lunes, 13 de mayo de 2013

XXVI Cumbre hispano –portuguesa


*Por Ángel Rico
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Un servidor  viene defendiendo que, de cara a las negociaciones de --España-Portugal y Portugal-España-- ante las autoridades de la Unión Europea, en general y, de Alemania, Holanda y Dinamarca, en particular,  se presentasen como un conjunto que vota, defiende y apoya los mismos asuntos e intereses,  siempre en tándem. Lo que interese a Portugal, debería contar siempre con los votos de España y viceversa. En una comunidad europea de 500 millones de habitantes, la población ibérica es el 11,5% del total (57,6 millones de habitantes) lo que nos colocaría en el apartado de los países grandes y, sin lugar a dudas, Irlanda, Grecia e Italia, solicitarían formar parte de ese club político.
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Esa táctica política de una Iberia unida no se ha llegado a utilizar en el pasado, por un complejo absurdo entre vecinos, --para que el otro no se crea el “primus inter pares” o el  “secundo inter aequales”--. Ambos países entraron al mismo tiempo en la, entonces, CEE; y el análisis objetivo de España y Portugal demuestra que los intereses son similares, en agricultura, pesca, turismo, energía, comunicaciones, trabajadores,  transporte, etc., lo que es bueno para uno, lo es para el otro y lo contrario.
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Desde el Instituto Hispano Luso, seguiremos trabajando para que ese objetivo político deje de ser utópico, para convertirse en un instrumento real que favorezca a los ciudadanos de ambos países. En la conferencia de prensa tras la Cumbre se pudo ver los diferentes talantes políticos  de los dirigentes de ambos gobiernos. Passos Coelho, expone los asuntos con la perfecta utilización del sujeto, verbo y predicado. En cambio, Rajoy se envuelve y se encierra en la retórica y la facundia y los ciudadanos, nos quedamos sin saber qué es lo que hará para mejorar la situación.
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La diferencia entre la sociedad civil portuguesa y la española es que, los primeros están “troikados” y los segundos están “jodidos”. Los síntomas son parecidos,  pero los primeros saben que saldrán adelante porque los recortes se aplican a los ciudadanos y a las instituciones oficiales,  y los segundos, como el tratamiento a la enfermedad –la jodienda— solo es para los ciudadanos y no para las instituciones ni para la estructura general del Estado, pues lo tienen más difícil y costará más esfuerzo y sacrificio.
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Para estudiar la iniciativa de unidad política, es obligado señalar que, el desempleo en Portugal es “solo” el 17,5%, mientras que en España es el  26,7%, sin esperanzas de una disminución importante en lo que resta de legislatura, el Gobierno de España ha confesado que en ningún caso se disminuirá el desempleo en 10 puntos, para igualar a España en desempleo con Portugal; si hablamos de déficit público sobre el PIB, el portugués es  el 60% del que presenta España; por tanto, es de justicia concluir que: --Portugal está objetivamente mejor que España--.
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Es conocido que el mejor amigo del español no es el perro, sino el “chivo expiatorio”  y, por tanto, debemos empezar a asimilar que, como los recortes no se aplicarán en la medida que se necesita con la carísima estructura del Estado, la casta política española acabará justificando que se necesita un sacrificio adicional para “expiar” las culpas de la ciudadanía  y el gobierno, para bien general, decidirá -- subir un par de puntos el IVA--.
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Pedro Passos Coelho, decidió coger al toro de la crisis por los cuernos, subió el IVA al 23%, aprobando una normativa adicional que: --obliga a los comercios a emitir facturas, y a los consumidores a exigirlas--. Es fácil encontrar en los hipermercados a funcionarios de la Hacienda de Portugal, solicitando a los compradores que le muestren la factura de los productos comprados, que pueden verse en el carro de la compra. Si el cliente no pidió la factura, tendrá una sanción e igualmente el establecimiento vendedor. Aunque el IVA es el 23%, para los ciudadanos normales a la hora de la declaración de Hacienda (IRS) “imposto de rendimento social” la Hacienda les devuelve el 5% de todos los ivas pagados. De esta forma, tan artesanal, Portugal ha conseguido aumentar la recaudación impositiva, sobre todo en servicios de cafetería y restauración, reparaciones de automóviles y peluquería. España, en cambio, legisla a favor de  freír a impuestos a los ciudadanos normales, permitiendo los grandes defraudadores, al permitir que  utilicen las “sociedades de inversión de capital variable” (SICAV) con una tributación para las plusvalías del 1%, y si esto no fuera suficiente, se aplica una ley a medida de descarada amnistía fiscal, que beneficia a los grandes defraudadores.
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Mientras tanto hay que apoyar propuestas como “unificar los billetes de ferrocarril”, “el coste y facturación de las autopistas” o “las comunicaciones telefónicas entre ambos países”, favoreciendo las comunicaciones y los intercambios comerciales y turísticos entre ambos países. Y en una situación de crisis como la actual, Portugal necesita poder exportar con más facilidad sus productos a Europa, por lo que es imprescindible contar con la conexión de tren de alta velocidad, entre Lisboa y Mérida; esta infraestructura también facilitará el intercambio turístico entre ciudadanos de ambos países; al fin y al cabo y según la Historia del año 1500,  cuando la Península Ibérica estaba dividida entre los grandes reinos --“Granada”,  “Aragón”, “Navarra”, “Castilla” y “Portugal”--, no hay nada más parecido a un castellano, que un portugués.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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