sábado, 18 de mayo de 2013

¿Partido político o secta?


*Por Ángel Rico
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Las declaraciones de líderes políticos, en la XIX Interparlamentaria Popular, han provocado los presentes comentarios al respecto, que pretenden ser constructivos. La Secretaria General del PP, María Dolores Cospedal, utilizó la seriedad en su discurso de inauguración para parar las opiniones de los responsables regionales que se oponen al “déficit regional asimétrico” que defiende ahora el Gobierno y que supondrá, de hecho, que unos territorios se beneficien más, en detrimento de otros que tendrían que beneficiarse menos. Por tanto las palabras de que –“no es negociable apoyar al Gobierno de Rajoy”—  obligan a releer la Ley Orgánica de Partidos Políticos que en su artículo 6, dice: --Los partidos políticos se ajustarán en su organización, funcionamiento y actividad a los principios democráticos y a lo dispuesto en la Constitución y en las leyes— Por ello, la discrepancia y el debate interno es obligatorio.
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El Presidente de Extremadura, José Antonio Monago, puso los puntos sobre las ies, al manifestar que: --“la diversidad de opiniones dentro del PP en torno a los objetivos de déficit son democráticas, porque el PP es un partido político, no una secta y, por tanto, puede haber discrepancias”— (sic) Y las palabras de Cospedal deben analizarse porque “lo que no tiene que ser negociable” es avisar al Gobierno de Rajoy que si no se cambia el actual rumbo, se provocará un mal, peor que el que se pretende evitar. Por tanto, lo que no debe ser negociable es: --defender los intereses de España, antes que  los de los dirigentes de este o aquel partido político--.
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Es un hecho comentado, sotto voce, que en el seno del PP hay una especie de concurso de jaleadores, --donde unos y otros se miran de reojo para ver quién elogia y pondera más a los dirigentes del PP para, llegado el momento, que el halago y las carocas propias sean más resplandecientes que las de los demás – Tanto rendibú podría estar justificado si, además, dentro del PP existiese un, digamos, --departamento de control de calidad— que se encargase de analizar y hacer constar, para su rectificación, aquellos defectos en el funcionamiento del partido. Pero no existe tal departamento y a aquellos que, desde la lealtad, tratamos de comentar los fallos existentes, para ser reparados, se nos encasilla en el apartado de los enemigos más recalcitrantes.
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Pero sea como fuere, al final la “verdad es la verdad” y Cospedal cuando hace uso de la autoridad de su cargo y la palabra, para coartar la democracia interna, debería ser consciente, por ejemplo, que: --la comunidad autónoma que preside, --Castilla-La Mancha--, tiene un índice de desempleo superior a la media nacional; el PIB de 2012 fue el 1,61% menor que en 2011; y en los últimos datos de comercio exterior queda claro que en esta región no se exporta. Y cuándo no se exporta ¿qué es lo que queda? Los halagos, lisonjas, requiebros, piropos, lindezas a la cúpula dirigente, para que estos (la cúpula) se mantenga en la miopía y en el error, mientras que  los ciudadanos tienen que soportar los errores del gobierno miope. Es decir, Cospedal, tiene la autoridad del cargo, pero no la autoridad del ejemplo, sobre todo en lo referido a la creación de empleo. Porque este, el empleo en Castilla-La Mancha, no está, ni se le espera a corto, ni medio plazo.
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Se pronuncien los discursos políticos que se pronuncien, después de la retórica,   los ciudadanos siguen viendo que: --En España hay gobiernos que no cumplen las leyes, ni las sentencias de los tribunales, que con la mayor deslealtad posible, encabezan un movimiento secesionista; que en el seno de sus, carísimas,  embajadas por el mundo, vilipendian a España; que un representante de estos nacional separatistas, preside la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados de España; y además, reciben de la Hacienda Pública, más dinero que el resto de territorios—  Urge recortar el gasto público, adecuado la estructura del Estado.
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Los ciudadanos piensan que –la distribución de los impuestos no debe ser ordenada entre todos los territorios, sino que, debe ser justa;  que las sentencias no se invocan, se hacen cumplir; que la igualdad en los territorios no debe ser una utopía, sino un hecho tangible. ¿Hace falta recordar los territorios donde tal igualdad no existe?
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Últimamente, algunos cargos del PP han utilizado su voz para pedir que: --no se vote a aquellos partidos que no tengan democracia interna--. La propuesta está bien, surgiendo la pregunta:--¿Mas democracia interna, significa listas abiertas, y primarias? ¿Un militante, un voto? Ningún demócrata podrá estar en contra de tales propuestas; solo se opondrán los “apparátchik” que se apoyan en la estructura partidista establecida, que impide la llegada de nuevas tendencias, oponiéndose a que se aplique la democracia en los partidos políticos, donde debiera imperar la democracia.
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Dicho lo anterior, es evidente, que debe aprovecharse la actual coyuntura para mejorar la actividad política, haciéndola más democrática y más transparente; donde primen los resultados políticos, más que las letanías de adulaciones, para desempeñar un cargo de responsabilidad política. Eso es lo civilizado, no apoyar sin justificación razonable, los desvaríos gubernamentales que mantienen a la sociedad civil al borde de la asfixia, mientras la casta política gobierna de espaldas a las necesidades de los ciudadanos, con el insaciable ministro Montoro, pidiendo más y más impuestos.
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Cuando los participantes en la mencionada Interparlamentaria vuelvan a sus circunscripciones, a curar su ronquera, de tanto ¡olé, olé, olé, olé, olé! Los votantes estarán buscando a alguien, que piense más en los ciudadanos, que en la casta política imperante, para otorgarle su voto en la próxima ocasión; para que los instrumentos que se utilicen en el inmediato futuro  para hacer política sean “partidos” en lugar de “sectas”.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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