestiones relacionadas con su actividad profesional, atendiendo a clientes, proveedores, etc. Conforme a lo previsto cogió su automóvil para desplazarse al banco con el que habitualmente trabaja y, en mitad del camino, se encontró con un grupo de funcionarios que cortaban la vía por la que iba “Gómez” reteniéndole en un atasco formado por el corte de los empleados públicos. “Gómez“ miraba el reloj, esperando que la paralización del tráfico se reestableciese pronto, porque en caso contrario no llegaría a tiempo para ingresar los tributos.
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Los funcionarios gritaban, hacían sonar sus pitos y agitaban sus pancartas, que indicaban su oposición a cobrar solo trece (13) y no catorce pagas este año. Mientras tanto “Gómez” miraba y volvía a mirar su reloj, cada vez con más inquietud. En una ocasión trató de negociar con los funcionarios que cortaban el tráfico, para que continuasen con la protesta en las aceras de la calle, permitiendo la circulación, obteniendo como respuesta: --Cortamos la calle porque estamos defendiendo nuestros derechos--. “Gómez” volvió a su automóvil y cuando el reloj indicó que no llegaría a tiempo de pagar unos impuestos que –principalmente—servirían para que los funcionarios pudiesen cobrar este año trece (13) pagas, de lo más profundo de su alma le salió un: --¡Que—se-jó-dan!
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“Gómez” tendrá que proceder al pago de impuestos el próximo lunes, sufriendo la penalización económica establecida por el retraso en el pago de impuestos. Y la clase compuesta por los empleados públicos tendrá un simpatizante menos.
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Muchos coincidimos en que antes que recortar el salario de los funcionarios o subir la parte correspondiente al pago de los medicamentos, habría otras muchas alternativas menos sociales –por tanto más políticas y por ello intocables— por lo que esta clase (tal como están las cosas) privilegiada quiera darle al gobierno una patada, pero utilizando el trasero de los contribuyentes es injusto y estúpido a la vez.
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Los funcionarios que respondieron a “Gómez” que --cortaban la calle porque defendían sus derechos--, deben ser conocedores que “Gómez” tiene, sin cobrar varias facturas correspondiente a servicios realizados al gobierno autónomo, porque al no haber dinero para todas las obligaciones, el gobierno decidió que el dinero que hay se dedique a pagar las mensualidades de los funcionarios, antes que a pagar las facturas que se deben, entre otros, a “Gómez”. Lo que demuestra un favoritismo de clase, que deja a los contribuyentes en el último lugar.
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Si los “Gómez”, los “López”, los “Rodríguez”, los “Jiménez”, etc., como protesta, dejasen de pagar sus impuestos durante seis meses, el 25% de los funcionarios deberían ser despedidos. Y daría igual que hubiesen aprobado una, dos o tres oposiciones, si no hay dinero no se les podrá pagar, y si no se les puede pagar, aunque jodan a “Gómez” con sus cortes de vías públicas, no habrá dinero para cobrar ni trece (13) ni diez mensualidades.
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Llegados a este punto, mostrar algo de gratitud de los privilegiados funcionarios a los contribuyentes, no estaría mal. Porque mantenerse en la actual miopía es jugar a la ruleta rusa, para acabar como en Grecia y Portugal, despertándose un lunes un funcionario siendo uno del 20% de los empleados públicos puestos en la calle. En Grecia no se podía hacer y se hizo. En Portugal no se podía hacer y se hizo. Y en España no se puede hacer y como el personal siga sin querer ver lo que pasa, se acabará haciendo.
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Por tanto los funcionarios deben sumar sus voces a quienes proponemos otras alternativas de recortes menos injustas, y que en una España en bancarrota pasa por eliminar totalmente las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y patronal, además de recortar a la mitad la estructura de las comunidades autónomas. Obviamente estas propuestas van ligadas a que quienes cobraban unos suculentos sueldos, por ser parte de la innecesaria estructura de las entidades mencionadas, sean despedidos. Lo que, previsiblemente, supondrá su oposición y protesta.
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Las voces de los que ahora protestan las echamos de menos cuando, en el pasado, denunciábamos que --manteniendo tantos privilegios y gastos improductivos, se llegaría a la actual situación--. El insultante silencio de entonces, se vuelve en contra de los, ahora, vociferantes. Porque lo que nadie puede poner en duda, es que con la suma de la totalidad de lo recaudado por IVA más IRPF no hay suficiente para pagar las nóminas de la totalidad de funcionarios de la estructura del Estado español. En ese caso ¿Qué hacemos, subir los impuestos o bajar las necesidades salariales? –Yo abogo por lo segundo.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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