*Por Ángel Rico
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El
ejemplo que han dado los ciudadanos civiles de Santiago de Compostela a muchos, compatriotas, nos llena de orgullo
por ser de los españoles, que han mamado ese “algo”, que hace que los
ciudadanos de Angrois (barrio de Santiago) se pusiesen a hacer, lo que
tenían que hacer, para ayudar a los heridos del tremendo accidente del tren Madrid-Santiago-Ferrol, sin que nadie
lo ordenase. Para salvar las vidas de los accidentados que se encontraban entre
los retorcidos amasijos de los restos del convoy, había que hacer algo y,
ellos, lo hicieron. Ahí quedarán las imágenes de la solidaridad del Pueblo frente a la tragedia, para
ejemplo y enseñanza de nuestros hijos.
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Es
notable la diferencia entre los ciudadanos “civiles” y la “casta” política; los
primeros, cuando tienen que hacer algo, --se ponen y lo hacen--; los segundos,
--empiezan anunciando lo que harán; después, que se acerca el momento de
hacerlo; mas tarde que lo están haciendo en ese mismo momento; recordándonos
posteriormente, hasta la nausea, lo que hicieron--. En el primer caso, el
resultado se puede apreciar en el mismo momento. En el caso de los políticos,
en la mayoría de las ocasiones, el resultado no es percibido por la ciudadanía,
--por no existir-- aunque la “casta” se empeñe en gritarnos que: --la luz al
final del túnel se puede apreciar-- ¿Es que, no lo veis? Nos preguntan con
fastidio.
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Lo
que nos lleva a recordar lo que dijo, Dwigt
W.Morrow: --“Si un partido político
se atribuye el mérito de la lluvia, no debe extrañarse de que sus adversarios
le hagan culpable de la sequía”—Y esta máxima puede ser aplicada, mutatis mutandis, a las cifras del
desempleo. Le contaré a usted, respetado lector que, días atrás, en una reunión
con trabajadores autónomos convocada por CONAE
de Castilla-La Mancha, alguien
comentó que, --en el encuentro periodístico del diario La Razón ,
la Presidenta Cospedal
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En
la vida, las evidencias se empeñan en hacernos ver lo larga que es la sombra de
nuestros hechos o de nuestras omisiones. Hoy se han hecho públicos los datos de
la Encuesta
de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año 2013, que indican
que: --En España hay 225.200 parados
menos que en el trimestre anterior—, lo que es una noticia excelente, que no
nos debe hacer olvidar que, aún así, tenemos el 26,26 por ciento de parados. El país con más desempleados de la Unión Europea.
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Y
si centramos la atención a los datos de Castilla-La
Mancha, estos –los datos-- nos indican que: --El porcentaje de desempleados
es el 30,29 por ciento, y aun siendo
verdad, como dijo Cospedal, --que
hay 20.000 parados menos que hace siete meses— también es verdad que la EPA
indica que hay 69.100 parados más que cuando Cospedal fue elegida Presidenta
del Gobierno de Castilla-La Mancha (ver EPA-2-2011). Y si hay que atribuir
cómo éxito de Cospedal que haya
menos parados que hace siete meses ¿A quién hay que atribuirle la
responsabilidad de que haya 69.100 parados más que cuando empezó a gobernar?
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Llegados
a este punto hay que preguntarse: --¿Dónde hay más lealtad, frente a Castilla-La Mancha, en “no hablar, no
oír, no ver” la realidad, o en insistir que hay que cambiar el rumbo del
gobierno de forma inmediata, para evitar el descarrilamiento de la gestión?
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Si
se diese el caso que: --al final de la actual legislatura, el número de parados
en Castilla-La Mancha, fuese similar
al existente al inicio de la misma— alguien podría comentar que “para este
resultado no hacían falta alforjas”.
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Lo
que vuelve a evidenciar el contraste entre la ciudadanía y la “casta” política;
para los primeros lo importante es, hacer lo que hay que hacer, para obtener
resultados derivados de los hechos; y para los políticos, lo imperante son las
excusas, las justificaciones, el túnel y la, hipotética, luz al final del
mismo. El “hoy no hay resultados, mañana sí”. Olvidándose cambiar el mensaje,
por lo que al día siguiente nos volvemos a encontrar con la misma cantinela
“hoy no hay resultados, mañana sí”. Y así, soberbia a soberbia; arrogancia a
arrogancia, con una evidente falta de empatía hacía los ciudadanos, con el
objetivo de llegar –como sea—hasta la siguiente composición de las listas
electorales, donde ya es igual ser del partido político que apoya al gobierno, o
del partido político de la oposición.
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Esta
realidad, me han hecho recordar, el Cantar
del Mío Cid, cuando el Cid entra
en Burgos:
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Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entro.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuantos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
“¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!”
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA&GEA
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