sábado, 6 de julio de 2013

Sobre la Libertad en Egipto

*Por Ángel Rico
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Las autocitas no son elegantes, --lo sé--, pero dadas las circunstancias tengo que recordar que, el 11 de febrero de 2011, escribí un “Off the record” que titulé –“La equívoca revolución de Egipto”--, y el 4 de diciembre de ese mismo año, volví a insistir en el asunto, titulando: --“En Egipto, a más Alá menos democracia”— donde señalaba que, allí, ocurriría lo que, desgraciadamente, está ocurriendo. Prever los acontecimientos en Egipto con dos años de anticipación, no es el resultado de una facultad adivinatoria sobrenatural, sino que se corresponde con conocer lo que decían los clásicos: --En el Islamismo, lo que es previsible que ocurra, acabará ocurriendo--.
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El “buenismo” occidental, caracterizado en creer que: –en política internacional-- basta con desear un acontecimiento, para que ese acontecimiento ocurra, es un error. Los máximos artífices de este “buenismo” equivocado son el Presidente Obama y Catherine Ashton, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidenta de la Comisión Europea, como en su momento lo fue Zapatero, con su “Alianza de Civilizaciones”.  En estos casos concretos, y en todos los demás casos de “buenismo” se repite el mismo hecho innegable: --no han leído el (sagrado) C’orán, ni la Sharía (camino recto)-- y por ello, desconocen lo que siempre acaba ocurriendo en aquellos territorios donde los imanes dirigen la vida de la colectividad; desde la actividad política, los libros que se pueden o no leer, la  propiedad, la familia, regula la poligamia, e incluso fijan --como debe golpear correctamente  el marido a la mujer--.
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En aquellos países donde predomina: --la falta de educación, la capacidad del libre albedrío, y los Derechos del Hombre (y en especial de la mujer) brillan por su ausencia— la creencia de que la Democracia, como la entendemos en Occidente, será la solución a los problemas es, permítaseme la licencia, --salir de Guatemala, para meternos en guatepeor--.  Por tanto defender la dictadura islamista, es tan aceptable (o inaceptable) como admitir la dictadura militar. En ambos casos los ciudadanos normales carecen de Libertad. Y llegados a este punto, surge la pregunta: --¿Qué quieren los egipcios, Libertad o Seguridad? Benjamin Franklin, dijo: -- “Aquellos que cederían la Libertad esencial para adquirir una pequeña  seguridad temporal, no merecen ni Libertad ni seguridad”--
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En su gran mayoría los ciudadanos –en cualquier parte del mundo--  buscan siempre la Libertad, y cuando, con  el voto de una mayoría poco ilustrada, le traspasan el poder a quienes acaban con la Libertad de los votantes, es lícito aceptar que ese pueblo se rebele para recuperar algo más de Libertad. La época cuando más Libertad han tenido los egipcios fue con Hosni Mubarak, que desde octubre de 1981, hasta febrero de 2011, impuso en Egipto una “dictablanda” militar. Una “dictablanda” donde  hubo más Libertad que con la dictadura religiosa de los Hermanos Musulmanes, representados por Mursi. –“El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión”—dijo, Edmund Burke, y así es en Egipto, en Libia, en Siria, en Túnez  y en Afganistán,
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Esa realidad debería hacer pensar a los poco ilustrados representantes de los Asuntos Exteriores de la Unión Europea, al aprobar: --entregar armas a la oposición siria— porque “los rebeldes sirios” no forman parte de una asociación filantrópica que buscan –paz y amor--, sino que hay una gran similitud con los objetivos, directrices y liderazgo de los Hermanos Musulmanes. Pudiendo llegarse, en Siria y Libia, a una repetición de lo que está ocurriendo en Egipto. Las consignas de “los rebeldes” sirios coinciden en sujeto, verbo y predicado, con los lemas de los Hermanos Musulmanes que reivindican que los militares les devuelvan el poder en Egipto.
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Quiero dejar claro que, un servidor de usted, respetado lector, no defiende el golpe de Estado en Egipto, como tampoco defiendo al sátrapa, Bashar  Al Assad, en Siria; ni la opresión a los ciudadanos en Libia, pero ante –lo malo o lo peor—me quedaré con aquellos supuestos donde los ciudadanos puedan tener algo más de Libertad. Y se mire, por donde se mire: --El C’ran y la Sharía, son radicalmente opuestos a la Libertad, al libre albedrío y a la capacidad de estudiar--.
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Por todo ello, Occidente, deberá exigir a los países con quienes haya que mantener contactos políticos que: --Apliquen los “Derechos del Hombre”, que “la mujer sea igual que hombre”, se acepte la “reciprocidad religiosa” (es decir, si en Occidente hay mezquitas, que en los países musulmanes puedan existir iglesias y sinagogas) y “reconozcan al Estado de Israel”--. Y no puede haber debilidad en la exigencia de estos principios, el grado de civilización de una sociedad se mide por el grado de libertad de la mujer.
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Voltaire, escribió:-- Convertir al hombre en  esclavo no es hacerle de mejor condición. El propio soberano carece de derecho para emplear la violencia con el fin de atraer los hombres a la religión, porque éstos deben tener libertad para elegir. El pensamiento y la Libertad no deben someterse a la autoridad, como no se someten la enfermedad ni la salud.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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