domingo, 28 de julio de 2013

A pesar de no creerlo, está ocurriendo

*Por Ángel Rico
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Anoche, en el sopor de una programación televisiva, añeja y de tercera mano, estuve zapeando hasta llegar a un canal de televisión donde estaban debatiendo sobre la leyenda urbana del “Pacto de París”:  --reunión ad hoc, entre Rajoy, Juan Luís Cebríán y Felipe González; aprovechando el acto organizado por el Instituto Berggruen; y en el que, presuntamente, se acordó que desde las estructuras del Estado se impediría juzgar los casos de corrupción de los diferentes partidos políticos--. Hoy por ti, mañana por mí, así debió concluir acuerdo, incluso alguien pensaría: -- Presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad--.
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Entre los tertulianos del programa de televisión, había abogados, periodistas y una política del actual partido mayoritario; unos relataban la coincidencia de que políticos como --Blanco, Matas y Barcina--, hubiesen sido, en los últimos días, –eximidos— por el Tribunal Supremo de sus culpas; previendo los tertulianos que: --tras el almuerzo mantenido en Sevilla, el jueves 23 de mayo, en el Palacio de San Telmo, entre el Presidente Griñán, el Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner, entre otros— ocurrirá lo mismo en el caso de los EREs de Andalucía y Griñán. El Tribunal Supremo, le eximiría de responsabilidad en el mayor robo organizado por el gobierno de los últimos tiempos. La diputada que participaba en la tertulia, repetía: --“me niego a creer que eso esté ocurriendo”, “me niego a creerlo”--.
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A mi juicio, lo procedente es que la diputada del partido mayoritario, hubiese esgrimido lo que la Constitución –teóricamente— garantiza respecto a los principios esenciales necesarios para el correcto funcionamiento del Poder Judicial, a saber: --imparcialidad, independencia, inamovilidad, responsabilidad y legalidad—Y que, ella, como política en activo debería dar fe de que esos principios se cumplen en España en la actualidad. Porque desde su propia responsabilidad constitucional, al ser miembro de las Cortes Generales y, de acuerdo con el artículo 66 de la Constitución,  representa al Pueblo español y no está ligada por mandato imperativo. En lugar de hacer una defensa de lo que “debiera ser”, esta política repetía y repetía, como argumento político, “me niego a creer”, “me niego a creerlo”.
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Lo ocurrido en este caso, es el reflejo de lo que está acaeciendo en España, cuando la realidad se le muestra a la “casta” política, si esta –la realidad—no le gusta a los políticos, se niegan a creerla, no la admiten, pasan página y a otra cosa.
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Negarse a creer, por ejemplo, en la Ley de la gravedad de Newton, no significa que situados bajo un balcón, y al desprenderse una maceta, esta -la maceta-, no caiga sobre la cabeza del incrédulo. O, no creer en el Principio de Arquímedes, no supondrá que, al sumergirse, el incrédulo, en un fluido, no recibirá un empuje hacia arriba igual al peso del fluido desalojado. Lo mismo ocurre en política: --que los políticos se nieguen a creer en un hecho, no significa que ese hecho no esté ocurriendo--, por muchas veces que repitan “me niego a creerlo, me niego a creerlo”.
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En la política actual, como en la película Casablanca, se repiten con frecuencia, entre los protagonistas del momento,  la frase del prefecto de policía, Capitán Louis Renault, a Rick: --Es usted la única persona en Casablanca que tiene menos escrúpulos que yo--. Porque se crea o no se crea, lo que está ocurriendo, ¡está ocurriendo! aunque los políticos se empeñen en “no querer creerse lo que ven” y si no creen lo que está ocurriendo ¿cómo van a poner remedio?
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Los clásicos nos enseñaron que: --el silencio es el mayor cómplice de la corrupción, quien la oculta, al final de cuentas, se termina convirtiendo en cómplice—  y eso está ocurriendo hoy con políticos, periodistas, empresarios y jueces, que –sabiendo la verdad, la ocultan--. Existiendo lo que dijo Víctor Hugo: --Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa--.
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Y en  esta realidad, manifiestamente mejorable, es en la que la sociedad se mueve cada día, dedicando una gran parte de su tiempo a no ensuciarse con la porquería colindante, lo que me hace recordar aquella frase de Reagan: ---“La política es la segunda profesión más antigua de la historia. A veces creo que se parece mucho a la primera”—
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Los datos generales, inducen a pensar que: --hay una estructura política establecida, para mantener adormecida a la sociedad, respecto a lo económico, a los principios, al concepto de Estado, de Nación, de Verdad, de Ley y de Justicia--, gobierne quien gobierne. ¡Hoy por ti, mañana por mí!
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Por eso yo sugiero a los políticos y a los ciudadanos, que son momentos de recordar a Séneca: --“Soy amigo del César, pero soy más amigo de la verdad”--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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