domingo, 29 de julio de 2012

Maltrato político


*Por Ángel Rico
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Desgraciadamente cada semana las noticias nos informan de casos de maltrato en el seno familiar, donde: --un varón, con algún tipo de complejo, maltrata a su mujer, mediante una sucesión de insultos, humillaciones, ofensas, amenazas, vejaciones, bravatas, provocaciones y golpeos. Varón que cuando les vienen las hambres, utiliza a esa mujer como cocinera, camarera y objeto de sus desahogos primitivos, para seguir con la dinámica habitual hasta que cuando la oxitocina o los complejos se desbocan, o ambas cosas a la vez, el acomplejado varón amenazador y vejador acaba matando a la mujer--. La noticia acaba informándonos, sobre si la fallecida había, o no, presentado denuncias de malos tratos, y reiterando la generalización de que, las actitudes violentas manifestadas en la edad adulta se originan en el seno familiar, por lo general durante los primeros años de vida. Finalizando la noticia con la recomendación de que este tipo de actuaciones no se permitan nunca,  que deben denunciarse y acabarse, nada más se inicien, bajo el título, a mi juicio equivocado de: --Violencia de género.
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Mutatis mutandis, nos encontramos con casos de actitudes similares de “violencia” en la política nacional, con ejemplos concretos como, las actuaciones de los gobernantes de Cataluña, en relación a España, donde: -- se maltrata a España, mediante una sucesión de insultos, humillaciones, ofensas, amenazas, vejaciones, bravatas  y provocaciones. Y cuando no tienen dinero para seguir pagando sus vicios, recurren a España para que les aporte el dinero necesario para que continúe su fiesta. Eso sí, en ningún momento cesan los desplantes, incluso, cuando alargan la mano para que les proporcionemos, de la caja común,  lo que ellos necesitan.
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Desde el gobierno catalán se utilizan distintos subterfugios, como el “pacto fiscal” para no admitir que, en el fondo, lo que quieren es un trato especial con relación al resto de los ciudadanos, que les hagan más ricos, más altos, más guapos y más diferentes. Como lo demuestra cuando el consejero de Economía del gobierno catalán, Andreu Mas-Colell, dijo en la BBC: -- "La situación actual es que Cataluña no dispone de otro banco que el Gobierno español, somos contribuyentes en España y es normal que recurramos a los servicios bancarios del Tesoro español porque tenemos que gestionar nuestra deuda y porque tenemos un objetivo presupuestario — (sic)
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El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha asegurado que: --el pacto fiscal es necesario e imprescindible pese al actual contexto económico en el que en los mercados "no hay una mirada de complicidad sino de desconfianza" hacia España--. Falacia que es un claro insulto para el resto de contribuyentes españoles. Lo que quiere Mas, es que los catalanes no contribuyan  a la misma Hacienda Pública en la que lo hacen los contribuyentes de Ciudad Real, Almería o Peralejos de las Truchas. La Ley dice que todos los españoles, independientemente de donde vivamos, tenemos que contribuir en igual medida. La Ley habla de ciudadanos, nunca de territorios.
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Un servidor de ustedes podría, hipotéticamente, argumentar: --que si las distintas entidades bancarias situadas entre mi domicilio y mi trabajo, me dejasen robarles cada semana el dinero que necesito, no tendría necesidad de trabajar--. Pues bien, lo que quiere el gobierno de Cataluña es algo similar a mí, hipotética, petición de vista gorda de las entidades bancarias situadas a mi paso.
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La justicia de trato que esgrime Artur Mas, mediante el sofisma del “pacto fiscal” para su gobierno, sería una injusticia de trato hacia el resto de ciudadanos del territorio nacional. Y parafraseando al nacional separatista --“ahora o nunca”— este es el momento que desde el gobierno de España se marquen  las líneas de la igualdad ante la Ley, de los ciudadanos, de los territorios y de los gobiernos. La catadura del personal queda de manifiesto al asegurar:  --que no permitirá una intervención política de la Generalitat "bajo ningún concepto"--, pero sin renunciar a acogerse al fondo de liquidez autonómico. La pela es la pela.
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Si se considera inadmisible por la sociedad, el argumento justificativo del maltratador de: --la maté porque era mía--, igualmente debe considerarse inadmisible el argumento humillante, ofensivo e insultante de los gobernantes de Cataluña, que quieren, mediante la retórica del –trato justo--,  disponer de más dinero de la Hacienda común. Ambos planteamientos muestran a un maltratador, a quienes hay que hacerles ver la Ley y, en su caso, las paredes de la prisión.
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La disgregación del Estado, no es la solución para salir de la crisis en que nos encontramos. En esta situación, o remamos todos en la misma dirección, o nos hundiremos todos.  Pero el planteamiento de que a unos nos toque remar, mientras que en el bar de este barco a la deriva, el gobierno de Cataluña pida “otra” ración de gambas, pensando que la cuenta la tendremos que pagar, los que estamos remando, es totalmente injusto, y  es la prueba más evidente de que un maltratador es un maltratador, ya sea en el seno familiar, o en la política nacional separatista.
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O como diría Román Paladino, “un hijo de puta, es un hijo de puta” (un fill de puta, és un fill de puta) en los arrabales de Sevilla o en la Plaça de Sant Jaime, en Barcelona. (Perdón, es un decir)
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Para que los jóvenes de hoy no sean los maltratadores de mañana, hay que mostrarles hoy la Ley, para que tengan claro que no se pueden traspasar las fronteras de la libertad, de la igualdad y del respeto a los demás, Para que lleguen a ser ciudadanos, hay que enseñarles con toda claridad que la sociedad no admite, ni admitirá, ningún maltrato ni desigualdad. Ahora que la teoría parece estar clara, veamos qué hace Rajoy en la práctica política.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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