martes, 9 de julio de 2013

No querer ver, no querer oír y no querer hablar

*Por Ángel Rico
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Uno de las principales características de la sociedad española es la miopía. En demasiadas ocasiones se imita al avestruz introduciendo la cabeza en la arena, para no ser conscientes de lo que ocurre alrededor. Y si el ciudadano, es seguidor de este o aquel partido político, además de no querer ver lo que tienen delante, harán un notable esfuerzo en negar la evidencia. –Ojos que no ven, corazón que no siente—
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Esta actitud infantil, de una gran parte de la sociedad, no impide que los acontecimientos ocurran, o dejen de ocurrir, por el mero hecho de no querer ser conscientes de ellos.
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Durante el anterior gobierno socialista, critiqué numerosas actuaciones de los responsables gubernamentales. Críticas que no fueron bien recibidas, y la inercia del poder, se escudó enviando nuestras propuestas al ostracismo y la marginación.
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Luego el gobierno cambió; se pronunciaron promesas y grandes frases, y concretamente en Castilla-La Mancha:
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--“No les vamos a defraudar”, “Dirigiré un Gobierno que se ocupe, se preocupe y resuelva los problemas reales de los ciudadanos”, “Haré de la creación de empleo y la batalla contra el paro, mi máxima prioridad en esta legislatura”, “Ser honesto es aceptar que el reconocimiento de un error es la posesión de una nueva verdad”, “Les anuncio los tres grandes objetivos de mi política económica: El primero es la creación de empleo. El segundo es la creación de empleo. Y el tercero es la creación de empleo”. “Mi Gobierno creará un marco abierto a las iniciativas de los ciudadanos, donde reinará la libertad, la confianza, la seguridad jurídica, el estímulo a la inversión y a la creación de empresas”--  (sic)
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Bonitas palabras que sembraron esperanza, en una sociedad anhelante de resultados positivos, para sí y para sus familias. Y luego llegó, la rutina y la oscura neblina, de la mediocridad política de un gobierno regional anodino, compuesto por demasiados políticos vulgares, con objetivos ramplones para sus negociados y, por tanto, con resultados triviales para la sociedad. Aquellas bonitas promesas, dieron paso a un automatismo de gobierno autocomplaciente, carente de la mínima autocrítica. Y a los hechos, y a los resultados objetivos, me remito.
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Un gobierno regional tan deficiente, necesitaba ser sometido al tamiz de la crítica neutral. Y aceptar las críticas que se le haga llegar, con lealtad y con probidad. Ante la falta de críticos, me limité a poner “negro sobre blanco” las paradojas entre lo prometido y los escasos resultados demostrados, por ese Gobierno. Es posible que, un servidor, no cumpliese a rajatabla lo que dijo, François De La Rochefoucauld: --La verdadera elocuencia consiste en decir todo lo debido y en no decir más de lo debido— En mi defensa, como atenuante diré que: --Soy manchego. Y, ser manchego infunde carácter. Un carácter que no lo induce la abogacía del Estado, ni la cátedra—Los mayores nos enseñaron la importancia de “llamar al pan, pan y al vino, vino”. Algo que, visto lo visto, no pueden entender quienes nacieron al norte o al sur de esta región natural situada en el centro de España.
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Y cuando al año de gobierno, en mis “Off the records” indiqué --que había 33.630 desempleados más que el año anterior--, no era por antipatía al Gobierno de Cospedal, era porque los datos así lo indicaban (209.103 desempleados en junio de 2011 y 242.823 en junio de 2012). Cuando a los dos años de gobierno indiqué que –había 9.596 desempleados más que el año anterior y 43.216 más que al acceder al gobierno—no era por resentimiento, sino porque era cierto, (252.409 desempleados en junio de 2013) y, a mi juicio, era necesario que el gobierno fuera consciente de la realidad, para cambiar de rumbo.
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Cada vez que –desde mi independencia-- criticaba la testarudez de los datos, los seguidores del PP, respondían con el enojo y eliminándome de su lista de conocidos. Surgiendo la pregunta: ¿Dónde está el mal, en el gobierno que ofrece unos datos negativos, o en comentar lo negativo de los datos?
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Cuando tachamos de: --anclada al Medievo las directrices de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha--, no es por falta de respeto, sino por querer para la región objetivos conseguibles, en el momento que se empiece a dedicar más tiempo a mirar al futuro, que a regodearse con el pasado.
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En cada caso, la reacción de la sociedad avestruz-ada es idéntica. Mirar para otro lugar y eliminar al mensajero. Surgiendo la pregunta: --¿Dónde hay más deslealtad, en indicar que se están cometiendo errores (para subsanarlos) o en eliminar a quienes indicamos que hay otra forma de hacer las cosas?
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Al final de cada día, --cada palo debe aguantar su vela--. Un servidor, la de soportar los comentarios poco elegantes, por parte de aquellos que no quieren someter su gestión a la fiscalización de los contribuyentes; y por otra, la de esos gestores que –si no cambian de actitud—pasarán a la Historia como responsables de que “los datos socioeconómicos sean los que son”. Porque, una vez que el corporativismo se diluya, los datos serán los que están siendo. Independientemente que una parte de la claque decida seguir –sin ver, sin oír y sin hablar--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA&GEA

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