*Por Ángel Rico
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No
hace falta ser muy entendido en el Arte
de Cuchares, o tauromaquia, para
conocer el significado del término “Vergüenza
torera”. Y si hacemos un poco de memoria es posible recordar casos, donde --un
torero que no tuvo lo que hay que tener para matar al “bisho” (toro) en la plaza, pidió a un propio que allí, en la misma
plaza, le cortase la coleta, como gesto de abandonar el toreo, sencillamente
por “Vergüenza torera”--. El maestro
Mazanttini (1856-1926) preguntado
por qué dejaba el mundo del toro para dedicarse a la política, respondió: “lo
hago porque en el toro hay que tener vergüenza
torera, y antes de perderla y defraudar a los que confían en mí, prefiero
tomar otro camino”. O sea, que en el mundo del toro es necesaria cierta
dignidad y, según Mazanttini, en la
política no tanta.
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Tras
lo acordado por el Colegio de Comisarios de la Unión Europea , --al exigir
la devolución de las ayudas concedidas, del 2007 al 2011, a los astilleros
españoles, por considerarlas ilegales--, y puesto que el Comisario de la Competencia , el
español Joaquín Almunia, será
relevado como comisario en la UE , en noviembre de
2014, habría sido valorado que: --tras ese acuerdo, hubiese renunciado al cargo
de Comisario Europeo, por “Vergüenza
torera”, porque las decisiones en la
UE pueden ser,
justas o injustas, pero nunca deben ser arbitrarias--.
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Por
otra parte, aquellos políticos y civiles, que tienen hoy, argumentos para estar
enfadados con Almunia por la
cómplice actitud, que ayudó a tomar una decisión contraria a los intereses de España, y claramente arbitraria frente
a casos similares, acaecidos en Francia,
deberían ser coherentes y dirigir su enfado, en igual intensidad, hacia el Ministro de Industria, Energía y Turismo,
José Manuel Soria, porque su mediocridad, también ha formado parte de la
decisión contraria a los intereses españoles, por lo que habría que recordarle,
al todavía ministro, el significado de la frase “Vergüenza
torera”. Conjugación que podría realizar, por el asunto de la naval, por el
descontrol del sector eléctrico, por la inexistencia de proyectos industriales,
o por el encarecimiento de la energía para el transporte de mercancías por
carretera. En todos los casos este ministro, sale ante la opinión pública
haciéndonos ver que, --podría haber sido peor--. Cuando la realidad es que,
--en todos los casos, los pufos ministeriales tienen que ser pagados por las
aportaciones de los contribuyentes, y el dinero que se dedica a pagar pufos, no
se dedica al estado de bienestar, como educación, sanidad o justicia--.
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Y
dicho lo anterior, los ciudadanos tendríamos que preguntarnos: --¿si aquellos
sectores que no son viables por si mismos, y solo pueden presentar resultados
positivos tras la recepción de ayudas oficiales, deben seguir así
indefinidamente? Ya sean los “astilleros”,
el sector del “carbón” o aquellos
subsectores agrarios, que sin ayudas oficiales tendrían que cerrar, porque la
producción no se adecua a la demanda, como ocurre en el sector vitivinícola, por ejemplo.
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Son
decenas de miles de millones de euros los que cada año se aportan a sectores de
dudosa viabilidad, olvidando la ciudadanía que, esos fondos en todos los casos
salen de sus impuestos. Por ejemplo, no se tiene conciencia que cada español
(cada uno, tenga la edad que tenga) aportamos cada año 190 euros para subvencionar la agricultura española (8.700 millones
de euros) cuando en realidad quien garantiza que cada día haya comida en la
tienda de la esquina, a precios baratos y de gran calidad, –en todos los casos—
es gracias al transporte. Hoy día, quien hace posible la Seguridad Alimentaria , no son
los agricultores que producen alimentos en el pueblo de al lado, sino el
transporte que pone los alimentos a nuestro alcance a precios razonables, se
hayan producido donde se hayan producido. Siendo, una gran injusticia, que esa
realidad no tenga un reconocimiento social.
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Y
volviendo a la “Vergüenza torera”, habrá que admitir que son muchos, demasiados,
los burócratas oficiales que se mantienen en sus cargos, independientemente del
resultado de su gestión. Cuando por la indolencia de algunos cargos concretos,
ya conocidos por muchos, --por ejemplo—no se puedan sacar adelante proyectos
que, además de crear empleo, disminuir la aportación de CO2 por la actividad del transporte de mercancías por carretera,
ayudasen a la Seguridad Energética Nacional, España tenga que hacer
frente a 1.300 millones de euros,
para adquirir en el exterior derechos de emisiones de CO2. Alguien, en el Ministerio
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, también tendría que dimitir
de su cargo por “Vergüenza torera”.
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En
el día a día, tan nefastos para la
ciudadanía, son los euroburócratas que disfrutan, dificultando la actividad de los gobiernos, como ha venido
ocurriendo con Almunia frente al Gobierno de Rajoy; como quienes ocupan puestos en los distintos estamentos del Gobierno de España, o en
Consejerías y Direcciones Generales de los gobiernos autonómicos, y que la
sucesión de resultados negativos demuestran que debieron ser ya sustituidos.
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En
definitiva, de la “Vergüenza torera”,
unos carecen de ella amparándose en el escudo del –podría haber sido peor--,
pensando que el populacho todo lo perdona, y otros por pensar que –la mejor forma de no
equivocarse es no haciendo nada--, en todos estos casos, sería de esperar que. de vez en cuando. se pudiese sustituir la mediocridad y la vanidad por la vergüenza torera.
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA&GEA
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