*Por Ángel Rico
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Un servidor viene defendiendo que, de cara a las
negociaciones de --España-Portugal y Portugal-España-- ante las autoridades
de la Unión Europea , en general y, de Alemania, Holanda y Dinamarca,
en particular, se presentasen como un
conjunto que vota, defiende y apoya los mismos asuntos e intereses, siempre en tándem. Lo que interese a Portugal, debería contar siempre con
los votos de España y viceversa. En
una comunidad europea de 500 millones de habitantes, la población ibérica es el
11,5% del total (57,6 millones de
habitantes) lo que nos colocaría en el apartado de los países grandes y,
sin lugar a dudas, Irlanda, Grecia e
Italia, solicitarían formar parte de
ese club político.
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Esa táctica política de una Iberia unida no se ha llegado a utilizar en el pasado, por un
complejo absurdo entre vecinos, --para que el otro no se crea el “primus inter pares” o el “secundo inter aequales”--. Ambos países
entraron al mismo tiempo en la, entonces, CEE;
y el análisis objetivo de España y Portugal demuestra que los intereses
son similares, en agricultura, pesca, turismo, energía, comunicaciones,
trabajadores, transporte, etc., lo que
es bueno para uno, lo es para el otro y lo contrario.
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Desde el Instituto
Hispano Luso, seguiremos trabajando para que ese objetivo político deje de
ser utópico, para convertirse en un instrumento real que favorezca a los
ciudadanos de ambos países. En la conferencia de prensa tras la Cumbre se pudo ver los
diferentes talantes políticos de los
dirigentes de ambos gobiernos. Passos
Coelho, expone los asuntos con la perfecta utilización del sujeto, verbo y
predicado. En cambio, Rajoy se
envuelve y se encierra en la retórica y la facundia y los ciudadanos, nos
quedamos sin saber qué es lo que hará para mejorar la situación.
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La diferencia entre la sociedad civil portuguesa
y la española es que, los primeros están “troikados”
y los segundos están “jodidos”. Los
síntomas son parecidos, pero los
primeros saben que saldrán adelante porque los recortes se aplican a los
ciudadanos y a las instituciones oficiales,
y los segundos, como el tratamiento a la enfermedad –la jodienda— solo
es para los ciudadanos y no para las instituciones ni para la estructura
general del Estado, pues lo tienen más
difícil y costará más esfuerzo y sacrificio.
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Para estudiar la iniciativa de unidad política,
es obligado señalar que, el desempleo en Portugal
es “solo” el 17,5%, mientras que en España
es el 26,7%, sin esperanzas de una disminución
importante en lo que resta de legislatura, el Gobierno de España ha confesado que en ningún caso se disminuirá el
desempleo en 10 puntos, para igualar a España
en desempleo con Portugal; si
hablamos de déficit público sobre el PIB,
el portugués es el 60% del que presenta España; por tanto, es de justicia
concluir que: --Portugal está
objetivamente mejor que España--.
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Es conocido que el mejor amigo del español no es
el perro, sino el “chivo expiatorio” y, por tanto, debemos empezar a asimilar que,
como los recortes no se aplicarán en la medida que se necesita con la carísima
estructura del Estado, la casta
política española acabará justificando que se necesita un sacrificio adicional
para “expiar” las culpas de la ciudadanía y el gobierno, para bien general, decidirá -- subir
un par de puntos el IVA--.
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Pedro Passos
Coelho,
decidió coger al toro de la crisis por los cuernos, subió el IVA al 23%,
aprobando una normativa adicional que: --obliga a los comercios a emitir
facturas, y a los consumidores a exigirlas--. Es fácil encontrar en los
hipermercados a funcionarios de la
Hacienda de Portugal, solicitando a los compradores
que le muestren la factura de los productos comprados, que pueden verse en el
carro de la compra. Si el cliente no pidió la factura, tendrá una sanción e igualmente
el establecimiento vendedor. Aunque el IVA es el 23%, para los ciudadanos normales
a la hora de la declaración de Hacienda
(IRS) “imposto de rendimento social” la Hacienda
les devuelve el 5% de todos los ivas pagados. De esta forma, tan artesanal, Portugal ha conseguido aumentar la
recaudación impositiva, sobre todo en servicios de cafetería y restauración, reparaciones
de automóviles y peluquería. España,
en cambio, legisla a favor de freír a
impuestos a los ciudadanos normales, permitiendo los grandes defraudadores, al
permitir que utilicen las “sociedades de
inversión de capital variable” (SICAV) con una tributación para las
plusvalías del 1%, y si esto no fuera suficiente, se aplica una ley a medida de
descarada amnistía fiscal, que beneficia a los grandes defraudadores.
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Mientras tanto hay que apoyar propuestas como “unificar
los billetes de ferrocarril”, “el coste y facturación de las autopistas” o “las
comunicaciones telefónicas entre ambos países”, favoreciendo las comunicaciones
y los intercambios comerciales y turísticos entre ambos países. Y en una
situación de crisis como la actual, Portugal necesita poder exportar con más
facilidad sus productos a Europa,
por lo que es imprescindible contar con la conexión de tren de alta velocidad,
entre Lisboa y Mérida; esta infraestructura también facilitará el intercambio turístico
entre ciudadanos de ambos países; al fin y al cabo y según la Historia
del año 1500, cuando la Península Ibérica
estaba dividida entre los grandes reinos --“Granada”, “Aragón”, “Navarra”, “Castilla” y “Portugal”--,
no hay nada más parecido a un castellano, que un portugués.
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…He dicho!
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*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
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