lunes, 29 de julio de 2013

Si no pensáis en el futuro, nunca lo tendréis

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que en aquella época de mi vida cuando participaba semanalmente en los Comités Consultivos de la Comisión Europea, hubo una ocasión, a primeros de los años noventa del siglo pasado,  que encontrándome en Bruselas, me cambiaron los planes oficiales debiendo regresar ese día a Madrid. Una vez en el aeropuerto belga para tratar de encontrar un billete cualquiera que me permitiese regresar ese mismo día a Madrid, me encontré que no era posible. Todos los vuelos Bruselas-Madrid estaban completos para ese día. ¡Imposible regresar por la vía habitual! En la desesperada insistencia, en la oficina de Iberia coincidimos, con el mismo objetivo, otro pasajero y un servidor, por lo que la encargada de atención a pasajeros con circunstancias similares de la línea aérea, tras mirarnos de forma misericorde, después de analizar su pantalla de ordenador,  sugirió una posibilidad: --volar de Bruselas a Ginebra y desde allí a Madrid--, el viaje duraría más de lo habitual, pero sería posible estar en Madrid al inicio de esa misma noche. Ambos pasajeros nos miramos de forma cómplice, y aceptamos la ruta sugerida para regresar a Madrid.
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Durante aquel viaje, mi patriarcal acompañante, entre otras cosas, me comentó su preocupación porque: --dos años atrás su hijo se había hecho cargo de la responsabilidad de dirigir la empresa familiar que, mi acompañante había conseguido con duro esfuerzo de años hacer grande, llegando a ser una de las más importantes del momento en su sector--, con tristeza y, tal vez influido por la complicidad de un viaje en avión por media Europa, mi acompañante comentó con una notable congoja que: --su hijo, desde que fue nombrado consejero delegado de la empresa, dedicaba todo su tiempo a viajar a las distintas delegaciones para, hacerse presente, y que los trabajadores, en general, y los directivos en particular, le aceptasen como el “gran jefe”. Sin dedicar tiempo a fijar objetivos, ni productos nuevos, para el futuro inmediato de la empresa. Dejando hacer a los distintos responsables de área, sin preocuparse si los materiales que se compraban para fabricar los distintos componentes, se adquirían a precios excesivamente caros o demasiado baratos; que en ambos casos, repercutirían de forma negativa en  los resultados finales. El  novel consejero delegado, absorbía como una esponja los datos facilitados por los responsables de área, para luego repetirlos como un papagayo en discursos sin alma. No sabe, --decía el padre--, si las peroratas que repite como consejero delegado, son aceptables o no para los objetivos  estratégicos de la empresa, simplemente habla y espera que las hadas decidan la realidad de cada siguiente día.
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Al llegar, por fin,  a la hora prevista a Madrid, me despedí de mi acompañante, y después de aquella fecha, seguí con respetuoso interés el quehacer corporativo de aquella importante empresa familiar. Comprobando con tristeza, que acabó siendo pasto de concurso de acreedores, de la administración concursal, finalmente liquidación y  su desaparición.
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Usted, respetado lector, se estará preguntando --¿A qué viene relatar esta historia antigua? Por lo que tengo que responderle que: --al observar las actuaciones y declaraciones de Cospedal en relación a los nimios resultados objetivos de su gobierno, me viene a la mente, el relato de aquel patriarca empresarial, previendo lo que podría ocurrir con la importante empresa familiar.  Cuando escucho discursos defendiendo posturas políticas, claramente pasadas de época, me vienen a la mente las palabras de aquel patriarca empresarial, cuando decía que: --aquellos discursos sin alma, repitiendo lo dicho, previamente, por un responsable de área, dejando claro no saber si el coste de las materias primas es, o no, el adecuado--.
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Desgraciadamente, hay demasiadas similitudes entre lo ocurrido con aquella importante empresa que, tanto se vino a menos, que desapareció, con la realidad gubernamental en materia agroindustrial, en el Gobierno de Castilla-La Mancha. Y no haga caso, respetado lector, de de mis palabras, ni de mis opiniones, analice los datos objetivos de empleo, de PIB regional, y de proyectos a corto y medio plazo y, posteriormente, saque sus propias conclusiones, yo coincidiré con ellas.
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Y llegados a este punto, surge la pregunta: --¿Dónde colocarse, a favor del sistema, ó a favor de la lealtad?  Yo prefiero estar con la lealtad, y por tanto debo comentar que: --si, el PP gobierna en Castilla-La Mancha, al haber obtenido el 49,20 por ciento (564.335) del total de votos emitidos, es de prever que de los 62.000 nuevos desempleados desde que Cospedal llegó al Gobierno, el 49,20 por ciento habrían sido votantes del PP (30.504) y que en caso de celebrarse elecciones autonómicas hoy, no estarían a favor de votar al partido que, por acción o por omisión, les llevó al paro. Tampoco estarían por la labor de votar al PP, quienes no le votaron en la ocasión anterior, ni quienes entonces estaban en paro y hoy, siguen sin trabajo, luego entonces ¿quién votará ahora al PP? Y lo más importante ¿con el número de votos objetivos que recibirá el PP, se podrá mantener el gobierno?
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Con las respuestas lógicas que correspondan, una estrategia política realista, haría que María Dolores Cospedal, renovase de forma inmediata su gobierno para, al menos, volver a disponer del “beneficio de la duda”. Enrocarse en el actual gobierno, es una confesión de parte de, estar conforme con los datos que este gobierno produce. Lo que me hace volver a recordar el caso de aquel nuevo consejero delegado, que dejando hacer a los responsables de área, llevó a la importante empresa familiar a la ruina, la desaparición y el olvido. John Gasworthy, dijo: --Si no pensáis en el futuro, nunca lo tendréis--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA & GEA

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